El rotundo fracaso de Pedro Sánchez en la investidura y la
perspectiva de una coalición electoral de la izquierda radical liderada
por IU y Podemos constituyen dos elementos cruciales como para que
Susana Díaz acabe por presentarse a las primarias del PSOE que en
próximos decidirán el nombre de la persona que encabezará las listas
socialistas al Congreso de los Diputados.
Sobre todo porque el PSOE corre el riesgo histórico de convertirse en
la tercera fuerza política nacional detrás de Podemos y en la segunda
fuerza de la izquierda y si eso fuera así estaríamos ante la más grave
crisis del PSOE de difícil solución, similar a la que en Grecia hundió
no hace mucho al histórico PASOK.
Sánchez ha reconocido por fin que no está en condiciones de volver a
someterse a la investidura y así se lo ha dicho al Rey Felipe VI en esta
tercera y última ronda de consultas del monarca. La que ha concluido
sin pacto para la formación de Gobierno y que anuncia la convocatoria de
nuevas elecciones a celebrar el próximo 26 de junio. Lo que no ha
reconocido Sánchez es que nunca estuvo en condiciones de formar un
gobierno, ni ahora ni cuando se presentó el pasado 4 de marzo ante el
Congreso de los Diputados. Y excusa su fracaso culpando al PP (con el
que ni siquiera ha querido reunirse) y a Podemos a los que ha tratado
como unos meros comparsas de su pretendido paseo triunfal hacia la
Presidencia del Gobierno.
Las cosas son muchos más sencillas Sánchez nunca tuvo apoyos para
presentarse a la investidura y no debió llegar al Congreso con el solo
acuerdo de Ciudadanos, a los que ha traicionado en el rocambolesco y
último intento de Sánchez de ser investido presidente con un pacto de
última hora con Compromís con el que pedía a Ciudadanos y Podemos que le
dejaran gobernar solo en compañía de algunos independientes.
Un estrambote asombroso en línea con lo que ha sido su proceder en
estos cuatro últimos meses, lo que le conduce ahora a unas elecciones
donde el PSOE, con el liderazgo agotado de Sánchez y el empuje del pacto
electoral de Podemos con IU y las confluencias podría sufrir una severa
derrota por la derecha a manos de Mariano Rajoy y el PP, y por la
izquierda a manos de Pablo Iglesias y Podemos.
De ahí la inquietud que se vive dentro de las filas socialistas donde
se ve a Sánchez como un perdedor nato. Porque ya perdió las elecciones
generales del 20-D, fracasó en la investidura y que no logró acuerdos en
sus tres intentos de pacto: primero con C’s; luego en su pretendido
gobierno tripartito con PSOE, C’s y Podemos; y ahora con este último
intento de gobierno de izquierdas pero sin la entrada en el gobierno de
Podemos, negando el pacto ‘a la valenciana’ que le ofrecía Iglesias.
Por todo ello hay que esperar a ver que deciden los barones
regionales del PSOE y la ‘vieja guardia’ del felipismo sobre el
candidato socialista a la Moncloa en los comicios del 26-J. Que a buen
seguro no podría ser otro que Susana Díaz si es que la presidenta de la
Junta de Andalucía se atreve a dar el paso al frente a pesar de que
Felipe González le sugirió que debía de esperar a otra oportunidad. Pero
en aquel momento no existía la amenaza del pacto electoral de Podemos
con IU que pronto será una realidad.
En cuanto a Albert Rivera, Mariano Rajoy y Pablo Iglesias tenemos que
decir que el líder de C’s se equivocó, como lo acaba de comprobar, al
ir con Sánchez a la investidura del Congreso de los Diputados, mientras
que Rajoy e Iglesias parecen satisfechos con el fracaso de Sánchez quien
difícilmente sobreviviría a una segunda derrota electoral. Ahora bien,
si Susana Díaz aparece en la campaña electoral las perspectivas del PSOE
podrían cambiar y mejorar.
(*) Periodista
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