Se cree muy gracioso y muy ingenioso y no es Sancho ni Don Quijote,
ni a las alpargatas de uno o las espuelas del otro les llega como
persona y mucho menos como defensor de quienes sufren los abusos de los
más poderosos y malvados gigantones y malandrines. Pablo Iglesias no es
nada de eso y confunde su éxito, que nace de los errores de los demás,
con sus pretendidas virtudes, aunque mérito tiene por saber estar en el
lugar preciso en el momento adecuado.
Pero a este santo que pretende el ‘asalto de los cielos’ hay días en
los que levitando se le ha visto con demasiada facilidad la peana de su
clara condición de enemigo de la libertad y de la democracia, como le
ocurrió ayer en su regreso a la Universidad Complutense de Madrid.
Allí ante un público de jóvenes entregados el político/profesor se lió a garrotazos contra el periodista del diario El Mundo
Álvaro Carvajal que cubre la información de Podemos, acusándolo de
mentir para hacerse notar y promocionarse en su diario. Y tomando su
caso como ejemplo y advertencia para quienes den ‘malas noticias’ de
Podemos. Es decir, el ataque infame y amedrantador contra quien se
atreva a criticar a él y a Podemos.
Semejante diatriba provocó la indignación y marcha de los periodistas
que seguían el acto, y las risotadas y aplausos al político de su
público juvenil en contra de la libertad de expresión. Y dijo el profe:
‘A que los aplausos no salen mañana en la prensa’. Pues sí que han
salido para la vergüenza de los palmeros y para festejar que, una vez
más, y esta con la mayor contundencia, el líder de Podemos Pablo
Iglesias es enemigo declarado de las libertades y la democracia.
No es la primera vez que ataca a un periodista en lo personal pero la
saña de este caso ha sido muy especial. También dijo no hace mucho que
el poder público debe controlar los medios de comunicación y en semanas
recientes declaró -cuando pretendía ser vicepresidente del Gobierno- que
se deben que controlar a los jueces y fiscales. Lo que sumada una cosa a
la otra nos lleva a los regímenes comunistas de la vieja URSS, la Cuba
decadente o la moderna y arruinada Venezuela. Y ese y no otro es su
ideal político, el llamado ‘centralismo democrático’ o la dictadura de
rostro sonriente y aparentemente social.
Pero Iglesias esta vez se ha pasado en vísperas electorales y por eso
pide disculpas aunque el daño que ya se ha hecho a sí mismo -y no al
periodista Carvajal- es grande y no lo va a arreglar con un ‘tuit’ salvo
que regrese a la Universidad para decir a su claque: ‘Soy un perfecto
imbécil’. Lo que no hará.
En las últimas semanas, contra Errejón y Pascual y subido a lomos de
la consulta a las bases de Podemos para rechazar el pacto del PSOE y
C’s, Iglesias ha asumido todo el poder del partido, tras liquidar de un
tajo a sus adversarios internos -algo propio de comunistas- que
defendían el discurso, o el disfraz, de lo ‘transversal’ para no quedar
encajados en el solo espacio de la izquierda radical.
Pero Iglesias, que está a punto de zamparse IU con la ayuda del tonto
y presumido de Alberto Garzón, piensa que ya no necesita los votos de
los socialdemócratas y que con Podemos, las confluencias e IU tiene al
alcance de su mano el adelantamiento (sorpasso) del PSOE.
Pero ahora se acaba de salir de la curva a toda velocidad y ha vuelto
a dejar claro el fondo de su discurso contrario a: la libertad de
expresión y a la información y la crítica, a la separación de los
poderes del Estado y a la unidad de España y la soberanía nacional, con
su referéndum de autodeterminación. Como contrario es a la Unión Europea
y al vigente sistema económico y social. Y puede que incluso, visto lo
que hace en su partido, esté en contra de todo salvo de él mismo y del
culto a su personalidad.
Ahora bien, existe y ha ocupado un lugar en la vida política española
gracias a la gran bacanal del fin de régimen bipartidista de una
‘casta’ -que lo son- de gobernantes y dirigentes del PP y PSOE cuya
catadura y calidad política dejan mucho que desear. Lo acabamos de ver
en el fracaso de la investidura y pactos de gobierno. Es en este río
revuelto donde nace y crece el liderazgo de Iglesias y Podemos, ayudado
por una dolorosa crisis económica y social y el espectáculo nacional de
la corrupción.
¿Que Iglesias y Podemos se pueden acercar a la democracia aunque sea
poco a poco? Es posible, Carrillo lo hizo desde el PCE. Pero les queda
un largo camino por recorrer y rectificar como lo hicieron en muchas de
sus propuestas económicas. Porque en Podemos lo de rectificar no es de
sabios sino algo habitual. Aunque deben de empezar por la parte más
profunda de su mensaje político, la de la democracia y la libertad.
(*) Pseudónimo de un veterano y prestigioso periodista cordobés
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