miércoles, 16 de marzo de 2016

Podemos: entre un juego de locomotoras y un juego de tronos / José Oneto *

Con nocturnidad, reunido en el Congreso de los Diputados tras el Pleno del martes con el discutido Luis Alegre, su hombre de confianza en Madrid, al que han querido cargarse los partidarios de Iñigo Errejón, dimitiendo diez consejeros de la dirección autonómica madrileña, Pablo Iglesias, secretario general de Podemos, decidía cesar al número tres del partido, responsable de la organización, agradeciéndole el trabajo realizado, aunque, y todo en el mismo párrafo oficial, “los últimos acontecimientos dan muestra de una gestión deficiente”, adelantando además, que a todos los efectos, y a la espera de una nueva elección, él como secretario general, asumiría el puesto. Un capítulo más de las tensiones internas en las que vive Podemos, y que en el fondo tanto le gusta a Iglesias, por lo que pueda parecerse a su serie de culto “Juego de Tronos”.

Quienes desde Podemos han venido pregonando que por fin la gente normal se ha incorporado a la política, y ha entrado en las Instituciones, hay que decir que esa gente normal se ha comportado, con la misma lógica que los “viejos partidos“, incluso con menos democracia interna que la que existe en la “vieja política“, sin ningún tipo de debate y, además, sin posibilidad de defensa, sobre el que ha caído durante las horas que han seguido al cese, todo tipo de acusaciones (es la consigna) de “gestión deficiente”. Todo el Asamblearismo de antes, esas Asambleas de Barrios o Asambleas temáticas, han desaparecido como por arte de magia. Ni hace falta la consulta a las bases sobre qué tipo de pactos hay que hacer en estos momentos tan decisivos para este país, y mucho menos para debatir el cese de un hombre clave dentro de un partido que acaba de asumir importantes responsabilidades políticas, y que aunque esté empezando, se ha convertido en pocos meses, en el cuarto de este país.

Si además a ese hombre, responsable de la organización del partido, y del equipo de Errejón (que por cierto acaba de ganar el control de Euskadi) se le acusa de haber promovido todo el movimiento de dimisión de los miembros de la dirección de Madrid, estamos ante una lucha de poder o, ante el descubrimiento de algún tipo de “conspiración interna” que ha provocado esa decisión, tomada personalmente por Iglesias, con lo que se desvanecen todas las versiones dulcificadas que han dado hasta ahora de que, simplemente, estábamos ante una “crisis de crecimiento“ y no en un en frotamiento entre dos facciones (de eso habla Iglesias con preocupación), cuyas cabezas visibles serían Iglesias y Errejón. Una tercera facción sería la de Izquierda Anticapitalista en la que estarían la líder andaluza Teresa Rodríguez, Pablo Echenique y el eurodiputado Miguel Urbán.

La situación actual es que la rebelión ha sido por un hombre de Iglesias, Luis Alegre, que prácticamente ha desaparecido de la escena política como responsable de Madrid, y que en vez de averiguar lo que realmente pasa en Madrid, destituyen al número 3, aprovechando las crisis que existen en estos momentos en Galicia con las Mareas, en Cataluña con el partido de Colau, en Cantabria o en la Rioja, donde ha habido que montar gestoras. Todo ello precedido de una carta enviada a la militancia por Iglesias en la que, con una notable cursilería, habla de “defender la belleza” del proyecto político frente a los “sectores oligárquicos que quieren acabar con Podemos”.

Dando a entender que habría un sector dispuesto a facilitar la investidura de un Gobierno PSOE-Ciudadanos y negando la existencia de un Podemos más condescendiente, frente a un Podemos más radical. Carta contestada por el primer dimisionario de Madrid, el diputado Emilio Delgado con el consiguiente tuit: “Lo que parece evidente a estas alturas es que tenemos una idea de la responsabilidad, de la belleza, y de los cuidados, bien distinta”. 

Un tuit más en esa guerra en las redes sociales en las que Sergio Pascual se ha convertido en la principal víctima, frente al desconcierto de muchos militantes y votantes de Podemos que no saben muy bien qué es lo que está pasando y si, efectivamente en esa lucha sorda que existe, ha jugado un papel decisivo quienes piensan en el posibilismo: en la abstención por lo menos en un Gobierno presidido por Sánchez como defendería Errejón y buena parte de los suyos o en nuevas elecciones como en su fuero interno quiere Iglesias por lo que ha empezado a poner orden (su orden, claro) en el partido.

Ojo que estamos a un cuarto de hora de que empiece a circular la especie que una de esas facciones, de las que según Iglesias, tienen que cuidarse todos los militantes, ha pactado ya con el Ibex, o sea con lo que se llama ahora “sectores oligárquicos”. Para Juan Carlos Monedero, ligado, sobre todo a Iglesias y crítico con Errejón y Carolina Bescansa, probablemente el más lúcido de todos, lo que ha ocurrido es que “hemos alimentado la locomotora y sacrificado los vagones” Es decir que estamos entre un juego de locomotoras… y un Juego de Tronos.

(*) Periodista


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