martes, 29 de marzo de 2016

Sánchez e Iglesias negocian formar Gobierno mientras el PP agudiza su soledad / José Hervás *

Tras el contacto telefónico que mantuvieron el miércoles de la pasada semana Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, ambos líderes se enfrentan ahora al reto de conseguir las alianzas necesarias que les permita formar Gobierno. Pese a los buenos deseos expresados hace menos de una semana el reto parece poco menos que imposible de superar.

PSOE y Podemos emi­tieron tras la con­ver­sa­ción de sus lí­deres un co­mu­ni­cado idén­tico en el que ma­ni­fes­taban que la lla­mada había du­rado 30 mi­nutos y que se había desa­rro­llado en “un tono muy cor­dial con la plena vo­luntad de abrir un nuevo marco de diá­lo­go”. Para ser dos lí­deres tan mo­der­nos, el co­mu­ni­cado pa­rece re­dac­tado al más rancio es­tilo di­plo­má­tico de la vieja es­cuela.

La lla­mada fue ini­cia­tiva de Pedro Sánchez. Ambos están de acuerdo sobre la ne­ce­sidad de que haya un Gobierno al­ter­na­tivo a Rajoy y sus po­lí­ticas que abra la puerta a un nuevo tiempo po­lí­tico.

Hasta aquí las coin­ci­den­cias antes de que se en­cuen­tren Sánchez e Iglesias para volver ex­plorar las po­si­bi­li­dades de que su acuerdo sea su­fi­ciente para que Pedro Sánchez pueda contar con los votos ne­ce­sa­rios para formar Gobierno.

Las di­fe­ren­cias son casi in­sal­va­bles. Podemos man­tiene su oferta de un go­bierno de ‘coalición a la va­len­ciana’ con PSOE, Compromís e IU-UP, pero sin Ciudadanos, justo el par­tido con el que ha fir­mado un acuerdo para ob­tener su apoyo a la in­ves­ti­dura.

Sánchez ha re­cha­zado hasta ahora la op­ción que le plantea Pablo Iglesias porque ne­ce­si­taría el apoyo de los na­cio­na­listas de DiL y ERC, que el Comité Federal del par­tido re­chaza. También ne­ce­si­taría el apoyo del PNV cuyas con­di­ciones para dár­selo son inasu­mi­bles a día de hoy.

Pedro Sánchez afronta además di­sen­siones in­ternas en su propio par­tido. Una parte de sus lí­de­res, en es­pe­cial de Andalucía, in­siste en que se ce­lebre el Congreso en las fe­chas pre­vistas de 20, 21 y 22 de mayo.

De ser así, la prác­tica to­ta­lidad de los es­fuerzos po­lí­ticos del par­tido ten­drían que cen­trarse en el mismo. El ca­len­dario se pon­dría en marcha el 11 de abril, al abrir el plazo de pre­sen­ta­ción de pre­can­di­da­turas para li­derar el par­tido, pe­riodo que se ten­dría que ce­rrar el 14 de abril.

Los can­di­datos ten­drían entre el 15 y el 25 de abril para re­coger los avales ne­ce­sa­rios para pre­sen­tarse a la se­cre­taría ge­ne­ral. De man­te­nerse la fecha del Congreso las ne­go­cia­ciones dis­cu­rri­rían de forma si­mul­tánea a las ne­go­cia­ciones para re­solver la in­ves­ti­dura.

Demasiado com­pli­cado. Mientras desde Ferraz, ase­guran estar abiertos a aplazar el Congreso si lo piden las fe­de­ra­cio­nes, los crí­ticos ase­guran que es una res­pon­sa­bi­lidad de la di­rec­ción del par­tido y an­ti­cipan que sea cuando sea, habrá can­di­da­tura al­ter­na­tiva a la de Pedro Sánchez.

Pero por otra parte no pa­rece que el PP esté en me­jores con­di­ciones para ini­ciar unas ne­go­cia­cio­nes.

Aunque está pen­diente que el Presidente del Gobierno en fun­cio­nes, y pre­si­dente del PP, Mariano Rajoy llame pró­xi­ma­mente al líder so­cia­lista, esta se­mana debe ha­cerse más evi­dente su ais­la­miento.

Aunque llame a Pedro Sánchez, éste viene ne­gán­dose a re­unirse con él. También Alberto Rivera ha pro­puesto que antes de verse con el Presidente, los equipos de los res­pec­tivos par­tidos ne­go­cien sobre los asuntos que deban ha­blar, a lo que se niegan los po­pu­lares sin un en­cuentro previo con Rajoy.

En el Congreso de los Diputados se va a tra­mitar esta se­mana llevar al Constitucional al Gobierno por su ne­ga­tiva a com­pa­recer ante las Cámaras. La ini­cia­tiva la han fir­mado todos los gru­pos, ex­cepto ló­gi­ca­mente el PP. De apro­barse por la Mesa del Congreso este mar­tes, se de­ba­tiría en el pró­ximo pleno.

En el Senado las cosas no están me­jor. También este martes se de­bate otra ini­cia­tiva que apoya toda la Cámara menos el PP para acabar con el afo­ra­miento de dipu­tados y se­na­do­res. Propuesta que choca con la ne­ga­tiva ini­cial de los po­pu­lares y agu­diza el pro­blema de Rita Barberá en la cá­mara alta.

La ma­yoría con la que cuentan los po­pu­lares en el Senado hace im­po­sible que pros­pere la pro­puesta, pero que­dará claro que al PP le cuesta cada vez más con­se­guir alia­dos.


(*) Periodista

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