jueves, 10 de marzo de 2016

Una omisión injusta / Cartas de los Lectores

Sr. Director:

El pasado 22 de enero acompañé a mi única hija al Colegio de Médicos de la Región de Murcia con el propósito de que escuchara hablar, en un acto de homenaje y recuerdo, a algunos de los que fueron en el hospital compañeros y amigos de su padre, fallecido pocos meses antes. Yo soy la madre de Esmeralda, la hija menor del Dr. Rodríguez.

Su padre y yo mantuvimos una relación como dos personas libres y adultas; fruto de la cual nació Esmeralda, el "pequeño amor" del Dr. Rodríguez.

Inició el acto el hijo mayor, médico también, y cinco minutos después de comenzar a hablar se puede decir, según las opiniones que escuché de algunas de las personas allí presentes, con su actuación se mostró "insensible, inhumano y hasta cruel" con quien es su hermana pequeña.

Porque dijo en voz muy alta que agradecía la asistencia a todos, en su nombre y en el de sus hermanos, Pedro y Rocío, obviando expresamente nombrar a Esmeralda a quien, siendo aún una adolescente, le fue fácil herir con esta exclusión verbal en público.

Porque la ley civil española vigente deja muy claro los parentescos y porque eran conocedores de la situación casi todos de los allí presentes, el primogénito, pienso yo, hizo el ridículo mas espantoso ya que, a mi juicio, su actitud, que percibí vergonzosamente discriminatoria, machista, cobarde y arcaica, lo definió para siempre ante todo el auditorio, incluida Esmeralda, por mucho que tratase de ignorarla en un acto tan emotivo.


Catalina Hernández Marín
Murcia

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