El secretario
general del Partido Socialista, Pedro Sánchez,
reaparece en Lisboa nueve días después de su palpable ausencia de la
escena política española. Desde el polémico Comité Federal del pasado 28
de diciembre, en el que los barones de Castilla-La Mancha, Asturias,
Comunidad Valenciana, Extremadura y Andalucía le fijaron condiciones
para negociar con los partidos de izquierdas un posible acuerdo para
gobernar España, había
desaparecido por completo.
Su reaparición en la ciudad de la luz se va a convertir en un símbolo
de su lucha por la permanencia en la batalla política. Desde la
capital portuguesa donde gobierna una colación de izquierdas liderada
por el secretario general de los socialistas lusos, Antonio Costa,
tiene programado lanzar dos mensajes claros: uno al presidente en
funciones, Mariano Rajoy y, otro, a la presidenta de la comunidad
andaluza y secretaria general del PSOE de Andalucía, Susana Díaz, y a
todos los barones que tratan de retirarle de la carrera por La
Moncloa.
La respuesta a la oferta del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy,
de articular una gran colación con tres partidos, PP, PSOE y
Ciudadanos, que les permita gobernar en los próximos meses ya la ha
anticipado el portavoz socialista en el Congreso Antonio Hernando: “no
es no y es un no definitivo". En las al menos tres ocasiones que se
refirió a esta cuestión durante la rueda de prensa del pasado martes,
fue siempre rotundo: "que deje de hablar de grandes coaliciones con el
Partido Socialista porque con el PP no va a haber ni grandes
coaliciones, ni pequeñas ni mediopensionistas. No es no".
Y eso que la propuesta del presidente del Gobierno en funciones había
sido ‘generosa’. Rajoy a través de su entrevista ese mismo día en la
COPE dió un cambio radical sobre su escepticismo durante los cuatro
años de mayoría absoluta en los que ha ironizado sobre la propuesta de
reforma constitucional de los socialistas.
Este martes en cambio decía textualmente: "yo no me cierro a nada. Con
más de 200 diputados se puede hacer una reforma de consenso". Para
añadir además que “es una gran oportunidad, estaríamos obligados a
pactar y a ceder”. Y como si tuviera datos que los demás desconocemos,
el presidente del Gobierno sentenció que “a lo mejor las cosas se
resuelven antes de lo que algunos piensan”.
Pero no parece que vaya a ser el caso, al menos en los próximos días.
La visita a Portugal va a ser la primera oportunidad para conocer su
respuesta personal a la oferta del Presidente. No debe buscárselo
ningún significado especial al hecho de que ayer no asistiera a la
celebración de la Pascua Militar. No es habitual que asistan a ella
sino algunos miembros del Gobierno, la cúpula y primeros mandos
militares y algunos invitados.
Si que parece tener un significado para su propio partido el hecho de
que haya elegido Lisboa para tener su primera comparecencia tras el
movido Comité Federal y una vez que se ha conocido que la CUP ha
decidido no apoyar a Artur Mas para investirle como presidente de la
Generalitat.
Frente a las líneas rojas que le pusieron los barones, Pedro Sánchez
les responde desde Lisboa donde la izquierda ha logrado formar
gobierno pese a las zancadilla que les puso el presidente de la
república. Pese a ello, Antonio Costa, segundo en las últimas
elecciones en Portugal, ha logrado presidir el Consejo de Ministros
con una coalición de su propio partido, el Partido Socialista
Portugués con el Bloco de Esquerda, el Partido Comunista y Los Verdes.
Los barones críticos liderados por Susana Díaz no son los únicos que
dudan de Pedro Sánchez. También lo hacen personas a las que ha
confiado misiones muy especiales como fue el desalojo del anterior
equipo directivo del PSOE de Madrid, Rafael Simancas.
En un artículo en la revista Temas, editada por la Fundación Sistema,
cuyo patronato preside Alfonso Guerra, Rafael Simancas considera muy
difícil que si fracasa Rajoy en su intento de formar Gobierno, lo
pueda conseguir Pedro Sánchez.
Según Simancas, la alternativa de los partidos de izquierdas “sería
muy difícil por la multiplicidad y diversidad de las fuerzas del
cambio. Y sería imposible si la condición esgrimida por algunos fuera,
por ejemplo, abrir la puerta al secesionismo catalán".
Tras remarcar que la nueva etapa exige diálogo a los políticos, por
mandato de los votantes pide generosidad. Viniendo de una persona de
la total confianza de Pedro Sánchez tiene especial sentido sus
preguntas: "¿Estamos preparados en España para aceptar las renuncias
que implican tales acuerdos? ¿O seguimos considerando toda renuncia
como una cesión insoportable y una traición a nuestros postulados
inamovibles?".
Las preguntas de Rafael Simancas hoy todavía no tienen respuesta.
Además del viaje a Lisboa de Pedro Sánchez, intermediarios de los
principales partidos siguen haciendo intercambio de opiniones. Y los
hay que dan por hecho que habrá acuerdo de Gobierno. Aunque habrá que
echar mano de la generosidad, que en algún caso, o en más de uno
supondrá que los líderes actuales den un paso atrás para que otros
puedan conseguir lo que ellos no logran.
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