sábado, 16 de enero de 2016

Pedro Sánchez corre como Forrest Gump / Pablo Sebastián *

El secretario general del PSOE Pedro Sánchez corre como Forrest Gump preso de un desconocido e incierto entusiasmo hacia nadie -en su partido- sabe donde empeñado en: convertirse en presidente del Gobierno con apoyo de Podemos y de los nacionalistas secesionistas catalanes; o presentarse ante los suyos y la sociedad española como víctima de su izquierdismo ‘dialogante’, en caso que el Comité Federal del PSOE decida apartarlo de la dirección del partido; o gesticulando en el flanco zurdo de la política ante la eventualidad del posible adelanto electoral.

En solo cuestión de horas Pedro Sánchez le ha ofrecido al presidente de Cataluña Carles Puigdemont una reforma federal de la Constitución, les ha prestado a los partidos independentistas ERC y DiL cuatro de los senadores del PSOE para que formen Grupo en la Cámara Alta, criticó la decisión del Rey Felipe VI de no recibir a Carme Forcadell e insistió en proclamar su deseo de formar Gobierno con el apoyo de Podemos.

El secretario general del PSOE está en su derecho de actuar como bien le plazca mientras se lo consienta su partido. Aunque da la impresión de que en esta apresurada fuga hacia delante ha desbordado los limites del mandato que recibió, hace poco, del Comité Federal del PSOE lo que anuncia una nueva, y esta puede que mas profunda, crisis interna en el Partido Socialista y la exigencia de la convocatoria de un Congreso en el que el propio liderazgo de Sánchez podría ser revocado.

Desde luego todo apunta a que Sánchez ha tomado decisiones de alto riesgo e imposibles. Entre otras cosas porque ofreció a Puigdemont una reforma federal de la Constitución que, en primer lugar, no puede llevar a cabo sin el concurso del PP que tiene mayoría de bloqueo en el Congreso y el Senado y que además no interesa a los independentistas que ya están dedicados de la Independencia de Cataluña.

Si todo esto es así como bien parece da la impresión que Sánchez, como un novillero de la política que es, ha llegado a la plaza de Las Ventas de Madrid dispuesto a todo y con solo dos alternativas: salir por la puerta grande, o entrar en la enfermería. Pedro Sánchez corre alegremente al estilo de Forrest Gump –o como ‘pollo sin cabeza’- decidido a dar una doble batalla en la política nacional para intentar ser el presidente del Gobierno, y en el seno del PSOE para imponerse como líder del flanco izquierdo de su partido frente al empuje de Podemos.

Los que dan la impresión que están animando a Sánchez a conducir su maratón por el borde de un precipicio diciéndole unas veces que sí y otras que no. Al tiempo que pone en riesgo el compromiso del PSOE con la unidad de España y frente a los independentistas catalanes lo que ya empieza a provocar un profunda malestar entre los dirigentes y barones del PSOE -los de Extremadura y Aragón, para empezar- donde por ahora guarda silencio la presidenta de Andalucía Susana Díaz que a buen seguro que tarde o temprano y sobre todo esto hablará.

En todo caso llama la atención que Pedro Sánchez, se haya acercado con semejante entusiasmo a Carles Puigdemont quien, en su toma de posesión, no ha querido acatar la Constitución y acusó al Estado de discriminar, humillar y ahogar a los catalanes, al tiempo que prometía cumplir el mandato de la resolución del Parlamento catalán del 9N en la que se anuncia la desconexión de Cataluña de España el desprecio de la Constitución Española y la desobediencia al Tribunal Constitucional.

El secretario general del PSOE cree llegada su hora y su oportunidad y está jugando fuerte y decidido a entrar en batalla como Forrest Gump que fue a la guerra de Vietnam de la que regresó convertido en héroe aunque al final acabó gestionando un negocio de gambas cansado de correr hacia el infinito y decidido a descansar.

(*) Periodista

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