miércoles, 27 de enero de 2016

La obligada retirada de Rajoy favorecería el pacto / Pablo Sebastián *

Las palabras de Albert Rivera son determinantes: ‘veo muy difícil que Rajoy pueda abanderar un pacto contra la corrupción’. Y ese pacto es una de las condiciones esenciales de Ciudadanos para llegar a algún tipo de acuerdo para la formación del nuevo gobierno. Luego Rajoy es para C’s un obstáculo. De igual manera que lo es para el PSOE y para Pedro Sánchez quien ayer rechazó la última oferta que acaba de lanzar Rajoy a los socialistas: un pacto nacional entre los dos partidos con intercambio de apoyos en el Gobierno, ayuntamientos y autonomías.

Sin duda el último conejo salido de la chistera de Rajoy en el que pide al PSOE que le regalen la Moncloa y que traicionen a Podemos en sus pactos regionales y locales con partidos de izquierda para sustituirlos por el PP. Semejante disparate -nueva versión del casi partido único o ‘Movimiento Nacional’- desvela el nivel de desesperación de Rajoy y del PP y le pone letra al anuncio que día atrás hizo su dirigente Maillo cuando declaró que el PP tenía una oferta para Sánchez que el PSOE ‘no podría rechazar’ (sic).

Pues ya está rechazada y la oferta ha resultado ser un disparate más que evidencia el desconcierto del PP y la imposibilidad de Rajoy de llegar a acuerdos de gobierno con Rivera y Sánchez. Lo que empuja, con más vehemencia, la idea de que Rajoy debe abandonar de una vez el liderazgo del PP si no quiere que el PP salga del gobierno. Idea que a lo mejor le podría sugerir el Rey en la reunión prevista para el próximo martes. Salvo que Rajoy opte por unas nuevas elecciones como último recurso para permanecer al frente del PP.

Entre tanto a Pedro Sánchez las cosas no le van mucho mejor en el seno del PSOE donde le espera un tenso Comité Federal del día 30. De sus reuniones previas con los barones del partido se desprende la idea de que sus compañeros dirigentes quieren que Ciudadanos se integre en el proyecto de gobierno de Sánchez, lo que se anuncia imposible si ese pacto tiene en su núcleo a Podemos.

De manera que Sánchez tampoco lo tiene claro y corre el riesgo, igual que Rajoy, de verse desbancado de la jefatura del PSOE si finalmente no se aviene a un pacto PP-Ciudadanos con ausencia de Rajoy y con la abstención del PSOE, con o sin Sánchez. Esta es la fórmula que tiene más adeptos en círculos empresariales y financieros, en el ámbito de la UE, amplios sectores del PP y en la llamada ‘vieja guardia’ del PSOE.

La pregunta es la de ¿quién le pone el cascabel a los dos gatos? A Rajoy se la tienen que poner sus propios compañeros del PP, y puede que el Rey y el mismo entorno empresarial y financiero que ahora presiona al PSOE. Y a Sánchez el cascabel se lo puede poner Susana Díaz en el que será el Congreso del partido en la primavera próxima.

Lo cierto es que la salida de ambos facilitaría los acuerdos para formar el gobierno nacional. Para empezar con la salida de Rajoy, a quien los últimos acontecimientos de la corrupción valenciana y madrileña ha situado en pésima situación que le impide comparecer en el Congreso para presentar su investidura porque, además de perder la votación, sufriría un duro castigo por parte de toda la oposición.

Es decir, una vez fallido su último cartucho de ofrecimiento de un pacto nacional al PSOE, al PP solo le quedan dos zonas de repliegue si desea permanecer en el Gobierno nacional: ofrecer la cabeza de Rajoy; y si hace falta la Presidencia del Gobierno de coalición a Sánchez o Rivera. Porque si salen del Gobierno la crisis interna del PP y el vapuleo que les va a llegar por la corrupción, en los tribunales y en los medios, será monumental y de consecuencias difíciles de reparar.

Y que no sea fíen en el PP, como pregonan, de una posible mejora de resultados en un adelanto electoral con la eterna candidatura de Rajoy porque eso tampoco no les va a funcionar. Rajoy está, pues, en la pista de salida. En Zarzuela ya dio su primer paso atrás y sabe que no tiene escapatoria, de manera que el mismo debería facilitar su retirada por el bien de España y de su propio partido. Y sobre todo porque no tiene con quien pactar.

(*) Periodista

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