Tal como estaba previsto, y después de un fraude de Ley por el cual
dos parlamentarios de la CUP se han incorporado al grupo parlamentario
de “Junts Pel Si”, y cuando faltaba algo más de dos horas para que
terminase el plazo legal para la convocatoria de nuevas elecciones,
Carles Puigdemont, alcalde de Girona y número tres de la coalición, ha
sido investido Presidente de la Generalitat catalana por 70 votos a
favor, 63 en contra y dos abstenciones, mientras a las puertas del
Parlament cientos de personas, que seguían el debate a través de una
gran pantalla de televisión, gritaban “independencia” y “Catalunya es
una Nación”.
El nuevo Presidente que habría participado en algunas reuniones
previas con responsables de la CUP, Candidatura de Unidad Popular, sería
un nombre barajado por la formación antisistema más que por quien lo ha
presentado como hombre de toda su confianza (Mas no dimite de
parlamentario y se queda para vigilar el llamado proceso y el desarrollo
del pacto con los radicales), y casi como su delfín. Durante su
discurso de investidura ha hecho, de todas formas, grandes elogios de
Mas que ha asistido a la sesión como si realmente hubiese sido
decapitado y no como se ha presentado él, como el político que se ha
sacrificado y ha dado un paso al lado, en aras del “proceso”.
Eso sí, en su discurso, un discurso plano, desprovisto de la
brillantez que requería la ocasión (ha pedido perdón por no haber tenido
tiempo para poder prepararlo, por la velocidad con la que se han
desarrollado los acontecimientos) el candidato no se ha separado ni un
momento de las tesis de Mas y de la declaración soberanista del pasado 9
de Noviembre invalidada por el Tribunal Constitucional. En este
sentido, después de reiterar una serie de compromisos sociales para
granjearse el favor de la CUP, y de ignorar conscientemente la grave
situación de corrupción de su partido, se ha referido a su programa de
actuación inmediata, basado en la culminación del llamado “proceso” en
su fase ciudadana, participativa y ciudadana; el diseño de las
estructuras de Estado definitivo; en la tramitación del anteproyecto del
proceso constituyente y en la internacionalización plena del proceso de
creación del nuevo proceso constituyente.
Se ha referido, a la elaboración de una constitución catalana, una
hacienda propia, un banco central y una seguridad social exclusivamente
catalana, y ha hablado de iniciar una agenda de negociaciones con el
Estado y con la comunidad internacional. Una tarea que ha aclarado, no
sólo requerirá la tarea de la gente del Govern y del Parlament, sino
también de otra mucha gente porque “este es un proyecto coral,
colectivo, en comunión con el resto de la gente”. De hecho, Puigdemont
reiteró en dos ocasiones que para la nueva etapa cuenta con el
presidente Artur Mas: “No sobra nadie” y “he aceptado la propuesta
porque sabemos que te tendráé al lado”.
Todo un desafío, que parecía que
se paralizaba al no llegarse a un acuerdo, y que ha resurgido con más
fuerza, con las consecuencias que eso tendrá para la política nacional.
Por una parte, dada la situación se descarta definitivamente ese pacto a
la portuguesa que quería hacer el socialista Pedro Sánchez; refuerza la
propuesta de Rajoy de una Gran coalición para hacer frente al desafío
independentista; puede lesionar el futuro de Sánchez porque algunos
barones volverán a insistir en la necesidad de un Congreso para
eliminarle, y de nuevo se refuerza la presidenta andaluza Susana Díaz,
que dada la gravedad de la situación puede tener la tentación de
entenderse con Rajoy y ganar tiempo ella para sus planes. Es lo que se
llama “el efecto Puigdemont”.
Pero ¿quién es este Carles Puigdemont, de aspecto desenfadado y
juvenil, que se ha convertido en el 130 Presidente de la Generalitat
catalana, y en el quinto desde la normalización democrática (Jordi
Pujol, Pascual Maragall, José Montilla y Artur Mas), que iba a la lista
“Junts pel Si”, el número tres por Girona, que nació hace 53 años en el
pequeño pueblo de Amet (La Selva), un pueblo de apenas tres mil
habitantes, que ha dado tres Presidentes de la Generalitat, y que en la
comarca de donde es hijo predilecto, siempre ha sido conocido como “el
hijo del pastelero”, por la pastelería que tiene su padre en la calle
Sant Miquel y en donde él ha trabajado ayudando a una familia de ocho
hermanos?
En broma, sus compañeros de partido, dicen que ha sido esa
experiencia de pastelero, lo que le ha llevado en sólo diez años, desde
los bancos de la oposición del Ayuntamiento de Girona (más de treinta
años en manos de los socialistas, hasta 2011 que le gana la partida al
histórico Joaquín Nadal), a Presidente de la Generalitat, en un momento
decisivo, en el que se pone en marcha el proceso de independencia, su
desconexión con la legalidad nacional, y su escisión de España.
Los que le conocen dicen que es mucho mas independentista que Mas,
que abrazó el soberanismo desde muy joven, cuando emprendió por Europa
un viaje para conocer la verdadera realidad de las llamadas “Naciones
sin Estado”, algo que le llevó a impulsar el nacimiento de las
Juventudes Nacionalistas de Cataluña, lo que es la rama juvenil de
Convergencia, después de militar en las juventudes de Esquerra
Republicana de Catalunya (ERC), lo que da una idea de que pertenece al
sector más radical de Convergencia, razón fundamental para que la CUP
pusiese sus ojos en él, tras varias reuniones, mantenidas en absoluto
secreto, con alcaldes independentistas.
Filólogo y periodista, habla perfectamente inglés y francés. Casado y
con dos hijas siempre ejerció de periodista desde que a los 16 años se
convirtió en corresponsal del periódico Los Sitios de Girona,
para terminar dirigiendo la Agencia Oficial de Noticias Catalana,
Agencia Catalana de Noticias (ACN) y de diputado de Convergencia en
2006, puesto en el que se ha mantenido hasta integrar la lista de “Junts
pel Si”. Su mundo, su vida y su obsesión, es el independentismo, es
Presidente de la Asociación de Municipios por la Independencia, fue el
que montó la concentración de alcaldes el día que Mas tuvo que declarar
por el referéndum del 9 de Noviembre, y entre sus escritos figura una
frase que ha colapsado estas últimas horas twitter. “Hay que liberar
Cataluña de los invasores”. Se desconoce si sus habilidades de pastelero
ayudarán a algún tipo de entendimiento con Madrid.
(*) Periodista
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