lunes, 11 de enero de 2016

El “efecto Puigdemont” en la política nacional / José Oneto *

Tal como estaba previsto, y después de un fraude de Ley por el cual dos parlamentarios de la CUP se han incorporado al grupo parlamentario de “Junts Pel Si”, y cuando faltaba algo más de dos horas para que terminase el plazo legal para la convocatoria de nuevas elecciones, Carles Puigdemont, alcalde de Girona y número tres de la coalición, ha sido investido Presidente de la Generalitat catalana por 70 votos a favor, 63 en contra y dos abstenciones, mientras a las puertas del Parlament cientos de personas, que seguían el debate a través de una gran pantalla de televisión, gritaban “independencia” y “Catalunya es una Nación”.

El nuevo Presidente que habría participado en algunas reuniones previas con responsables de la CUP, Candidatura de Unidad Popular, sería un nombre barajado por la formación antisistema más que por quien lo ha presentado como hombre de toda su confianza (Mas no dimite de parlamentario y se queda para vigilar el llamado proceso y el desarrollo del pacto con los radicales), y casi como su delfín. Durante su discurso de investidura ha hecho, de todas formas, grandes elogios de Mas que ha asistido a la sesión como si realmente hubiese sido decapitado y no como se ha presentado él, como el político que se ha sacrificado y ha dado un paso al lado, en aras del “proceso”.

Eso sí, en su discurso, un discurso plano, desprovisto de la brillantez que requería la ocasión (ha pedido perdón por no haber tenido tiempo para poder prepararlo, por la velocidad con la que se han desarrollado los acontecimientos) el candidato no se ha separado ni un momento de las tesis de Mas y de la declaración soberanista del pasado 9 de Noviembre invalidada por el Tribunal Constitucional. En este sentido, después de reiterar una serie de compromisos sociales para granjearse el favor de la CUP, y de ignorar conscientemente la grave situación de corrupción de su partido, se ha referido a su programa de actuación inmediata, basado en la culminación del llamado “proceso” en su fase ciudadana, participativa y ciudadana; el diseño de las estructuras de Estado definitivo; en la tramitación del anteproyecto del proceso constituyente y en la internacionalización plena del proceso de creación del nuevo proceso constituyente.

Se ha referido, a la elaboración de una constitución catalana, una hacienda propia, un banco central y una seguridad social exclusivamente catalana, y ha hablado de iniciar una agenda de negociaciones con el Estado y con la comunidad internacional. Una tarea que ha aclarado, no sólo requerirá la tarea de la gente del Govern y del Parlament, sino también de otra mucha gente porque “este es un proyecto coral, colectivo, en comunión con el resto de la gente”. De hecho, Puigdemont reiteró en dos ocasiones que para la nueva etapa cuenta con el presidente Artur Mas: “No sobra nadie” y “he aceptado la propuesta porque sabemos que te tendráé al lado”.

Todo un desafío, que parecía que se paralizaba al no llegarse a un acuerdo, y que ha resurgido con más fuerza, con las consecuencias que eso tendrá para la política nacional. Por una parte, dada la situación se descarta definitivamente ese pacto a la portuguesa que quería hacer el socialista Pedro Sánchez; refuerza la propuesta de Rajoy de una Gran coalición para hacer frente al desafío independentista; puede lesionar el futuro de Sánchez porque algunos barones volverán a insistir en la necesidad de un Congreso para eliminarle, y de nuevo se refuerza la presidenta andaluza Susana Díaz, que dada la gravedad de la situación puede tener la tentación de entenderse con Rajoy y ganar tiempo ella para sus planes. Es lo que se llama “el efecto Puigdemont”.

Pero ¿quién es este Carles Puigdemont, de aspecto desenfadado y juvenil, que se ha convertido en el 130 Presidente de la Generalitat catalana, y en el quinto desde la normalización democrática (Jordi Pujol, Pascual Maragall, José Montilla y Artur Mas), que iba a la lista “Junts pel Si”, el número tres por Girona, que nació hace 53 años en el pequeño pueblo de Amet (La Selva), un pueblo de apenas tres mil habitantes, que ha dado tres Presidentes de la Generalitat, y que en la comarca de donde es hijo predilecto, siempre ha sido conocido como “el hijo del pastelero”, por la pastelería que tiene su padre en la calle Sant Miquel y en donde él ha trabajado ayudando a una familia de ocho hermanos? 

En broma, sus compañeros de partido, dicen que ha sido esa experiencia de pastelero, lo que le ha llevado en sólo diez años, desde los bancos de la oposición del Ayuntamiento de Girona (más de treinta años en manos de los socialistas, hasta 2011 que le gana la partida al histórico Joaquín Nadal), a Presidente de la Generalitat, en un momento decisivo, en el que se pone en marcha el proceso de independencia, su desconexión con la legalidad nacional, y su escisión de España.

Los que le conocen dicen que es mucho mas independentista que Mas, que abrazó el soberanismo desde muy joven, cuando emprendió por Europa un viaje para conocer la verdadera realidad de las llamadas “Naciones sin Estado”, algo que le llevó a impulsar el nacimiento de las Juventudes Nacionalistas de Cataluña, lo que es la rama juvenil de Convergencia, después de militar en las juventudes de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), lo que da una idea de que pertenece al sector más radical de Convergencia, razón fundamental para que la CUP pusiese sus ojos en él, tras varias reuniones, mantenidas en absoluto secreto, con alcaldes independentistas.

Filólogo y periodista, habla perfectamente inglés y francés. Casado y con dos hijas siempre ejerció de periodista desde que a los 16 años se convirtió en corresponsal del periódico Los Sitios de Girona, para terminar dirigiendo la Agencia Oficial de Noticias Catalana, Agencia Catalana de Noticias (ACN) y de diputado de Convergencia en 2006, puesto en el que se ha mantenido hasta integrar la lista de “Junts pel Si”. Su mundo, su vida y su obsesión, es el independentismo, es Presidente de la Asociación de Municipios por la Independencia, fue el que montó la concentración de alcaldes el día que Mas tuvo que declarar por el referéndum del 9 de Noviembre, y entre sus escritos figura una frase que ha colapsado estas últimas horas twitter. “Hay que liberar Cataluña de los invasores”. Se desconoce si sus habilidades de pastelero ayudarán a algún tipo de entendimiento con Madrid.

(*) Periodista

No hay comentarios: