La última semana electoral de Ciudadanos fue mala y el resultado del
20-D menor del esperado, porque entre otras cosas no alcanzaron ‘la
llave’ para convertirse en el partido decisivo para formar gobierno.
Pero después de las elecciones, y tras mediar en la configuración de la
Mesa del Congreso de los Diputados, Albert Rivera ha recuperado la
iniciativa y al menos en la citada Mesa de la Cámara Baja sí consiguió
la llave o el control para establecer acuerdos a izquierda y derecha en
un Parlamento que en la presente legislatura tiene un papel
determinante.
Asimismo la prudencia de Ciudadanos ante las mutuas agresiones de
Rajoy y Sánchez de cara a las negociaciones para la formación de un
Gobierno le han vuelto a otorgar a Rivera una posición centrada y a la
vez equidistante. Sin la que el PP nunca podría conseguir gobierno -si
además no se suma el PSOE- y sin la que Pedro Sánchez no tendría más
salida que un pacto radical en la izquierda con Podemos y nacionalistas
catalanes y secesionistas, a los que ya hizo un guiño prestando a ERC y
DL en el Senado cuatro senadores socialistas para que ambos pudieran
constituir su Grupo parlamentario en la Cámara Alta.
Una decisión arriesgada de Sánchez que ha provocado malestar entre
los barones del PSOE y que le ha servido al PP para lanzar un ataque al
primer dirigente socialista, al que le imputa de actuar contra la unidad
de España. Acusación desorbitada que, por otra parte, no ayudará al PP a
conseguir un acercamiento al PSOE.
Al fondo de todo esto Ciudadanos aparece en el fiel de la balanza de
los pactos, mientras Podemos y su líder Pablo Iglesias andan perdidos en
sus conflictos internos por causa de la exigencia de sus socios en el
Congreso de los Diputados, las llamadas ‘confluencias’ de En Común,
Mareas y Compromís, de lograr un Grupo parlamentario propio. Algo que no
parece fácil y revela tensiones internas de Podemos.
Partido este último que, según la encuesta publicada el domingo por el diario El País
mejoraría en algo su resultados -imaginamos que a costa de IU- y se
pondría por delante del PSOE en caso de que se celebraran unas
elecciones anticipadas en el próximo mes de mayo si nadie logra en los
próximos dos meses formar Gobierno.
La misma encuesta anuncia también la estabilidad del PP y una mejora
de Ciudadanos, lo que también tiene cierta lógica por el buen hacer de
Albert Rivera en el inicio de la legislatura. Asimismo el sondeo avisa
de una caída del PSOE ante los bandazos de Sánchez y su empeño, a toda
costa, de formar Gobierno con Podemos y al parecer a cualquier precio.
Una obsesión de Sánchez porque sabe que en ello le va su permanencia
en la secretaría general del PSOE con dos derivadas según sus pactos de
Gobierno sean: bien para toda la legislatura; o bien un Gobierno de
transición hacia nuevas elecciones, pero arrebatando al PP el control
del proceso electoral para ponerlo en manos de la llamada ‘mayoría del
cambio’.
De momento en los próximos días el rey Felipe VI hará consultas
con los partidos con representación parlamentaria para ver a quien le
encarga el monarca someterse a una sesión de investidura, lo que no va a
ser fácil porque por el momento ninguno de los líderes nacionales
cuenta con apoyos suficientes para gobernar. Puede que por ello Rajoy
reciba el primer encargo para intentar la investidura, que no logrará.
Pero los procedimientos van por un lado y las negociaciones por otro y
ahí de nuevo Ciudadanos y Albert Rivera podrían desempeñar un papel
importante en busca de un acuerdo o mediación del político catalán en la
que ha llamado ‘la guerra fría’ del PSOE y del PP.
Todavía es demasiado pronto para pensar que podría lograrse a corto
plazo un acuerdo de gobierno del signo que sea. Habrá que esperar a que
se enfríen los ánimos y a que impere un sentimiento basado en el interés
general del país. No en vano la encuesta de El País afirma que en caso
de adelanto electoral y con excepción de unos cambios leves los
ciudadanos volverían a dejar en las urnas las cosas como están.
(*) Periodista
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