viernes, 25 de diciembre de 2015

La oligarquía tiene miedo / Ramón Cotarelo *

Nooooooo, la cuestión catalana no iba a influir en las elecciones españolas. Iglesias, que se dio una castaña en las catalanas del 27 de septiembre por marrullear con la autodeterminación de Cataluña, ahora se la pone a Pedro Sánchez como conditio sine qua non para negociar, obligado por la señora Colau; él que, como se ve, manda mucho en su partido. 

Nooooo, la cuestión catalana no iba a marcar la política española y ayer el rey Felipe V + I, dedicó casi todo su discurso a hablar de Cataluña sin mencionarla.

¿Se recuerda cuando Zapatero no podía pronunciar la palabra "crisis" ni Rajoy el nombre de "Bárcenas"? Pues el Borbón tiene el mismo lapsus neurótico: habla durante un cuarto de hora de Cataluña sin nombrarla. Quince minutos de un discurso plano,  insufrible, repleto de vulgaridades, anacolutos y simples necedades, solo para reflejar, sin advertirlo, el miedo que tiene la oligarquía española al proceso catalán hacia la independencia, la única ruptura real, republicana, radical que se avizora en un país lleno de revolucionarios de plató y reaccionarios de plasma.

Solo ese miedo a la ruptura catalana, que la oligarquía no sabe cómo parar, explica la densa matraca de (y cito textualmente) la unidad, lo que nos une, lo que hemos hecho juntos, el ser y sentirnos españoles, distintas formas de sentirse español, nuestra nación (España, claro), nuestra cohesión nacional (española, claro), nuestro proyecto común de convivencia, el conjunto de los españoles, la voluntad de entendimiento de todos los españoles, superación de nuestras diferencias históricas, los intereses generales de la Nación (española, claro), todo el pueblo español, unidad y continuidad de España, íntima comunidad de afectos e intereses entre todos los españoles.

Un chorreo, un verdadero lavado de cerebro, una obsesión casi de psicópata, una monserga falsa e insufrible para contraponer una realidad sumisa y reiteradamente alabada (los españoles) a otra insumisa e insistentemente silenciada (los catalanes). Un delirio que no consigue ocultar el terror de esta oligarquía de incompetentes a que, por fin, reviente el invento del que han vivido durante años, siglos.

La facundia de Rajoy estaba en cada párrafo: la grandeza de España (dos veces) y la grandeza del Estado español. Solo le faltó decir al Monarca que esa grandeza se fundamenta en que los españoles son mucho españoles. Y, por supuesto, aparte de la facundia, el autoritarismo de raíz franquista y la amenaza bajo forma de advertencia de que la "ruptura de la Ley" solo nos traerá problemas. Esa Ley que lleva cuatro años administrada por un gobierno y un parlamento dominados por un partido corrupto al que los jueces consideran una asociación de supuestos malhechores y presidido por un presunto corrupto que se ha dedicado a saquear el país.

La corrupción aparece indirectamente mencionada en un renglón y medio, cosa que no está mal para el hermano de una infanta que en unos días se sentará en el banquillo, acusada de delitos contra la Hacienda Pública.

Y si de la corrupción no se habla, de la crisis, menos, salvo para mencionar una situación idílica que es lo contrario del desastre que ha perpetrado este gobierno de incompetentes y corruptos.

Un paseo proforma para hablar de Europa y remate de faena con vuelta a la indisoluble unidad de los hombres y las tierras de España del difunto caudillo Franco, en el fondo el inspirador último de este discurso.

Noooooooooooo la cuestión catalana no iba a influir en nada en la política española. 

¿De dónde sale este pánico atroz que de pronto aterroriza a la oligarquía? Lo ha revelado el subconsciente del amanuense del Rey: si Cataluña se va, ¿puede hablarse de la continuidad de España? 
 
Carta abierta a Mariano Rajoy
 
¿Ni perdiendo las elecciones va usted a marcharse? ¿Qué hay que hacer para librarse de usted? Leo que ha pedido un informe para saber cuáles son sus competencias como presidente en funciones. Es alarmante. Ha pasado usted de ser el señor Plasma a ser el señor Plasta.

¿No ve usted que no lo quiere nadie? No lo quiere la gente, que lleva suspendiéndolo desde que comenzó esta legislatura de pesadilla. No lo quieren sus votantes. No lo quiere ningún otro partido del Congreso, excepción hecha de Ciudadanos, el partido del fascismo simpático. No lo quiere ni su propio partido, que está deseando quitárselo de encima en un próximo congreso.

Y con razón. Es usted el peor presidente que ha tenido España desde que Franco tuvo el gesto de morirse de una vez. El peor con mucho. Es usted inculto, ignorante, zafio, vulgar, embustero, faltón, agresivo con la gente del común y lacayo con los poderosos. Su trayectoria está sembrada de mentiras, trampas, desprecios y meteduras de pata indescriptibles. Es usted corrupto personalmente por haber cobrado sobresueldos a lo largo de su vida pública y ha amparado y fomentado la corrupción en su gobierno.

Ha gestionado usted la crisis cargándola sobre las espaldas de los más débiles, jóvenes, mujeres, parados, dependientes, inmigrantes y jubilados. En cambio, ha beneficiado a los bancos, las grandes empresas, los fondos buitres y ese sistema de ramificada delincuencia organizada que ha puesto en marcha su partido, considerado por algún juez como una asociación para delinquir. A su frente ha saqueado usted el país, esquilmado el fondo de reserva de las pensiones, privatizado la sanidad para entregársela a sus amigos, tan sinvergüenzas como usted, ha expoliado la enseñanza pública, haciendo negocios con ella y ha desmantelado el Estado del bienestar para apropiarse los caudales públicos y emplearlos en su beneficio. Mientras usted sostenía que "la Ley de Dependencia no es viable", usaba usted los fondos públicos para atender los gastos de su padre dependiente sin tener derecho a ello.

Ha destruido usted la industria, legislado a favor de los depredadores del medio ambiente y sus negocios, ha dejado sin fondos la investigación científica, descapitalizado nuestras universidades y empujado al paro y a la emigración a cientos de miles de españoles y ha dejado usted a España -a la que no se cansa de llamar "gran nación"- en el furgón de cola internacional en todos los indicadores económicos, culturales y de influencia.

Ha destruido usted el Estado de derecho, convertido los medios de comunicación públicos en aparatos de propaganda, interferido en la administración de justicia, manipulado, controlado los tribunales, ninguneado el Parlamento e ignorado las Comunidades Autónomas. Ha gobernado mediante Decretos-leyes y establecido una especie de dictablanda en connivencia con los curas y su régimen hierocrático.

Por último, su catalanofobia, su sórdido empeño en sojuzgar los anhelos de libertad de los catalanes, sus maniobras para instrumentalizar el Tribunal Constitucional al servicio de su idea de una España incapaz de reconocer su plurinacionalidad ha incrementado el movimiento independentista catalán. Personalmente veo este movimiento como una legítima opción y lo apoyo pero, para usted, esto es un atentado contra la unidad de España, una amenaza de ruptura y, en lugar de dimitir, dado su evidente fracaso, pretende usted incrementar la represión contra Cataluña.

Es usted lo peor que le ha sucedido a España después de la muerte de Franco, su modelo.
 
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED

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