ROMA.- El valor del
comercio mundial de alimentos, que casi se ha triplicado en la última
década, seguirá creciendo en el futuro a pesar de las posibles
perturbaciones derivadas de la situación geopolítica y el clima, informó
hoy la FAO.
La Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO)
difundió un informe sobre el estado de los mercados de los productos
básicos agrícolas en el que pronostica que muchas regiones aumentarán su
dependencia del comercio, ya sea como exportadores o como importadores
netos.
El director general adjunto de esa agencia Jomo Sundaram aseguró en
la presentación que el comercio ha crecido muy rápido, aunque su
estructura difiere considerablemente en función de los contextos locales
y los productos.
Asimismo, pidió superar la polarización entre los defensores y
detractores del libre comercio en agricultura, como la que marca
actualmente las negociaciones en la Organización Mundial del Comercio, y
mover el debate hacia cuestiones en las que haya prioridades y
objetivos compartidos.
Según el estudio, Asia ha sido el importador neto de más rápido
crecimiento, sobre todo por el gran volumen de compras de China de
productos agrícolas desde 2007, mientras que América Latina ha
sustituido a Norteamérica como la región más exportadora de alimentos.
A nivel general, el comercio internacional ha contribuido a la
redistribución de los recursos y el poder geopolítico, que se está
trasladando a un grupo creciente y heterogéneo de países de ingresos
medios.
En cuanto a los precios de los alimentos, aunque registraron subidas
muy acusadas en 2007, 2008 y 2011, la FAO considera que a largo plazo la
tendencia es a la baja.
Esas subidas bruscas pueden tener efectos negativos sobre la
seguridad alimentaria y la nutrición, como también pueden influir las
incógnitas derivadas de la situación geopolítica y del clima, por lo que
-agrega la agencia- cabe esperar episodios de encarecimiento repentino
de los alimentos en el futuro y un creciente número de perturbaciones en
los flujos comerciales.
Junto a la menor brecha económica relativa entre países desarrollados
y en desarrollo, existen otros factores que afectan a la evolución del
comercio agrícola como, por ejemplo, los diferentes hábitos de consumo,
entre otras cosas por el aumento de los ingresos, la población y la
urbanización en los países en desarrollo.
La FAO considera que se ha estancado el consumo per cápita de
proteínas de origen animal en los países desarrollados y el de alimentos
básicos en los países en desarrollo, pese a que en muchos países sigue
habiendo una demanda excesiva de alimentos básicos entre la población
pobre.
El paso de una dieta tradicional basada en cereales a una dieta más
diversificada y rica en proteínas ha modificado la composición del
comercio mundial, que tiende a orientarse hacia productos de valor
añadido como los procesados, consumidos cada vez más por los países en
desarrollo.
Esto ha incrementado el consumo de carnes, aceites vegetales y
azúcar, lo que suscita preocupaciones en el campo de la nutrición
(representan ya el 35 % del aporte calórico per cápita en los países en
desarrollo) y se ha visto reflejado en las mayores exportaciones de esas
materias, procedentes sobre todo de América.
El informe estima que la evolución comercial también se verá afectada
por el surgimiento de nuevas cadenas de valor mundiales, el comercio
entre empresas y la proliferación de acuerdos comerciales bilaterales y
regionales, que han pasado de una veintena en 1990 a 262 en la
actualidad.
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