domingo, 6 de diciembre de 2015

Le llamaban López / Ángel Montiel

Según el PP, es un escándalo que el PSOE apoye a José López para presidir el Ayuntamiento de Cartagena, pero a la vez ofrece a éste el liderazgo de la Federación de Municipios para que coordine los 45 de la Región. ¿Cómo se come esto?

Una de las principales bazas de los candidatos populares en la campaña electoral consiste en afear a los socialistas su disposición a coaligarse con cualquiera que pase por allí y aluden al alcalde de Cartagena sin necesidad de ofrecer mayores explicaciones, pues se supone que está implícito que se trata de un político al margen de la ortodoxia. 

Sin embargo, no tardan en ofrecerle ellos mismos uno de los cargos que, en la actual fase de dispersión de las mayorías, más protagonismo potencial tendrá en la política municipal. Lo hacen, además, a renglón seguido de difundir un vídeo de gran impacto en redes sociales y en las cadenas nacionales de televisión en que queda resumido el modo autoritario y faltón con que se desenvuelve la primera autoridad cartagenera en su función de moderador de los plenos municipales. 

¿Cómo es posible combinar la descalificación política de un alcalde y el reproche a quienes lo apoyan en el mantenimiento de su ejercicio con el intento de seducción al protagonista para atraerlo al propio lar? El mismo López lo expresó de manera gráfica en su conversación telefónica con la consejera de Presidencia en la que rechazó el ofrecimiento: «¿Cómo me ofrecen estas cosas, si soy tan malo?». 

La explicación es sencilla. El PP no dispone de la mayoría para presidir la Federación de Municipios, que inevitablemente recaerá en el PSOE. ¿Qué mejor maniobra de envolvimiento que ofrecer el cargo a un aliado de los socialistas, al que éstos no podrían oponerse si López lo aceptara, pero sí lo harían otros de distinto signo, como IU, por ejemplo, necesarios para esa mayoría municipal del PSOE en la Federación? 

Y a la vez el PP tendería un puente al cartagenero para ir modulando una posición de futuro que en el ecuador de su mandato propiciara la ruptura con el PSOE para ser abrigado por el PP. Claro que esta operación, ingeniada desde Murcia, crea ronchas en el PP de Cartagena, que es el que se enfrenta cada día al toro y cuyos actuales representantes institucionales saben que cualquier alianza de López con la cúpula regional popular iría acompañada de condicionantes excluyentes para quienes resulten más antipáticos al alcalde. 

La maniobra del PP ha resultado una chapuza que arrastra diversas consecuencias. Una, queda desactivada la crítica electoral al PSOE por su coalición con López; dos, ha creado mal rollo en la organización local del PP, y tres, la más importante a efectos de la sociedad, ha quedado desvelado que los criterios para la crítica contra el alcalde de Cartagena son de quita y pon y toda valoración negativa quedaría suspendida si López cambiara de amigos sin necesidad de que lo hiciera de talante. En resumen, la consecuencia es un cúmulo de inconsecuencias.

Mientras tanto, López se enseñorea, pues sabe que su situación es inamovible como también que debe lealtad al PSOE y no puede pactar con dos partidos a la vez, aunque hay que atender también a otra de las frases de la conversación de López con la consejera María Dolores Pagán: «Ahora mismo, por la situación actual y mi compromiso con el PSOE, no toca». 

Pónganse los descifradores de enigmas a descifrar lo que significa ese «ahora mismo». Habrá que tomar en cuenta que López debe ser consciente de que el grupo que lo sostiene, el PSOE, también sufre problemas internos a cuenta de los impactos que produce su particular personalidad y que el apoyo que recibe es una apuesta personal de la líder local socialista, Ana Belén Castejón, con el plácet del secretario general, González Tovar, pero los resultados del 20D podrían acarrear, en caso de que los socialistas no cumplan las mínimas expectativas, problemas en la sede regional de Princesa y en el PSOE de Cartagena y, de rebote, López podría verse afectado en caso de desestabilización. Lo más práctico para él, de momento, es seguir siendo leal al pacto con Castejón y votar al PSOE en las generales. Por lo que pudiera pasar.

Y es que los resultados de las elecciones municipales en el ayuntamiento de Cartagena, una vez que López dispone de la vara de la alcaldía, lo ponen todo en sus manos. Él manda y controla los tiempos, pues no hay maniobra posible que pueda inquietarlo. Repasemos la composición de una Corporación de un total de 27 concejales (mayoría absoluta, 14).

10 PP
6 PSOE
5 MC (el partido de López)
3 Ciudadanos
3 CTSSP (Podemos)
Pacto PP + Cs: 13
Pacto PSOE+Podemos+Cs:12
Pacto PP+PSOE: 16 (algo así como de salvación nacional)

Ni siquiera los acuerdos 'contra natura' facilitarían un gobierno alternativo al de López+PSOE. Y López puede elegir lo que quiera, incluso un pacto con el PP (15 concejales) frente a los 12 restantes. Tampoco un improbable motín en el Movimiento Ciudadano cambiaría las cosas, de modo que todo pasa, pues, por el actual alcalde. Así las cosas, hay López para rato: como mínimo, los dos años previstos, y después, ya se verá. 

El alcalde ya ha podido constatar algo importante: el PP siempre estaría ahí, a la espera, por mucho que él les dé estopa a sus dirigentes salientes y actuales en el ámbito local, aunque se cuida mucho de hacer lo propio, al menos nominalmente, con los regionales. Parece darse cuenta de que necesita interlocutores en ese partido, entre otras cosas porque es el que gobierna. 

Lo cierto es que López tiene un problema de autocontrol dialéctico incluso a sabiendas de que esto le perjudica, y parece biológicamente refractario a toda crítica, a las que resta credibilidad vengan de donde vengan. Pero esa incontinencia verbal y sus reflejos autoritarios no le restan instinto y habilidades múltiples, cualidades esenciales en la vida política. De momento, ha desactivado al PP después de que éste lo hubiera acorralado. Y sin despeinarse.

No hay comentarios: