jueves, 10 de diciembre de 2015

El debate a nueve / Ramón Cotarelo *

Entre sondeos y debates, los analistas políticos tenemos sobrecarga de trabajo y no damos abasto. El debate de TV1 fue despreciado por los dirigentes de los grandes partidos y ninguneado por la propia cadena, que quiso ponerlo a las 12:00, sin duda para que nadie lo viera, dando precedencia a esa cosa inenarrable de B. Osborne. Por fortuna, la JEC obligó a la tele a enmendar y emitir a las 10.00. Moderaba Julio Somoano, el agente del PP en RTVE que ha conseguido hundir el canal público por su sectaristo y su fanatismo. Y en dos horas tuvo que escuchar lo que estuvo censurando durante cuatro años. Llevaba la mala follá en el rostro. Sin embargo, el debate estuvo bastante bien y a ratos, mejor que el de Atresmedia. Y, aun tratándose del apparatchiki pepero Somoano, este estuvo más correcto que la insoportable diva Ana Pastor en la cadena privada.

Al grano. Anoche se pudo visualizar, para solaz de Palinuro, que, a pesar de los pesares, hay una sintonía de base entre las tres fuerzas de izquierda, PSOE, Podemos y Unidad Popular (IU) con discursos bastante buenos, claros, constructivos y progresistas. Quien más me gustó fue Garzón. Se entiende por qué no quieren invitarlo en otras partes: no se altera, no divaga, no hace demagogia, va directo a los problemas y aporta soluciones de izquierda. Hernando (PSOE) y Errejón (Podemos) también bastante bien, aunque, a mi juicio, no tanto como Garzón. Cada uno en lo suyo. Hernando  muy contundente en la denuncia de la corrupción del PP (por cierto, le quitaron la voz en mitad de su parlamento y no dudo de que fue a propósito) y Errejón también estuvo acertado a mi juicio en el asunto catalán. Propone un referéndum de autodeterminación. Ya sé que Garzón también, pero en esto no es tan claro ni muestra tanta comprensión del problema como Errejón. La castaña que se dio Podemos en las catalanas pasadas le ha servido para reflexionar.

Pero hay algo aun más importante: las izquierdas ganan mucho cuando, en lugar de pelearse entre ellas, concentran su fuego sobre el verdadero adversario, que es el PP. Aquí todavía Errejón arrastra fantasmas del pasado, como Iglesias, inercias doctrinarias de esas de repartir culpas por igual entre PP y PSOE con lo cual lo único que consiguen es tirar piedras contra su propio tejado (pues la alianza tripartita PSOE-Podemos-IU a la portuguesa es, de momento, la única opción posible de gobierno de izquierda) y, sobre todo, legitimar y embellecer al PP. Algo ridículo. Cesen ya en sus ataques y concentren sus críticas en su adversario común y el del pueblo español al que dicen defender. Solo un pacto postelectoral de la izquierda puede salvar a este desgraciado país. No jueguen más a la equidistancia; dejen esa demagogia para UPyD y Ciudadanos, cuya única posibilidad es abrirse un hueco entre los dos polos de la izquierda y la derecha que, en el fondo, no existe y los llevará a una alianza con el PP.

La derecha estaba representada por ese joven de catequesis con pinta de tuno sin bandurria, que se pasó todo el programa mintiendo, soltando embustes con ayuda de unos ridículos cuadros que cualquiera pueda hacer en excel, como si el hecho de mostrar gráficos de barras inventados diera mayor verosimilitid a las trolas que intentas colocar al respetable. Júzguese: España crea empleo; empleo de calidad; las pensiones no han bajado, sino que se han revalorizado; el gobierno persigue con contundencia la corrupción; hay más becas, más estudiantes estudiando, más trasparencia, menos desahucios; crecemos el doble que Alemania. No sigo pues no merece la pena: el PP no tenía otro majadero más a mano para enviar a la tele a colocar sus rollos y hubo de recurrir a este caradura que enjareta las mentiras como si fueran churros.

Los demás contertulios, cada cual en su papel. El catalán, representante de Democràcia y Llibertat, Miguel Puig, y el vasco, del PNV, Aitor Esteban, casi parecían de otro planeta, diciendo cosas de puro sentido común, como que Cataluña y Euskadi son dos naciones (no sé por qué no había ningún nacionalista gallego que hablara en nombre de la tierra de mis mayores, otra nación) y que, guste o no guste, España tendrá que acabar reconociéndolo, aunque esto ya le daba un poco igual al catalán que se había pronunciado por la independencia. En contra, el señor Andrés Herzog, de UPyD y la señora Marta Rivera (no es pariente de su jefe) que en esto de negar la plurinacionalidad de España y la posibilidad del referéndum formaban una piña y era lo único que los animaba. En realidad UPyD no ha sido nunca otra cosa que un intento de revertir el Estado autonómico al más puro centralismo y C's ha nacido casi exclusivamente para hacer realidad el lema joseantoniano de la "unidad de destino en lo universal" con unas gotas de despido libre y anarcocapitalismo leído en algún ejemplar de Reader's Digest.

En la organización territorial del Estado es en donde Hernando, del PSOE, se sale del consenso de la izquierda. No contento con haber destruido prácticamente su partido, poniéndolo a pactar todo (incluidos sus principios) con la derecha, Rubalcaba dejó en su lugar a otro reaccionario jacobino como él, Sánchez. En su ceguera españolista este, no advierte que su seudopatriotismo de la legión, lleva a su partido al desastre en Cataluña y, por extensión en España.

Había una novena contertulia, representante de Unió, Montse Surroca, pero no me quedé con nada de lo que dijo, y sospecho que los demás tampoco, porque apenas se la entendía. 
 
La impunidad de la delincuencia
 
Daba mucha risa ese atildado joven portavoz del PP, diciendo en el debate de TV1 que en España no hay impunidad de la corrupción. Recordaba a su jefe, el de los sobresueldos, diciendo que en España "el que la hace la paga". Pero él todavía no ha devuelto ni un chavo de los 400.000 machacantes en negro que, según Bárcenas, se llevó desde los años 90, mientras decía a la gente que no llegaba a fin de mes.

O sea, la corrupción sí queda impune. ¿Cuántos ladrones del PP hay en la cárcel? ¿Cuántos en libertad? En la cárcel están Fabra, Matas, Díaz Ferrán, a los que ya era imposible no juzgar y condenar. Y ¿cuántos están en libertad y, mientras no sean juzgados y condenados, serán "presuntos"? Y ¿qué digo condenados si muchos imputados y procesados van en las listas electorales de esta también presunta organización de malhechores? Legión, son legión.

Y, cada día que pasa, aumenta el goteo de sinvergüenzas. Hace un par de meses se supo que el embajador Trillo y el diputado Pujalte -ambos látigos peperos contra la corrupción del PSOE- cobraban suculentas comisiones por asesorar verbalmente a empresas que luego obtenían contratos públicos de las administraciones gobernadas por el partido de los señores Trillo y Pujalte. Una granujada de las muchas que se dan en esta manga de pillastres. Ahora se sabe que otro embajador, Gustavo de Arístegui, y otro diputado, Gómez de la Serna, ambos del PP, llevaban años pillando cantidades astronómicas por comisiones al conseguir jugosos contratos para empresas a las que representaban mientras estaban sometidos a las incompatibilidades que no respetaban.

¿Que no hay impunidad para la delincuencia en España? Vamos, hombre, Casado, no haga usted más el ridículo. Preguntado Rajoy qué le parecía que estos dos sujetos, el embajador y el diputado cobraran sobresueldos, contestó que, por lo se le alcanzaba todo era muy normal.  Claro, ¿qué va a decir un payo que estuvo veinte años cobrando sobresueldos en negro? Que todo lo que sea forrarse con dineros públicos está fenomenal.

Y nunca pasa nada. Sostenía Escolar en un gran artículo eso mismo, que no pasa nada. Aznar pillaba comisiones, al parecer, siendo presidente; Naseiro, el contable, se lo llevaba crudo; en Bankia circulaban las tarjetas black, para darse el vidorro a costa de los contribuyentes; el ministro Soria veranea en hoteles que le financia la trama corrupta; Rajoy gasta en atender a su padre el dinero que no quiere gastar en los dependientes. Nunca pasa nada. Nadie dimite. Nadie se mueve. Todo esto es muy "normal".

Ayer mismo, día  mundial contra la corrupción, todos los partidos catalanes firmaron un acuerdo contra la corrupción. Todos menos el PP. Naturalmente, no tiene sentido firmar pactos contra algo contra lo que no se tiene la menor voluntad de luchar porque, entre otras cosas, uno mismo se beneficia de ello, lo fomenta y ampara.

Y no se tiene la voluntad de luchar porque la España de la derecha es el reinado mismo del robo y la estafa.

El mismo pollo pera concluía en el debate de TV1 que no era de recibo vincular a la Casa Real con la corrupción. Es posible que la hermana del Rey y su marido, Urdangarin, no sean miembros de la Casa Real en sentido estricto. Todo depende de cuál sea el sentido estricto de "Casa Real". Y el Rey jubilado. ¿Tampoco forma parte de la Casa Real? Y qué explicaciones ha dado este personaje de sus relaciones con Corinna zu Seyn Wittgenstein y quién las financiaba o del origen de su fortuna, calculada por la revista Forbes en 2.000 millones de dólares?

¿Qué no existe impunidad? Lo que no hay es justicia. La nueva reforma de la ley de enjuiciamiento criminal, al reducir el plazo de instrucción, ¿pretende algo distinto que los corruptos, ladrones y estafadores se vayan de rositas porque sus causas quedarán archivadas?

¿Cómo que no hay impunidad de la delincuencia si la han convertido en ley?
 
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
 

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