El inicio del segundo acto de la obra de teatro político, que se ha
iniciado con el proceso para negociar un gobierno tras el primer acto,
que dejó imposible la formación de un gobierno conocidos los
resultados de las votaciones del pasado 20-D, no hace vislumbrar otra
salida que no sea la de una nueva convocatoria de elecciones generales
o la elección de un presidente del Gobierno ajeno a los actuales
dirigentes políticos presentes en el Congreso de los Diputados,
conocida como la ‘solución Monti’.
El PP sin la abstención del PSOE no podrá obtener la mayoría de votos,
pero las condiciones que le impone el Comité Federal a Sánchez hacen
imposible que pueda gobernar sin quienes exigen la independencia en
sus comunidades. Inicialmente Cataluña y el País Vasco.
La salida que gana más opciones es la ‘solución Monti’, para la que ya
se habla de media docena de candidatos, solución que sería la
promovida por una parte de las empresas del Ibex y de inversores y
líderes internacionales que consideran un riesgo para la economía y
para los equilibrios internacionales que España no logre formar un
gobierno estable con las fuerzas políticas tradicionales.
De otra forma, será imposible la formación del gobierno en las
actuales circunstancias porque las dos fuerzas parlamentarias con
mayor número de diputados ponen condiciones inasumibles. El presidente
del Partido Popular, y presidente en funciones del Gobierno, Mariano
Rajoy, propone formar un gobierno de amplio especto, “que pueda
gobernar, genere confianza dentro y fuera de España y proporcione
estabilidad y certidumbre". Y añade que “esta solución sería muy
positiva para hacer por amplios consensos las reformas que necesita
España". Suena muy bien pero la negativa del lado socialista en este
momento es total.
El PSOE, a través de su número dos del partido, el secretario de
organización, César Luena, responde a esta propuesta de forma muy
clara para que no haya dudas: "somos bastante claros. El no del PSOE
es un no a Rajoy y al PP. Votaremos que no por el bien de España". Fue
el mismo argumento que esgrimieron durante las negociaciones para la
formación de los gobiernos autonómicos y locales.
Pues si votan que no, de acuerdo con el mandato que les ha dado el
Comité Federal a los miembros de la dirección del partido para que
negocien un acuerdo, tampoco será posible formar Gobierno.
Y no lo será porque en el caso de que el PP no logre la mayoría de
votos emitidos a su favor y aunque como ha asegurado Luena, los
socialistas intenten conseguirlo, las directrices marcadas de la
resolución aprobada el lunes, por el Comité Federal del PSOE, son muy
claras. Se ‘habilita’ a Sánchez a negociar con Podemos y otros
partidos siempre que renuncien a defender el derecho de
autodeterminación.
Aunque Podemos renunciara a convocar el referendo que a día de hoy no
parece sencillo logarlo, no podría recibir el apoyo necesario para
sumar los votos suficientes de los demás partidos que no solo
defienden el derecho de autodeterminación, sino que lo llevan en su
ADN identitario y lo han proclamado en una declaración en el
Parlamento Catalán. Es el caso de los republicanos de ERC y los
diputados de Democràcia i Llibertat, el nuevo partido del presidente
en funciones de la generalitat, Artur Mas.
Así se abre una posibilidad más clara para los partidarios de una
solución a la italiana, la elección de un técnico que introduzca las
reformas necesarias y consensuadas a la Constitución y pasado un
tiempo volver a convocar elecciones.
Aunque la solución se ve como viable entre analistas e inversores,
produce urticaria casi generalizada en los partidos políticos. Unos
porque tendrían que dejar el poder. Y en el caso del PP, podría
suponer una doble pérdida de poder, pues si Mariano Rajoy no saliera
elegido presidente del Gobierno difícilmente podría optar a la
presidencia de su partido en un nuevo congreso.
“Su tiempo se ha acabado” consideran algunos de los dirigentes del
partido que se atreven a manifestar su opinión siempre que sea off the
record. Tiempo que se habría acabado para otras de las personas
destacadas del Gobierno y del partido. Las cuatro últimas elecciones,
europeas, autonómicas, locales y generales se han logrado más que
amargas victorias.
Y desde los partidos de izquierdas tampoco se ve bien la solución
Monti, porque como algunos recuerdan, el ex ministro de Economía
italiano fue elegido presidente justamente para aplicar en Italia las
reformas y las medidas de austeridad exigidas por la UE que nadie
quería llevar a cabo y que la izquierda critica de España.
No puede ser más alta la tensión de este segundo acto para formar
Gobierno ante un panorama tan incierto.
(*) Periodista
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