miércoles, 9 de diciembre de 2015

La verdad entera / Ramón Cotarelo *

Como siempre cuando habla el PP dice una mentira o una verdad a medias. Que Rajoy es un lastre es solo una media verdad. La otra media es que, además de Rajoy, el otro punto débil del PP es el propio PP. Se explica a continuación.

Mariano Rajoy. Ya es un bochorno que un hombre tan vulgar, estúpido, malévolo, ignorante, agresivo y presuntamente corrupto haya sido presidente del gobierno. Mientras fue un mandado en los gobiernos de otro impresentable como Aznar o cuando pasó ocho años en la oposición, se le veía menos y, en la penumbra de la segunda fila, sus evidentes carencias eran menos notorias. 
 
Cuatro años a plena luz de los focos muestran al país un hombre cuya ejecutoria, siendo caritativos, es la siguiente: llegó al poder de modo fraudulento, mintiendo sobre su programa electoral; no sabe hablar ni en su propia lengua e ignora cualquier otra; solo lee el Marca y únicamente entiende de fútbol, razón por la cual no reconoce ni su letra; no sabe hablar sin leer y tampoco sabe leer; no dice más que estupideces con mucha bambolla, bastantes de las cuales son ya célebres; no da ruedas de prensa; escabulle el bulto, no da nunca la cara y se refugia tras sus colaborador@s, por lo demás, tan incompetentes como él; en las comparecencias no admite preguntas; no sabe gobernar sin mentir; ignora el parlamento pues gobierna por decreto-ley; ha destruido la división de poderes y hecho trizas el Estado de derecho; está acusado de cobrar sobresueldos en negro y de hacerse pagar trajes y viajes por la trama Gürtel sin que haya dado explicaciones; se ha rodeado de chorizos, ladrones y delincuentes -algunos de los cuales ya están cumpliendo sentencia- y los apoya; alienta a presuntos delincuentes con SMS; ha corrompido toda la administración pública en la que reina el enchufismo, el nepotismo, la incuria y la incompetencia; ha arruinado el país, eliminado los derechos de los trabajadores, reducido todas las prestaciones sociales, empujado a los jóvenes al paro, la marginalidad o la emigración, esquilmado el fondo de reserva de las pensiones, recortado las de los jubilados y los dependientes, pero carga al erario los costes de la dependencia de su padre; miente sobre todas las estadísticas pues hay más paro y más deuda que antes; ha roto España, fomentando el independentismo catalán; es el hazmerreír de la prensa extranjera y los demás mandatarios cuando sale al extranjero.

Es incomprensible que un tipo tan falso, detestable e inútil haya aguantado cuatro años sin dimitir ipso facto a raíz de su primera fechoría salvo por el hecho de que la gente tiene unas tragaderas infinitas. Pero ya lo conoce todo el mundo. De las pocas cosas válidas que dijo Pedro Sánchez en el debate del lunes, la de "nadie quiere aguantar otros cuatro años de Rajoy" fue de las más certeras. Igual que cuando Íñigo Errejón dijo que "cuatro años más de Rajoy y aquí quiere independizarse hasta Valladolid". Diré más, hasta el barrio de Salamanca, en Madrid en donde, me costa, por muchos fachas que haya, no pueden soportar más a este zote que carece de maneras, se espatarra al sentarse y no dice más que necedades.

El PP. Todo lo anterior es evidente. Pero, además de presidente del gobierno, el sobresueldos es presidente del PP y todo cuanto se predica de él puede predicarse del partido. Es más, como tal partido está imputado en sede judicial por una ristra de presuntos delitos. Así, cuando Celia Villalobos (esa señora que se gasta el dinero de los contribuyentes en jugar con la tablet cuando debería atender a sus obligaciones y que abronca a su chófer con gritos de verdulera) grita a Pablo Iglesias que le jode (sic) que este llame "corrupto" a su partido o cuando Soraya Sáenz de Santamaría (otra acusada de haber cobrado 600.000 euros en negro que no ha dimitido) protesta de que se llame "corrupto" al PP, tendrán que aguantarse porque, en efecto, según todos los indicios, el PP no es solo un partido presuntamente corrupto sino, según algún juez una supuesta asociación de malhechores o, dicho de forma más clara, una forma de presunta delincuencia organizada. ¿Para qué? Es obvio y lo sabe todo el mundo: para esquilmar el erario, expoliar los recursos públicos, robar a mansalva, privatizar para seguir robando, para enriquecerse sus militantes, familiares, allegados y clientes.

Los demás partidos se obstinan en considerar que el PP es uno de ellos cuando, en realidad, no tiene nada que ver, no es un verdadero partido sino una asociación una posible organización ad hoc para capturar rentas del Estado como sea, legal o ilegalmente. Grave error el de esos partidos con el que legitiman el expolio de esta presunta banda de ladrones y, con ello, engañan asimismo a la población e incumplen con su deber de controlar e impedir los excesos de estos mangantes. Cada vez que hablan de democracia, de sistema electoral, de Parlamento, de Comunidades Autónomas con esta presunta banda de delincuentes muestran que, una de dos, son profundamente estúpidos y se dejan engañar o contribuyen al engaño con algún tipo de complicidad.

Complicidad con Rajoy, Sáenz de Santamaría, Cospedal, Arenas, Aguirre, Granados, González, Fabra, Matas, Mato, Aznar, Cascos, Blesa, Rato, Trillo, Pujalte, Baltar, Bárcenas, Correa, Camps, por no citar más que algunos casos de un lista de la vergüenza mucho más prolongada.

Ahora sí; esta es la verdad entera. Los dos puntos débiles del PP en las elecciones del 20D son Mariano Rajoy y el PP.
 
 
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED

No hay comentarios: