Pareciera un misterio casi tan
insondable como el origen del ser. Los datos de todas la encuestas,
relativamente variables, coinciden, en rotunda unanimidad, en dar por
triunfador al PP de Mariano Rajoy que, a su vez, resulta ser el líder
peor valorado. La unanimidad afecta a los dos puntos: la expectativa de
voto del PP es la más alta y la valoración de su líder, la más baja. La
acción colectiva no tiene por qué ser racional y muchas veces no lo es,
como se ve en la paradoja de Condorcet. Pero explicar la irracionalidad
de que la gente vote mayoritariamente por el candidato que menos valora
no es fácil.
Muchos
dirán que se trata de un caso de disonancia cognitiva de un sector
mayoritario de la población. Pero eso no es explicar el problema,
sino describirlo y no de modo totalmente justo. Otros sostendrán que se
trata de un caso de masoquismo colectivo. Sin embargo, a la gente no le
gusta que la maltraten. Este comportamiento, que puede ser racional en
el orden individual (hay quien goza tanto siendo azotado que hasta paga
por ello), es poco probable en el orden colectivo. Hay poca gente a la
que le vaya el látigo.
Entonces, ¿qué? La respuesta puede ir a buscarse en el célebre Discurso de la servidumbre voluntaria,
un breve ensayo publicado póstumamente en 1574, aunque seguramente
escrito veinticinco años antes, por Etienne de la Boétie, un amigo
íntimo de Michel de Montaigne. Hay incluso quien dice que es obra del
propio Montaigne. Tras identificar y condenar el absolutismo y la
tiranía de modo magistral, el autor se pregunta cómo es posible que la
gente obedezca de grado a los tiranos y halla una repuesta con tres
niveles: a) las gentes nacen siervas y se las educa para eso con el pan y toros, que decía Luis de Arroyal y que hoy sería supermercado y televisión/fútbol;
b) la violencia de la tiranía engendra miedo en los siervos y por eso
hay legislación restrictiva, intimidante, como la Ley de Seguridad
Nacional o la Ley Mordaza; c) el tirano se rodea de cómplices
que, a su vez, se rodean de otros y estos de otros, hasta llegar a tejer
una trama de intereses clientelares, de gentes que se benefician o
esperan beneficiarse de su acción política.
En
el fondo, por tanto, nada de disonancia cognitiva ni masoquismo. Para
mucha gente, votar al PP, a cuyo presidente desprecia, es un buen
negocio. Es lo más racional que se puede hacer a fin de forrarse, motivo
por el que muchos, muchísimos, están en política. En realidad, el PP no
es propiamente un partido político sino una asociación para capturar
rentas del Estado y repartírselas entre los dirigentes y militantes.
Tiene 800.000 afiliados, una cifra estratosférica para los límites de
afiliación partidista, y la explicación obviamente es que estar afiliado
al partido de la gaviota es un buen negocio pues se entra en la red de
reparticiòn de sobresueldos, favores, enchufes, canonjías diversas y,
con un poco de suerte, se puede conseguir un momio con cargo a fondos
públicos y la posibilidad de enchufar a los parientes.
Esta
estrategia es ganadora porque atiende a los intereses de una porción
substancial del electorado, la más numerosa. Su eficacia, sin embargo,
se basa en la unidad y la concentración del voto en una sola opción. Si
aparece otra, como C's, podría empezar en la derecha una dinámica de
fragmentación similar a la endémica que padece la izquierda y se
rompería esa magia por la que una mayoría simple del 30% del electorado
se convierte en una mayoría absoluta en el Parlamento.
Así
que el jovencísimo señor De la Boétie estaba en lo cierto. Y más de lo
que parece. Su explicación de la sociedad como una organización
piramidal en la que los círculos superiores, una minoría, dominan a los
inferiores, una mayoría, da en el clavo. Pero queda por averiguar qué se
recomienda hacer a la gran mayoría que sufre el gobierno tiránico sin
beneficiarse de él. Al respecto, De la Boétie es muy claro: la
desobediencia civil, algo que trescientos años despues, volvería a aparecer
con H. D. Thoreau y se expandiría poderosamente en el siglo XX.
Al
no ver a los españoles proclives a la desobediencia civil, será bueno
que se preparen para otra legislatura de gobierno de la derecha con
mayoría absoluta. Si en gobierno monocolor o en alianza entre PP y C's
está por ver.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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