El gobierno que parece más lógico concebir a partir del resultado de
las elecciones de este 20-D es un gobierno de coalición entre el
Partido Popular y el Partido Socialista. Entre los dos partidos
sumarían nada menos que 213 escaños, muy por encima de los 176 que
exige la mayoría. Pero cuando solo han pasado unas horas desde que se
han conocido los resultados no parece que resulte el acuerdo más
sencillo de alcanzar. Pero no hay que descartarlo.
Líderes socialistas nacionales internacionales han estado trabajando
sobre esta posibilidad. La embajadora de Suecia en España, Cecilia
Julin, comentaba hace unas semanas en un encuentro informal con
periodistas, como el primer ministro de su país, Kjell Stefan Löfven,
gobierna habiendo obtenido solamente el 31,2 % de los votos. Lo hace
con el apoyo de verdes y algunos otros partidos minoritarios de
centro. Pero la idea que le habría transmitido es que en Europa es muy
arriesgado gobernar con el apoyo de partidos antisistema. Y gracias a
los partidos de centro ha evitado Löfven convocar elecciones
anticipadas.
El hecho en España es que el Partido Popular ha sido el que más votos
ha obtenido en las elecciones celebradas este domingo, pero
consiguiendo solo 122 escaños, lo que quiere decir que no tiene
garantizado poder gobernar el país.
Mariano Rajoy se queda muy lejos, lejísimos de la mayoría absoluta. En
concreto a nada menos que 54 escaños, por lo que no resultaría
suficiente el apoyo de Ciudadanos para poder gobernar. El partido de
Albert Rivera se ha quedado muy lejos de lo que vaticinaban las
encuestas con tan solo 40 diputados.
Un éxito para ser la primera vez que concurría Rivera a unas
elecciones generales, pero un fracaso si se tiene en cuenta que sus
líderes llegaron a pensar que lograría dar el ‘sorpaso’ al PSOE, e
incluso en algún momento pensaron que tendrían más diputados que el
Partido Popular. Saludaban con la distancia de quienes se consideran
que han conquistado el poder, incluso a quienes les habían propuesto
para que tuvieran voz también en los canales nacionales, cuando solo
les acogían en las cadenas marginales y ultras.
El PSOE iniciará a partir de este momento un proceso de reflexión
interna complejo. El expresidente del Gobierno, Felipe González, ha
promovido ante personalidades destacadas del país y del partido
socialista, y así lo ha comentado han varias ocasiones en encuentros
en los que ha estado presente incluso el Rey emérito, Don Juan Carlos,
un pacto entre el Partido Popular y el Partido Socialista.
La idea la ha venido rechazando hasta ahora Pedro Sánchez. Lo
justificó en una de las múltiples entrevistas que ha tenido que
conceder recientemente diciendo que si hablaba de pactos antes de
celebrarse las elecciones, estaba dando por hecho que no pensaba en
ganar las elecciones.
Todas las otras ideas de coalición resultarían disparatadas. Las
izquierdas que podrían dar el gobierno al PSOE están más lejos de su
programa que el del PP o de Ciudadanos.
Hoy el primer mensaje lo enviarán los inversores internacionales que
tienen más del 40 % de las acciones de las empresas del Ibex en sus
manos y que negocian el 80 % del mercado de contado en España. Estas
serán las cuestiones que habrá que dilucidar hasta que se forme nuevo
gobierno.
(*) Periodista
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