jueves, 17 de diciembre de 2015

Lo que se juega Europa en las elecciones de este 20-D en España / A.R. Mendizabal *

Europa respira porque este 20-D en España no hay riesgo de que surja un partido de extrema derecha como el Frente Nacional de Marine Le Pen en Francia. Ni como el Partido por la Independencia del Reino Unido de Nigel Farage en Gran Bretaña. Ni como el AfD, la Alternativa para Alemania. Y mucho menos que esos intolerantes lleguen al poder como en Hungría primero y ahora en Polonia. Eso ya proporciona un respiro en medio de tantos sobresaltos por las crisis de los inmigrantes, los refugiados y la amenaza del terrorismo islamista.

Hay calma en los mer­cados fi­nan­cie­ros. Pese al ener­gú­meno que atacó a Rajoy en Pontevedra y a al­gunos ex­cesos ver­bales en la cam­paña, se apuesta por la con­ten­ción, si no por el con­ti­nuismo. El di­fe­ren­cial de la deuda del bono a diez años de España ha ba­jado de 23 a 7 puntos bá­sicos por en­cima del ita­liano. Es un voto de con­fianza. Lo con­firma en Bloomberg Martin van Vliet, es­tra­tega jefe de ING: ‘Los mer­cados están yendo en la di­rec­ción de un re­sul­tado que se in­clina por una ma­yoría de PP-Ciudadanos, y eso es un Gobierno bas­tante es­ta­ble’.
Puede que sí, puede que no. Los lí­deres de los par­tidos no pa­recen darle la razón al bueno de van Vliet, pero tam­poco se au­gura un ca­ta­clismo hacia los ex­tre­mis­mos. En todo caso, sí se notan ciertos res­pingos ante una po­sible re­edi­ción en España de lo que ha ocu­rrido en Portugal: que un pacto de iz­quierdas dé al traste con el Gobierno del par­tido más vo­tado. La in­cer­ti­dumbre pre­side estas elec­cio­nes, cons­tata Tobias Buck en Financial Times.

Porque lo que pasa es que de acuerdo con los úl­timos son­deos, los que se han po­dido pu­blicar dentro y los que tam­bién se están pu­bli­cando fuera, no salen los nú­me­ros. Un ana­lista nor­te­ame­ri­cano, Desmond Lachman an­ti­cipa que en cual­quier caso, ya no habrá ‘un Gobierno de ma­yoría de cen­tro’. En Süddeutsche Zeitung, Thomas Urban se fe­li­cita de que no pueda darse un giro a la ex­trema de­re­cha, pero ad­vierte de que ningún Gobierno que se forme tendrá mucho margen de ma­nio­bra: el enorme peso de la deuda lo im­pide.

Si no salen esos nú­meros para una coa­li­ción PSOE-Podemos, sí pa­rece claro que en todos los casos tendrá que haber o un go­bierno de coa­li­ción o un pacto de in­ves­ti­dura o de le­gis­la­tura. Como sub­raya Martin Jamie McGeever en Reuters, es el fin de 40 años de bi­par­ti­dismo. Y eso ya sí que pro­duce cierto mos­queo. ‘Los in­ver­sores dicen que la clave del nuevo Gobierno, sea el que sea, es la si­tua­ción de fra­gi­lidad de las fi­nan­zas’ de España.

Lo ex­plica sin ro­deos un aná­lisis de Société Generale: ‘Hay riesgo de que la deuda pueda irse muy por en­cima de su ac­tual ni­vel, ya alto, del 100% del PIB, cual­quier acon­te­ci­miento ex­terno po­dría hacer que se dis­pare al 130%’. Barclays pone la carga de la prueba en qué rumbo em­pren­derá el pró­ximo Gobierno: ‘O las ex­pec­ta­tivas de cre­ci­miento se acercan a las de Irlanda o per­ma­necen con las de sus ve­cinos del sur’.

En una co­lumna de fondo en The Wall Street Journal, el ana­lista Simon Nixon dice que ‘como final de un año tur­bu­lento, los ojos de los eu­ro­peos mi­rarán con an­siedad este do­mingo a España’. Analiza va­rias po­si­bi­li­dades de re­sul­tado elec­toral y de pactos el día des­pués, pero a di­fe­rencia de otros, des­taca que Albert Rivera no quiere ver a Rajoy ni en pin­tura de cara al pró­ximo Gobierno, porque en­tonces no ha­bría cam­bio. Insiste Nixon: ‘Rivera puede verse ten­tado a una alianza tri­par­tita con los so­cia­listas y con Podemos, si­milar a la de Portugal, y eso se­gu­ra­mente alar­maría a los mer­ca­dos’.

Al co­lum­nista del WSJ le cuesta creer que Ciudadanos vaya a dar ese paso, pero si cede a esa ten­ta­ción avanza lo que po­dría ocu­rrir, y no es nada bueno: ‘Una alianza elec­toral de ese ca­libre sería fun­da­men­tal­mente ines­ta­ble, y es im­pro­bable que si­guiera con las re­for­mas; casi con toda se­gu­ridad que­rría subir los im­puestos y el gasto, con lo que se re­su­ci­ta­rían po­ten­cial­mente las dudas sobre la sos­te­ni­bi­lidad de la deuda. Eso es preo­cu­pante para un país que ne­ce­sita re­fi­nan­ciar más de 400.000 mi­llones de deuda pú­blica y pri­vada el pró­ximo año’.

(*) Periodista

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