Fin de la transición. El bipartidismo PP-PSOE se ha acabado e, ironía
del destino, estos dos grandes actores de los últimos 39 años ahora
están obligados a entenderse y puede que hasta el punto de tener que
sentarse juntos en un Gobierno de ‘gran coalición’, como el actual de
Alemania.
Y ello para que España no se hunda más en la crisis de la economía y
el paro, para recuperar el prestigio y dignidad de las instituciones
-ante el gran pantano de la corrupción-, para defender la unidad de
España frente al desafío catalán -afortunadamente hoy en horas bajas- y
para proceder a una necesaria reforma democrática y del sistema
electoral que son asignaturas pendientes que tenemos que aprobar.
Hace algunos años Felipe González se reunió en Alemania con uno de
los dirigentes del partido socialdemócrata (SPD) que formaba parte del
gobierno de la gran coalición con la derecha germana (CDU-CSU) sobre la
que el español declaró su admiración diciendo que en España alguna vez
debería ponerse en marcha una ‘gran coalición’. A lo que el teutón
respondió: ‘señor González, en España eso es imposible porque allí no
hay alemanes’.
Y puede que no le faltara razón, pero también es cierto que España
está ahora en una encrucijada de altísimo riesgo de estabilidad que
coincide con el diabólico resultado electoral del 20-D que mire usted
por donde solo permite la gran coalición PP-PSOE, si se quiere lograr un
gobierno duradero que garantice la estabilidad durante toda la
legislatura. Y no solo eso sino llevar a cabo las reformas políticas e
constitucionales que necesita este país.
Estamos hablando de un pacto de gobierno constituyente al que bien
podría sumarse Ciudadanos con sus 40 escaños que sumados a los 123 del
PP y a los 90 del PSOE permitirían de manera holgada la reforma de la
Constitución. Y la mejora del sistema político, hoy agotado en los 39
pasados años de la Transición que ahora llega a su fin con muchas más
luces que sombras pero necesitada de una profunda renovación.
Este es el gran desafío que tienen por delante Mariano Rajoy y Pedro
Sánchez, dos políticos enfrentados hasta en lo personal que puede que
tengan que dar, ambos, un paso atrás para permitir que sus partidos -con
ayuda de Ciudadanos- articulen un gran pacto nacional. Como el del
final del franquismo que fue mucho más difícil y que se hizo bien, muy a
pesar de sus carencias y del tiempo turbulento de cambio de Régimen en
el que nació.
No hay otra salida para la España actual que la gran coalición porque
la idea de un gobierno minoritario no se tiene de pie ni aguantará toda
la legislatura. Y unas nuevas elecciones anticipadas en tan solo dos
meses tampoco garantizan un resultado mejor que el actual y menos aún
para el PSOE y el PP que tienen a sus espaldas y en ascenso a Podemos y a
Ciudadanos.
¿Qué hacer? Pues en primer lugar PP y PSOE deberán abrir un debate
interno en sus respectivos órganos directivos y llegado el caso deben
convocar a sus bases para plantear este nuevo gran acuerdo nacional con
voluntad constituyente y reformista.
Y luego PP y PSOE han de encontrar las personas adecuadas y capaces
de dialogar para implementar el gran acuerdo. De lo contrario España
sufrirá y estos dos partidos también, con el riesgo de sufrir una
catarsis de insospechado alcance, porque está claro que los españoles
quieren un cambio en profundidad. De hecho ese cambio ya ha comenzado el
20-D y no tiene vuelta atrás.
(*) Periodista
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