lunes, 21 de diciembre de 2015

La gran coalición 'constituyente' / Pablo Sebastián *

Fin de la transición. El bipartidismo PP-PSOE se ha acabado e, ironía del destino, estos dos grandes actores de los últimos 39 años ahora están obligados a entenderse y puede que hasta el punto de tener que sentarse juntos en un Gobierno de ‘gran coalición’, como el actual de Alemania.

Y ello para que España no se hunda más en la crisis de la economía y el paro, para recuperar el prestigio y dignidad de las instituciones -ante el gran pantano de la corrupción-, para defender la unidad de España frente al desafío catalán -afortunadamente hoy en horas bajas- y para proceder a una necesaria reforma democrática y del sistema electoral que son asignaturas pendientes que tenemos que aprobar.

Hace algunos años Felipe González se reunió en Alemania con uno de los dirigentes del partido socialdemócrata (SPD) que formaba parte del gobierno de la gran coalición con la derecha germana (CDU-CSU) sobre la que el español declaró su admiración diciendo que en España alguna vez debería ponerse en marcha una ‘gran coalición’. A lo que el teutón respondió: ‘señor González, en España eso es imposible porque allí no hay alemanes’.

Y puede que no le faltara razón, pero también es cierto que España está ahora en una encrucijada de altísimo riesgo de estabilidad que coincide con el diabólico resultado electoral del 20-D que mire usted por donde solo permite la gran coalición PP-PSOE, si se quiere lograr un gobierno duradero que garantice la estabilidad durante toda la legislatura. Y no solo eso sino llevar a cabo las reformas políticas e constitucionales que necesita este país.

Estamos hablando de un pacto de gobierno constituyente al que bien podría sumarse Ciudadanos con sus 40 escaños que sumados a los 123 del PP y a los 90 del PSOE permitirían de manera holgada la reforma de la Constitución. Y la mejora del sistema político, hoy agotado en los 39 pasados años de la Transición que ahora llega a su fin con muchas más luces que sombras pero necesitada de una profunda renovación.

Este es el gran desafío que tienen por delante Mariano Rajoy y Pedro Sánchez, dos políticos enfrentados hasta en lo personal que puede que tengan que dar, ambos, un paso atrás para permitir que sus partidos -con ayuda de Ciudadanos- articulen un gran pacto nacional. Como el del final del franquismo que fue mucho más difícil y que se hizo bien, muy a pesar de sus carencias y del tiempo turbulento de cambio de Régimen en el que nació.

No hay otra salida para la España actual que la gran coalición porque la idea de un gobierno minoritario no se tiene de pie ni aguantará toda la legislatura. Y unas nuevas elecciones anticipadas en tan solo dos meses tampoco garantizan un resultado mejor que el actual y menos aún para el PSOE y el PP que tienen a sus espaldas y en ascenso a Podemos y a Ciudadanos.

¿Qué hacer? Pues en primer lugar PP y PSOE deberán abrir un debate interno en sus respectivos órganos directivos y llegado el caso deben convocar a sus bases para plantear este nuevo gran acuerdo nacional con voluntad constituyente y reformista.

Y luego PP y PSOE han de encontrar las personas adecuadas y capaces de dialogar para implementar el gran acuerdo. De lo contrario España sufrirá y estos dos partidos también, con el riesgo de sufrir una catarsis de insospechado alcance, porque está claro que los españoles quieren un cambio en profundidad. De hecho ese cambio ya ha comenzado el 20-D y no tiene vuelta atrás.

(*) Periodista

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