viernes, 11 de diciembre de 2015

El ilusorio crecimiento de una España que sigue enferma / José Sánchez Mendoza *

“#EspañaEnSerio Hemos pasado de ser el enfermo de #Europa a ser ejemplo de recuperación. El cambio ya se ha producido en #España”. Así decía el mensaje que lanzaba el Twitter de Mariano Rajoy mientras éste se disponía a intervenir en un mitin en Estepona. Ignoramos si el community manager que gestiona la cuenta del presidente recibe descargas eléctricas cuando los tweets no son lo bastante triunfalistas, pero lo único rescatable de todo el enunciado es el ‘hashtag’ inicial. Porque la situación sigue siendo muy seria, peliaguda, y aún lo será más en las próximas décadas si se sigue apostando por un modelo rudimentario y fracasado.

Los po­pu­lares tienen en­frente las elec­ciones más duras a las que jamás se hayan en­fren­tado, y su ma­qui­naria de pro­pa­ganda, en­ca­be­zada por la prensa amiga, se ha puesto manos a la obra para que las ci­fras ma­cro­eco­nó­micas oculten la te­rro­rí­fica realidad so­cial de nuestro país.

Como le ha­cían a Alexander DeLarge en ‘La Naranja Mecanica’, nos man­tienen atados de pies y ma­nos, sin per­mi­tirnos ce­rrar los pár­pa­dos, mien­tras ante nues­tros ojos des­fila una pro­ce­sión de ci­fras in­crus­tadas en men­sajes pre­co­ci­na­dos. El más re­pe­tido de todos ellos: ‘España ya crece a un ritmo su­pe­rior al 3%, más que Alemania’. Muy bien. ¡Aplausos en­la­ta­dos! Etiopía tam­bién crece: a un 9,5% la úl­tima dé­cada. Y Angola a un 10%. ¿Son estos países los re­fe­ren­tes?

Cuando se parte de la de­sola­ción más ab­so­luta, es sen­cillo agrandar la Economía. También es fácil ha­cerlo sobre la base de la de­sigual­dad, los bajos sa­la­rios, el des­pido ba­rato y la pre­ca­ri­za­ción del em­pleo. Lo di­fícil es ha­cerlo con unos ci­mientos só­li­dos, di­ver­si­fi­cando las ac­ti­vi­da­des, ga­ran­ti­zando la per­sis­tencia de una so­ciedad prós­pera que con­suma y fa­bri­cando pro­ductos que se de­manden por su ca­lidad y por su iden­ti­dad. ¿Tenemos que estar agra­de­cidos al Gobierno por con­se­guir una subida del PIB re­gada con la sangre del Estado del Bienestar, cuyos fun­da­mentos han po­dado hasta lo inima­gi­na­ble?

Recortes aparte (por cierto: el eje Bruselas-Berlín, im­pla­ca­ble, pide más ajustes y pro­fun­dizar en la re­forma la­bo­ral), Rajoy y sus chicos no han hecho ab­so­lu­ta­mente nada para cam­biar los mim­bres. Se re­cu­pera la ac­ti­vidad cons­truc­tora y el tu­rismo de ‘balconing’ y li­trona nos saca del pozo. Sin tec­no­lo­gía, sin in­ver­sión en I+D, sin asomo de valor aña­dido en un sis­tema es­clavo de los flo­ren­tinos y bo­ti­nes, España sigue sen­ten­ciada a nau­fragar en el bucle bur­bu­ja-­cri­si­s-­bur­buja que ve­nimos pa­de­ciendo desde la re­con­ver­sión in­dus­trial.

La so­ciedad se ha can­sado de tanta me­dio­cri­dad, irres­pon­sa­bi­lidad y falta de pre­vi­sión. Se ha can­sado del ciclo del di­nero fácil que lleva a la ruina, y del que sólo se be­ne­fi­cian unos po­cos. Aunque tarde y mal, ha de­ci­dido dejar de ser como el sán­dalo, que per­fuma el hacha que lo hiere (gracias, Tagore, por tus be­llas me­tá­fo­ras).

La de­mos­copia dice que el ab­so­lu­tismo del PP, y por ex­ten­sión el bi­par­ti­dismo, está dando sus úl­timos es­ter­to­res. #EspañaenSerio quiere un cam­bio, y ha de­ci­dido en­cum­brar a dos for­ma­ciones emer­gentes que, aunque no re­fun­darán el mo­delo de ri­queza –ninguna de las dos ha hecho pro­puestas se­rias y con al­tura de miras en este ám­bito- sí pro­pi­ciarán una re­ge­ne­ra­ción po­lí­tica de la que, con suerte, po­dría nacer una nueva con­cep­ción de la Economía. Si no valen como so­lu­ción, al menos que sirvan como cas­tigo.

(*) Periodista

No hay comentarios: