A falta de un
lío, dos. Desde las elecciones autonómicas del 27-S, Cataluña está
atascada. Y desde las generales del 20-D, todos son postureos,
exigencias, líneas rojas y amagos de coaliciones, pero la cosa no
arranca. Este lunes, los ojos de los expertos internacionales están
pendientes de cómo la CUP lleva deshojando ya varias margaritas y de
cómo Pedro Sánchez está en un buen atolladero: cualquier paso en falso
puede perjudicar gravemente al PSOE.
Es
la tesis de un análisis de Adrien Vicente en AFP: ‘Los socialistas
españoles se arriesgan a perder votos sea quien sea el presidente del
próximo Gobierno’. Una opción envenenada: ‘Formar un pacto con el
PP podría perjudicar a los socialistas de la misma manera que le
ocurrió al partido griego Pasok, que vio hundirse sus apoyos tras
unirse en coalición a los conservadores de Nueva Democracia en
2012’.
Pero hay una segunda opción igualmente tramposa por la
exigencia de Pablo Iglesias de que los socialistas deben aceptar la
idea de un referéndum en Cataluña: ‘Si Sánchez acepta esta
condición, afronta la ira de los barones socialistas, que se
oponen tajantemente a la deriva separatista de Cataluña, como
Susana Díaz, líder del gobierno regional de Andalucía, un bastión
socialista’. Hay quien opina que la exigencia de Podemos ‘se ha
designado especialmente para hundir a Pedro Sánchez’.
Un
editorial navideño de The Washington Post se centra en la caída del
bipartidismo y se hace la pregunta del millón: ‘¿Puede España
capear su transición política postelectoral?’. Al echar la
vista atrás, el WP dice que España ha hecho muchas cosas desde la
muerte de Franco. Es una trayectoria ‘optimista e incluso
estimulante’. Hasta la salida de la crisis está siendo ejemplar,
al ser de los países con mayor crecimiento de la eurozona.
Pero
el 20-D ha demostrado que ‘los españoles no están inclinados a ver
las cosas de manera positiva’. Y tampoco si se mira hacia el
futuro, porque el crecimiento no es suficiente para enjugar una
creciente deuda pública. Entre las varias posibilidades de formar
Gobierno, el editorial menciona desde el Ejecutivo minoritario
del PP hasta la coalición de partidos de izquierda. Esto último no
le gusta nada: ‘Podría llevar a España en dirección peligrosa, si el
flirteo de ideológico de Podemos con los izquierdistas de Venezuela
y Grecia sirve de indicio’.
A la hora de contestar a su propia
pregunta, el WP sugiere que los dirigentes políticos españoles
deberían actuar ‘constructivamente’ y mantener y ampliar las
reformas. Ahora bien, también España debería recibir apoyo
externo: ‘Flexibilidad y apoyo de Alemania, y también de EEUU,
ayudaría a que las instituciones democráticas que tanto han
costado pudieran afrontar lo que puede ser la transición más
difícil y trascendental desde la muerte del dictador en 1975’.
Otro
editorial en The Christian Science Monitor también prefiere ver el
vaso medio lleno: ‘Una lección para Europa en las sorprendentes
elecciones españolas’. Para este diario, el hecho de que se haya
acabado con el bipartidismo y que los votantes hayan aupado a dos
nuevas formaciones significa que la juventud ha decidido
movilizarse. Y de ahí pasa al altísimo paro juvenil, no sólo en
España sino en toda Europa, y a la necesidad de formación,
innovación y emprendimiento.
En Financial Times, el
corresponsal Tobias Buck alude al ‘punto muerto sobre el nuevo
Gobierno de Cataluña’. Y escribe: ‘La volátil escena política
catalana se sumergió aún más en el desconcierto este domingo
cuando el campo de los independentistas falló otra vez en dejar a un
lado sus diferencias para formar un nuevo Gobierno. En esta
ocasión, un solo voto entre 3.030 podría haber bastado para
avanzar’.
Otro corresponsal, Matt Moffett, publica una
crónica similar en The Wall Street Journal, con la particularidad
de que subraya el efecto inmediato del empate de la asamblea de la
CUP el domingo: proporcionar más incertidumbre a la
imprevisible escena política española’. Y lo repite: ‘El punto
muerto en Cataluña ha atraído un nuevo elemento de
imprevisibilidad al mundo de la otrora estable política
española’.
Tercer corresponsal, tercera crónica. Raphael
Minder titula en The New York Times: ‘Empate en la votación sobre el
líder separatista catalán en España’. Su punto de vista: ‘Un año de
sorprendentes resultados electorales en España acabó el sábado
con un dato estrambótico: un partido catalán de extrema izquierda
se dividió en dos mitades exactamente iguales en torno a si Artur
Mas permanece como líder de Cataluña y del movimiento
secesionista’.
(*) Periodista
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