sábado, 12 de diciembre de 2015

España no es país para otras guerras / Pablo Sebastián *

Cada vez que se habla de despliegue de soldados españoles en guerras del cercano y lejano Oriente tenemos que decir que ‘no’ porque esas no son nuestras guerras. Máxime cuando ninguna de ellas tiene que ver con nuestros intereses estratégicos, económicos y culturales, al contrario de lo que ocurre con las grandes potencias occidentales implicadas en esos conflictos, como son los de Afganistán, Siria o Irak.

Y recordamos todo esto porque se acaba de producir un atentado de los talibanes afganos en Kabul y en las inmediaciones de la embajada de España -en el que han muerto dos policías españoles-, en un tiempo en el que, en plena campaña electoral española se debate la oportunidad de enviar tropas españolas a Siria, Irak o al Sahel a raíz de los atentados terroristas de París del pasado 13 de noviembre.

Esas nos son nuestras guerras, ni tiene España el potencial militar para actuar en ella, ni debemos correr riesgos de muertes -en Afganistán han sido 101 los muertos españoles- porque quienes si tienen y muchos intereses económicos -petróleo entre otras cosas- y estratégicos y por otra parten disfrutan de un potencial y presupuesto militar importante son los que tienen que actuar, como es el caso de EEUU, Gran Bretaña y Francia, en el ámbito de la OTAN.

Por lo tanto no son nuestras guerras, nos han costado muchas vidas y en el caso del público apoyo de Aznar a la guerra de Irak cerca de 200 muertos y mil heridos en el atentado islamistas del 11-M en Madrid. Lo que constituye un precedente lo suficientemente importante para que España -que además acogió en su territorio, de la mano de Zapatero, el escudo anti misiles de USA en Rota-, no vuelva a las andadas. Porque sabido es que las fronteras españolas son muy permeables a la entrada de radicales islámicos y si nuestro país asume protagonismo en esos conflictos nos puede costar muy caro, como ocurrió el 11-M de 2004.

Si a ellos añadimos los graves problemas nacionales en la economía, el paro -de los más altos de Europa- y el secesionismo catalán, veremos que España no está para meterse en guerras ajenas y lejanas, lo que no quita que podamos colaborar logísticamente o como base militar. Pero enviar tropas, aviones y barcos a las zonas de guerra, cuando además el presupuesto militar español está bajo mínimos, pues nada de nada. Y si después de las elecciones el nuevo gobierno decide meterse en dicho berenjenal militar se equivocará. España no es país para guerras, ni son esos conflictos de su incumbencia, ni estamos preparados para ello. Y lo del ataque a las inmediaciones de la embajada española en Kabul es toda una señal. De manera que atentos y no a la guerra por lo que pudiera pasar.

(*) Periodista

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