CARTAGENA.- La existencia de presuntas irregularidades en las cuentas presentadas
por la gestora de El Batel, la Unión Temporal de Empresas (UTE)
Gestípolis-Sonora, y en los pagos realizados por la Administración
local, en concepto de ayudas, a pesar de que la UTE solo acreditara el
63% del gasto previsto en el contrato,
ha llevado al Gobierno municipal a estudiar la posibilidad de denunciar
en Fiscalía el contrato de gestión del Auditorio. Quiere que se
investigue si existen anomalías en la dirección del centro de congresos,
para romper con la concesionaria. También pretende investigar a los
gerentes, según adelanta hoy 'La Verdad'.
«Como ya se hizo desde la oposición por el alcalde, José López, no se
descarta llevar a la Fiscalía este contrato y sus entresijos, junto con
sus protagonistas, confiando en que no suceda como con los sobrecostes
del Auditorio, cuando la denuncia de Movimiento Ciudadano (MC) fue
archivada porque la Fiscalía carecía de medios suficientes para
comprobar tan gruesa operación», explicó el Gobierno local en un
comunicado.
Las presuntas «irregularidades» se recogen en dos informes realizados
por la Intervención municipal durante el pasado año, 2014. Ambos están
fechados el 7 de noviembre y en 16 de diciembre.
Por esta razón, el Ayuntamiento ve necesario llegar hasta el final de
la investigación para esclarecer punto por punto esas presuntas
anomalías relativas a los gastos realizados por la UTE de El Batel, que
gestiona el recientemente reelegido presidente de la Confederación de
Organizaciones Empresariales de Cartagena (COEC), Pedro Pablo Hernández.
«Con la llegada de este Gobierno municipal al Ayuntamiento se le
acabó el chollo al señor Hernández y a quienes lo acompañan en tan
lucrativa experiencia, puesto que ahora los técnicos municipales sí
tienen todo el apoyo de la corporación local para que en la próxima
revisión de condiciones económicas del contrato, si no antes por las
irregularidades que pudieran estar llevando a cabo los gestores, deje la
UTE de desangrar las cuentas públicas en su beneficio», dice el
escrito.
Desde el Ejecutivo local también creen que se ha realizado una
«descoordinada» gestión en el Auditorio, sobre todo, en lo referente a
la celebración de congresos, algo que a su juicio perjudica el impulso
de dicha actividad. En su opinión, «tampoco han hecho de El Batel un
referente cultural, ni han conseguido hacer un programación atractiva,
por lo que incluso debemos estudiar si están cumpliendo las condiciones
del pliego en cuanto a la oferta cultural».
En el comunicado, el Gobierno municipal liderado por José López se muestra muy
contundente y crítico con el máximo responsable de la gestión del
Auditorio, porque, a su parecer, «una vez más queda claro que este tipo
de empresarios son mucho más hábiles en el cobro del dinero público que
en la gestión y consecución de intereses beneficiosos para la ciudad,
algo que ha sido costumbre con todos los que han estado durante la
gestión del PP».
También hay críticas para el portavoz de la oposición, Francisco
Espejo, ya que él era el concejal de Contratación durante los dos
primeros años de la concesionaria Gestípolis-Sonora en el Auditorio,
«cuando el señor Hernández y los suyos no necesitaban ni aportar las
facturas para llevarse dos millones de euros al año. Espejo era el
discípulo aventajado de Barreiro, ese que siempre está cuando se le
necesita».
Desde el Ejecutivo local se envió un mensaje claro y rotundo: «Los tiempos han cambiado, los concejales ya no se dejan engañar con esa facilidad por empresas y concesionarias, pero tampoco se sientan con ellos a celebrar el gran botín público que han obtenido, así que el señor Hernández podrá seguir sentándose a la mesa con su valedora Barreiro (...) y, mientras ellos comen, nosotros haremos todo lo posible para que la fiesta dejen de pagarla los cartageneros».
La empresa (UTE) defiende que se trata de gastos de «representación», que son absolutamente legales. Entre ellos, los informes de la Intervención municipal acreditan el suministro de gasóleo al coche y comidas en restaurantes que incluyen chuletones de buey, solomillos de ternera y quisquillas.
Desde el Ejecutivo local se envió un mensaje claro y rotundo: «Los tiempos han cambiado, los concejales ya no se dejan engañar con esa facilidad por empresas y concesionarias, pero tampoco se sientan con ellos a celebrar el gran botín público que han obtenido, así que el señor Hernández podrá seguir sentándose a la mesa con su valedora Barreiro (...) y, mientras ellos comen, nosotros haremos todo lo posible para que la fiesta dejen de pagarla los cartageneros».
La empresa (UTE) defiende que se trata de gastos de «representación», que son absolutamente legales. Entre ellos, los informes de la Intervención municipal acreditan el suministro de gasóleo al coche y comidas en restaurantes que incluyen chuletones de buey, solomillos de ternera y quisquillas.
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