domingo, 15 de noviembre de 2015

¿A qué demonios juega Artur Mas? / A.R. Mendizabal

Es una pesadilla porque la guerra de Kosovo costó un incontable número de vidas sobre cuyo número todavía no hay consenso per que se mide en miles. Igual que se cuentan por cientos de miles los desplazados, refugiados y expulsados. Y lo mismo que son bastantes centenares los asesinatos en masacres de limpieza étnica. Por ambas partes: tanto los ‘puros’ serbios como los kosovares de religión musulmana que, por cierto, en estos tiempos están siendo cantera de refresco para el Estado Islámico.

Fue todo un ho­rror la guerra de Kosovo hace más de 15 años. Una guerra más en los miles de años de esta Europa ci­vi­li­zada que to­davía no ha hecho del todo las paces con­sigo misma y en la que a cada paso hay algún país o re­gión que lo quiere poner todo patas arriba. Fue cuando hasta Javier Solana no sabía dónde es­con­derse y se ta­paba el rostro con la mano mien­tras la OTAN bom­bar­deaba Belgrado. Fue el in­tento oc­ci­dental por acabar con los crí­menes de guerra y que por acabar acabó hasta con la em­ba­ra­zosa des­truc­ción de la em­ba­jada china.

Más de un año duró aquel con­flicto en 1998-1999, que to­davía se alarga en des­pa­chos y foros in­ter­na­cio­na­les. Por sar­casmos de la vida, este lunes 9 de no­viembre en el que el Parlament ca­talán se saltó la ley, se di­vidió a sí mismo y a los ca­ta­la­nes, se en­cas­tilló contra el resto de los es­pañoles y entro no en zona de pe­numbra sino de fla­grantes de­litos de se­di­ción y sub­ver­sión, ha sido his­tó­rico. Y tam­bién his­té­rico. Y desde luego, his­trió­nico.

Porque este lu­nes, pese a Artur Mas, Raül Romeva y demás he­raldos de la Tierra Prometida, ni si­quiera lle­gará a ser una nota a pie de pá­gina en la Historia. La prensa in­ter­na­cional presta aten­ción este mar­tes, claro que sí, pero en el mundo hay de­ma­siados pro­blemas como para preo­cu­parse de­ma­siado de los de­li­rios li­sér­gicos de unos cuantos que no tienen res­peto al­guno a la opi­nión de la ma­yoría y mienten des­ca­ra­da­mente.

Esa prensa con­ven­cional y di­gital re­gistra el al­cance del desafío ca­talán y la pa­cho­rra, to­da­vía, de Rajoy y el Gobierno ante la inau­dita des­fa­chatez de cómo el 53,33% de dipu­tados, que re­pre­sentan al 47,74% de los ca­ta­la­nes, fuerzan y re­tuercen la vo­luntad del 46,66% de es­caños y el 52,26% de ciu­da­da­nos. Unos nú­meros que en nin­guna parte del mundo han ava­lado nunca una se­ce­sión, a no ser por la vio­len­cia.

Pero este lunes 9 de no­viembre hay cosas mucho más se­rias fuera del his­trio­nismo y la de­mencia que se pro­dujo en Barcelona. El mundo ha re­cor­dado la tras­cen­dental efe­mé­ride de 1989, cuando cayó el Muro de Berlín, algo mucho más serio que los ama­ne­ra­mientos de Romeva y los su­yos. Y ha hon­rado el Día del Recuerdo o del Armisticio, ce­le­brado con dos días de ade­lanto para con­me­morar so­lem­ne­mente a los caídos en la I Guerra Mundial y demás con­flictos bé­licos del siglo XX. Bueno, lo han re­cor­dado todos menos el líder la­bo­rista bri­tá­nico Jeremy Corbyn.

Y este lunes 9 de no­viembre tam­bién se ha evo­cado con emo­ción la fa­tí­dica y es­pe­luz­nante Reichskristalllnacht o Noche de los Cristales Rotos de 1938, cuando los en­lo­que­cidos nazis arra­saron en Berlín las pro­pie­dades ju­días y sus cen­tros de culto. Un día para la ver­güenza, y ha­bría que es­tu­diar por qué lo eligió Artur Mas para su bu­ti­fa­rrendum el año pa­sado y para su cons­pi­ra­ción para la se­di­ción este año. Aunque para ello ha­bría que pe­ne­trar en la mente y el alma del per­so­naje, si es que las tiene.

Por fin, este mismo lunes 9 de no­viembre de 2015, la Unesco ha re­cha­zado el in­tento de Kosovo de ser ad­mi­tido como miembro de la Unesco. Necesitaba 94 votos y sólo ha ob­te­nido 92. Los noes fueron 50, y las abs­ten­ciones 29. La lec­ción fun­da­men­tal: que la po­lí­tica del hecho con­su­mado no es vá­lida en el mundo de hoy a no ser que la im­pon­gas. Como ha hecho Putin con Ucrania, la­men­ta­ble­mente. Por des­gracia para Kosovo, Putin está en con­tra, aunque EEUU y otros estén a fa­vor.

En Kosovo, en reali­dad, no hay buenos y ma­los. Ha ha­bido mucha vio­len­cia, mucha vio­la­ción de de­re­chos hu­manos (y no sólo de de­re­chos). Ha ha­bido crí­menes de gue­rra, crí­menes contra la Humanidad, ge­no­ci­dio, ma­tanzas sin cuento, lim­pieza ét­nica, en­te­rra­mientos ma­sivos en fosas co­mu­nes. La guerra sólo se­paró a las par­tes, y Kosovo fue pro­te­gido por un man­dato de la ONU. En 2008 de­claró uni­la­te­ral­mente la in­de­pen­den­cia, y 111 países la han re­co­no­cido. Pero a no ser que haya un acuerdo, el veto de Rusia im­pe­dirá su ac­ceso a la co­mu­nidad in­ter­na­cional como ha ocu­rrido con su en­trada por la puerta falsa de la Unesco.

Esa puerta de atrás fi­gura en el plan B, C o D de Artur Mas y los suyos en su lo­cura ona­nista al margen de la ma­yoría de los ca­ta­la­nes. Ya lo decía el pre­si­dent en 2013: ‘Desde el Govern es­tamos a favor del re­co­no­ci­miento de Kosovo porque en­ten­demos que los pro­cesos de­mo­crá­ticos se tienen que tener pre­sen­tes, ya que la de­mo­cracia es la base de todo y pasa por res­petar la vo­luntad ex­pre­sada por los ciu­da­da­nos’.

Claro que tam­bién puede haber un plan E, F o Z. Roger Albinyana, que ex­hibe el pom­poso y fan­toche tí­tulo de se­cre­tario de Asuntos Exteriores y de la Unión Europea de la (todavía no República) Generalitar ca­ta­lana, se cree haber ga­nado el sueldo porque el Consejo Federal de Suiza ha dicho que no entra en cues­tiones in­ternas de España. Quiere hacer creer que eso es un paso ade­lante. Va listo. Y a se­guir co­brando.

De modo que en el día des­pués del 9 de no­viembre de 2015, en este 10 de no­viem­bre, Artur Mas debe dejar de mentir porque no tiene ma­yoría y por mucho que quiera no va a en­gañar al mundo: lo que ocu­rrió es que el 53,33% de dipu­tados, que re­pre­sentan al 47,74% de los ca­ta­la­nes, qui­sieron forzar y for­zaron la vo­luntad del 46,66% de dipu­tados y el 52,26% de ciu­da­da­nos. Unos nú­meros que en nin­guna parte del mundo han ava­lado nunca una se­ce­sión, a no ser por la vio­len­cia.

También debe dejar de ha­cerse la víc­tima, porque los únicos per­ju­di­cados son los demás ca­ta­lanes no se­ce­sio­nis­tas, que son ma­yo­ría; debe dejar de acusar al Estado de ‘intolerancia’ y ‘seudodemocracia’, porque por ejemplo en Madrid hay ró­tulos en co­mer­cios en do­cenas de idiomas y en Cataluña multan si no se es­criben en ca­ta­lán, como co­rres­ponde a la mejor tra­di­ción so­vié­tica.

Lo que debe pen­sar, si puede, y ha­cer, si es per­sona, es de­cidir quién es: un po­lí­tico es­pañol de Cataluña o el dic­tador serbio Milosevic, el car­ni­cero tam­bién serbio Mladic o el líder del Ejército de Liberación de Kosovo Hashim Thaçi, tam­poco una her­ma­nita de la ca­ri­dad. Por lo de­más, no tienen los vo­tos: ni Artur Mas ni los se­cuaces que per­pe­traron el la­men­table sai­nete en el Parlamente. Y por no te­ner, no tienen ni la razón ni ver­güenza: al margen del resto de los es­paño­les, ¿quiénes son ellos para im­poner a su an­tojo una lo­cura a la ma­yoría de sus ciu­da­da­nos? Son eso, locos dés­po­tas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hombre la razón que siempre le he encontrado a elegir la fecha del 9 de noviembre es porque en fecha anglosajona se dice 11-9, de tal modo que alude, una vez más, a la Diada. A la derrota y a la humillación (!!!) de los catalanes. Vamos, lo de siempre.