jueves, 8 de octubre de 2015

Los agricultores advierten que el Tajo-Segura vive una de sus situaciones "más difíciles"

MURCIA.- El presidente de COAG Murcia, Miguel Padilla, ha considerado que el trasvase Tajo-Segura vive una de sus situaciones "más difíciles" debido a que el acueducto está "prácticamente cerrado" porque las dotaciones que dan "son una miseria"; mientras que la desalinización cuenta con una "gran incertidumbre" porque el precio "razonable" de este recurso "no ha salido todavía", a pesar de que el Ministerio y la Consejería insisten en que "será pronto".

Además que no se hayan hecho todavía las compras a otras comunidades de regantes fuera de la cuenca del Segura, como las del Júcar o Estremera, hacen que la realidad sea "muy preocupante", según ha indicado Padilla al ser preguntado en rueda de prensa por el mensaje de "tranquilidad" lanzado a los regantes por la consejera de Agua, Agricultura y Medio Ambiente, Adela Martínez-Cachá y el presidente del Sindicato Central de Regantes del Acueducto Tajo-Segura (Scrats), José Manuel Claver.
Padilla ha reconocido que podría compartir "un poco" el optimismo del Sindicato Central de Regantes (Scrats) y de la consejera porque no puede pensar "otra cosa que no sea esa, es decir, que no vaya a haber soluciones para el regadío". 
"Ahora mismo hay miedo" y, algunas personas, ante la incertidumbre "se esperan a ver qué pasa, retrasando todo lo posible sus plantaciones", pero ante el compromiso adquirido con lo semilleros, solo puede retrasarse siete u ocho días más, "no un mes", destaca Padilla.
En este sentido, ha remarcado que COAG recibe cada día "cientos de llamadas de regantes de todos los sitios" porque la preocupación es "tremenda". Y es que ya no se trata de planificar las producciones, sino que "ya está plantada, a lo mejor, un 60 o 70 por ciento de la campaña de invierno".
Los agricultores piden consejo a COAG y le preguntan si deben guardar la dotación de agua para sacar adelante lo que ya está plantado, o si deben seguir regando "a ver lo que pasa". Esta cuestión, según Padilla, "es difícil de contestar", aunque tiene la esperanza en que se va a alcanzar "un precio razonable del agua desalada por lo que se oye en el Ministerio".
Además, confía en que se pueda hacer la compra de agua de otras cuencas y que, en última instancia, la solidaridad dentro de la cuenca "tendrá que actuar", sobre todo, en lo que respecta a los pozos del sinclinal de Calasparra. "Posteriormente, habrá que devolvérsela, sin duda, esto tiene que ser así", ha añadido.
Padilla, que confía en llegar hasta enero y "ver qué pasa", ha destacado que los embalses de Entrepeñas y Buendía cuentan con 332 hectómetros cúbicos actualmente, y recuerda que "se dejaría de trasvasar al llegar a los 304 hectómetros cúbicos". Sin embargo, reprocha que "se ha dejado de trasvasar con 350, con 370 y 380 hectómetros cúbicos".
Así, reconoce que "no cabe la menor duda de que hay que preservar siempre el agua de beber", pero cree que "no se ha cumplido la seguridad jurídica que nos garantizaban con el Memorándum del trasvase Tajo-Segura", ya que este documento dice que "hasta los 304 hectómetros cúbicos se pueden hacer trasvases".
Si no se encuentran soluciones, ha apostillado, "algunos deberíamos de dejar donde estamos porque habremos fracasado totalmente, en el sentido de que habremos arruinado la economía de la agricultura".

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