domingo, 25 de octubre de 2015

Iglesias y Rivera ignoran a Merkel pero sus ofertas económicas son confusas / Luis Alcaide *

El programa Salvados con Jordi Evolé conforma uno de esos proyectos de investigación que como un hábil partero alumbran lo mejor de la actualidad, noticias y opiniones oportunas y de calidad, todo un ejercicio en favor de la democracia. El intercambio de opiniones entre sus dos útlimos contertulios, Pablo Iglesias y Albert Rivera, ha ofrecido a la ciudadanía una imagen de proximidad de estas dos personalidades políticas; un mensaje que ha llegado limpio a los votantes.

Rivera más in­cli­nado por una eco­nomía de mer­cado como ins­tru­mento para el cre­ci­miento del pro­ducto, pero a su vez com­pa­sivo con los menos afor­tu­nados en el re­parto de la ri­queza y ab­so­lu­ta­mente in­tran­si­gente con la co­rrup­ción.

Prioridad por el re­parto de la ri­queza en el caso de Iglesias. Un fin en sí mismo ético y so­cial y al mismo tiempo un ace­le­rador del cre­ci­miento en la me­dida en que los menos ri­cos, dada su mayor pro­pen­sión al con­sumo, au­mentan la de­manda in­terna.

El agente dis­tri­buidor no sería otro que el “Estado”, lo que im­plica una am­plia in­ter­ven­ción en la eco­no­mía. Los ejem­plos re­cientes de este mo­delo no han con­se­guido prác­ti­ca­mente nin­guno de esos ob­je­ti­vos.

El plan­tea­miento de Iglesias en esta España miembro de la UE y de la eu­ro­zona no es el más ade­cuado para apli­carle las re­cetas ve­ne­zo­lanas o las que tu­vieron lugar en Rusia y en los países del este de Europa. Iglesias co­noce, o debe co­no­cer, que ese mo­no­polio del Estado será di­fí­cil­mente com­pa­tible con nuestra ac­tual con­di­ción de es­tado miembro de la UE donde pre­va­lecen las normas de com­pe­tencia y están pros­critas las ayudas de Es­tado. El Es­tado cen­tra­li­zado tiene una nata in­cli­na­ción a auto ex­cul­parse.

Lo que sí es vá­lido es la de­nuncia de la de­sigualdad y la ur­gencia de ro­bus­tecer y con­so­lidar el cre­ci­miento de la eco­no­mía. Propuestas que tam­bién en­tran en el ideario de Rivera pero sos­te­nidas por la dis­ci­plina en la ad­mi­nis­tra­ción de los re­cursos pú­blicos y pri­va­dos. El pro­ceso de in­te­gra­ción eco­nó­mica de la eu­ro­zona, fiscal y mo­ne­ta­ria, se en­cuentra en la en­cru­ci­jada de apostar por una es­tra­tegia keynesiana – es­tí­mulos adi­cio­nales a la de­manda in­terna- o una es­tra­tegia a la ale­mana – fé­rrea dis­ci­plina pre­su­pues­ta­ria- con la es­ta­bi­lidad como piedra an­gular para ga­ran­tizar un ade­cuado fun­cio­na­miento.

Phillippe Legrain, in­glés y eu­ro­peísta, ha afir­mado, lo sub­raya W. Munchau, que la úl­tima cosa que ne­ce­sita la UE es esa mayor in­te­gra­ción eco­nó­mica y mo­ne­taria en la ver­sión ale­mana. Mucho más ra­zo­nable es se­guir como es­ta­mos, dice el eco­no­mista bri­tá­nico. Las pro­puestas de Alemania en todas las dis­cu­siones sobre el fu­turo de la unión fiscal o de la unión ban­caria lo que pro­ponen es un cum­pli­miento ri­gu­roso de las re­glas, es de­cir, equi­li­brio pre­su­pues­tario a ul­tranza y sa­nea­miento fi­nan­ciero, pero ningún com­pro­miso sobre una mu­tua­li­za­ción de los ries­gos, ga­rantía de los de­pó­sitos y asis­tencia fi­nan­ciera, en caso de di­fi­cul­tades de cual­quiera de los so­cios.

En de­fi­ni­tiva, Alemania no se com­pro­mete a una asis­tencia ins­ti­tu­cional pero tam­poco está claro que po­lí­ti­ca­mente pu­diese con­ver­tirse en un ga­rante del resto de la UE. Tampoco apuesta por con­ver­tirse en la lo­co­mo­tora de la eu­ro­zona, lo que le exi­giría es­ti­mular su de­manda in­terna, re­ducir el dé­ficit pre­su­pues­tario y, por su­puesto, sus ex­ce­dentes de ba­lanza co­mer­cial con sus so­cios eu­ro­peos y el resto del mundo.

El pro­ceso de unión eco­nó­mica mo­ne­taria está con­di­cio­nado por el ritmo que marque Alemania. Ahora bien al mismo tiempo la si­tua­ción ac­tual per­mite ver como Italia o España juegan con ma­yores dé­fi­cits pre­su­pues­ta­rios que están es­ti­mu­lando sus de­mandas do­més­ticas y el cre­ci­miento de la eco­no­mía. Una si­tua­ción, la ac­tual, en la que pre­do­mina el em­pi­rismo de la fle­xi­bi­lidad que com­pa­ti­bi­liza exi­gen­cias po­lí­ticas (empleo) y una mo­de­rada dis­ci­plina fis­cal.

En la cons­truc­ción del edi­ficio eu­ropeo las ini­cia­tivas es­bo­zadas por Rivera re­sultan más rea­listas que las de Iglesias, to­davía an­clado en una men­ta­lidad uni­ver­si­taria “progresista”. Bravo por el cara a cara ad­mi­nis­trado sa­bia­mente por el pe­rio­dista Evolé. España no corre el riesgo de que­darse huér­fana de di­ri­gentes po­lí­ti­cos.

He tar­dado tiempo en re­unir a mis con­ter­tu­lios de El Retiro. Quería co­nocer sus opi­nio­nes. Rivera les pa­reció más con­vin­cente y pró­ximo a la realidad e Iglesias menos pe­li­groso pero to­davía lejos de sin­to­nizar con los pro­blemas del día a día.


(*) Economista del Estado

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