Hay distintos tipos de partidos políticos en cuanto a su modelo de
organización. Uno, los que tienen militantes, caso de PP, PSOE y
Podemos. Dos, los que tienen cuadros y activistas, caso de IU. Tres, los
que no tienen militantes ni cuadros sino cargos, caso de UPyD y todavía
Ciudadanos. También hay partidos marca, como Equo.
En el primer modelo hay diferencias: el PP tiene militantes, pero
pintan poco o nada; los representan a través de filtros: pedáneos
nombrados a dedo y presidentes de juntas locales designados en la
práctica por el jefe regional. Los cargos de dirección están copados por
‘senadores reales’ incorporados por el presidente del partido y los
representantes institucionales (diputados, alcaldes…) a modo de
’democracia orgánica’.
En el PSOE los militantes pintan algo más, pero la masa crítica va
disminuyendo, de modo que intentan crear fórmulas para incorporar
también a ‘simpatizantes’ cuyo papel se limita a las elecciones
primarias, de las que los socialistas fueron pioneros en su formulación
como también en su descrédito.
En Podemos, la organización asamblearia inicial, que en teoría es la
más participativa, contiene el truco de que a su vez es la más
manejable, y al final la estructura de poder, con el pretexto de
corregir la inestabilidad que podría provocar el asamblearismo
continuado, se convierte en inamovible.
El segundo modelo lo protagoniza IU en exclusiva. Dispone de una
militancia escasa, pero integrada por activistas en su casi totalidad,
de la que se extraen los cuadros, casi siempre por méritos, hasta el
punto de constituir en la práctica un partido de cuadros.
El tercer modelo corresponde a UPyD y Ciudadanos. Son partidos de
cargos y poco más. Véase el caso de Ciudadanos: cuando convocan a
primarias, la lista de los que pierden se va a casa o monta una
candidatura con otras siglas. En UPyD sólo quedan los dirigentes que no
optaron por Ciudadanos. Cuando concluyeron sin éxito las negociaciones
entre Rosa Díez y Albert Rivera para la integración de ambos partidos,
este último avisó a aquélla: “Pues bien, te advierto que Ciudadanos, de
todas formas, se va a presentar a las elecciones en España”.
“¿Y cómo lo
vas a hacer si no tienes partido?”, le retó Díez. La respuesta de
Rivera fue: “Lo haré con el tuyo”. Y así ha ocurrido: Ciudadanos empezó a
constituirse, como en Murcia, con cargos procedentes de UPyD. Hay que
suponer que el rápido y elevado crecimiento que las encuestas auguran a
Ciudadanos inducirá a una modificación paulatina de ese modelo, sobre
todo para acoger a quienes ahora llaman a esas puertas procedentes del
PP, la mayoría, y del PSOE, algunos.
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