martes, 27 de octubre de 2015

Declaración de independencia y los ‘mecanismos’ de Rajoy / Pablo Sebastián *

Vamos a ver si el presidente del Gobierno Mariano Rajoy es capaz de hacer frente como promete al proceso de ruptura de la unidad de España lanzado ayer por los partidos secesionistas CDC, ERC y CUP en el Parlamento de Cataluña. Situación de la mayor gravedad que requiere de la contundencia del Gobierno y del resto de las instituciones españolas afectadas, Parlamento español, Tribunales Constitucional y de Justicia, Fiscalía, así como de la coordinación y la unidad de las fuerzas políticas constitucionalistas.

Y que se cuide muy mucho Rajoy de hacer electoralismo con esta cuestión porque en su declaración institucional ya cometió el error de hablar no solo en el nombre del Gobierno de España sino y también a título personal. Porque en las actuales circunstancias tan importante es la firmeza en las actuaciones como la unidad de los ciudadanos y partidos constitucionalistas. No vaya a ser que Rajoy incurra en el mismo error que cometió José María Aznar cuando pretendió abordar en solitario la crisis de los atentados terroristas del 11-M de 2004 en Madrid.

Máxime cuando sabemos que si Rajoy se hubiera enfrentado a la Consulta del 9N de 2013 como debió hacerlo y hubiera hecho entonces las reformas oportunas de las competencias del Tribunal Constitucional y denunciado la convocatoria de las ’elecciones plebiscitarias’ del 27-S que eran un claro ‘fraude de ley’, o haberlas hecho coincidir con los comicios generales del 20-D, seguramente no estaríamos ante esta grave situación. De hecho la sola presentación en el Parlamento catalán de la moción secesionista, como documento y hecho jurídico que es, podría haber puesto en marcha, el mismo martes, los misteriosos ‘mecanismos’ de Rajoy.

En su declaración institucional Rajoy sigue sin explicar a los españoles lo que va a hacer para frenar el desafío catalán y se limita a repetir lo mismo que en últimos meses que: ‘El Estado no va a renunciar al uso de todos los mecanismos políticos y jurídicos que, en defensa de la soberanía del pueblo español y del interés general de España, le atribuyen la Constitución y las Leyes’. Palabras sin contenido preciso, y similares palabras a las que pronunció antes de la Consulta del 9N de 2013, que luego no cumplió, lo que constituye un elemento añadido para la preocupación de los españoles a los que Rajoy ahora les pide ‘tranquilidad’.

El desafío catalán ha llegado al punto final de la ruptura con España desde la más absoluta ilegalidad y poniendo a prueba la fortaleza de la Constitución Española y la unidad nacional. Esta es la situación que se desprende de la moción presentada en la ‘mesa’ del Parlamento catalán por los integrantes de los grupos ‘Juntos por el sí’ –CDC y ERC’- y las CUP y en la que se anuncia el inicio del proceso secesionista para ‘la declaración del Estado catalán independiente con forma de república’, y la desobediencia a las instituciones y leyes del Estado español y especialmente a las decisiones del Tribunal Constitucional.

Declaración que será previsiblemente aprobada en el pleno de la Cámara catalana de la semana próxima, con los votos de los 62 diputados secesionistas firmantes de la moción, a los que puede que se le sumen algunos de la candidatura de ‘Si que es pot’ donde se integra Podemos, como ocurrió en la votación del nombramiento de Carme Forcadell como presidenta del Parlamento catalán. Todo ello y a sabiendas que los secesionistas -se vio en las elecciones ‘plebiscitarias’ del 27-S-, no llegaron al 48% de los votantes catalanes, y ni siquiera al 36% del censo. Lo que les quita, además de ponerse fuera de la Constitución de la que emana la propia legitimidad del Parlamento de Cataluña, cualquier atisbo de legitimidad moral y democrática.

¿Cuáles son esos famosos ‘mecanismos’ que presume tener preparados Rajoy para impedir el proceso secesionista? De momento no los ha explicado y cabe imaginar que para no dar pistas a los independentistas, pero ya no estamos en el tiempo de jugar al ratón y al gato sino de pasar de una vez por todas a la acción.

Imaginamos que los ‘mecanismos’ en cuestión a los que se refiere Rajoy son por una lado la presentación, tras la aprobación de la moción secesionista, del recurso urgente de inconstitucionalidad ante el Tribunal Constitucional para que declare ilegal el proceso secesionista y suspenda, hechas las advertencias necesarias, tanto la moción aprobada por la Cámara, como a Artur Mas en sus funciones actuales de presidente en funciones de la Generalitat.

Así como a todos los cargos públicos que vulneren la decisión del TC, de acuerdo con las nuevas facultades que tiene el TC para que se cumplan todas y cada una de sus decisiones y sentencias. Asimismo el TC puede imponer multas y derivar hacia los tribunales ordinarios todas y cada una de las responsabilidades penales que se deriven del incumplimiento de sus decisiones y de la legalidad vigente.

Asimismo, el Gobierno tiene a su alcance el Artículo 155 de la Constitución que, previo aviso al presidente catalán en funciones y con el apoyo del Senado, podría conducir a la suspensión del total o parcial de la Autonomía de Cataluña que, en ese caso, sería controlada y administrada por las instituciones del Estado. Desde luego y si los responsables del proceso secesionista se empeña desobedecer a los tribunales, incluido el TC, el gobierno deberá hacer cumplir la legalidad utilizando, si la situación lo requiere, el uso de las Fuerzas de Seguridad del Estado.

Estos parecen ser los mecanismos de la esperada y contundente respuesta del Gobierno al proceso secesionista si el Parlamento catalán lo pone en marcha la próxima semana. Decisiones claras, urgentes y contundentes que puede que sean contestadas con desórdenes públicos e interferencias provocadoras durante la celebración de las elecciones generales del 20-D.

El presidente Rajoy se ha puesto en contacto para actuar de manera conjunta con los líderes políticos del PSOE y Ciudadanos, Pedro Sánchez y Albert Rivera, y llama la atención las reticencias de IU y el paso de Podemos hacia el independentismo al insistir Alberto Garzón y Pablo Iglesias a estas alturas, y cuando los secesionistas colocan fuera de la ley, en el discurso del diálogo, la negociación y la celebración de un referéndum independentista que también es inconstitucional.

De igual manera que llama la atención que CDC, ERC y CUP hayan decidido poner en marcha el proceso sin esperar a la investidura del nuevo presidente catalán y en medio de las pruebas contundentes de la corrupción del 3 % que implican de lleno a la familia Puyol, a Convergencia y a la propia Generalitat, lo que demuestra que la urgencia del proceso secesionista incluye la pretensión de encubrimiento de una banda criminal.

Estamos en un momento crucial de la vida política española, el más grave desde el Golpe de Estado del 23-F desde el inicio de la Transición democrática, y todo ello en medio de un proceso electoral que no debería ser utilizado por el Gobierno del PP en su beneficio haciendo buena la idea de ‘cuanto peor para España mejor para el PP’. Esta es una cuestión de Estado que afecta a todos por igual.

(*) Periodista

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