jueves, 1 de octubre de 2015

Moody´s se une a Fitch y advierte del riesgo del resultado de las catalanas / José Hervás *

A la agencia de calificación de riesgos Moody´s no le han gustado los resultados de las elecciones catalanas. Es la segunda de las grandes agencias mundiales de calificación de riesgos que lanza esta advertencia en menos de 48 horas. Considera que la situación de indefinición política en la que ha quedado Cataluña no resuelve la tensión existente entre la Generalitat y el Gobierno central. Y las tensiones son mal vistas por los inversores.

Moody´s va in­cluso más allá que su ho­mó­loga Fitch para la que el pro­blema se pro­du­ciría a partir del mo­mento en que Cataluña rom­piera los lazos con el Gobierno de la na­ción. A partir de ese mo­mento re­ba­jaría el ra­ting de Cataluña pues, como re­co­daba la agen­cia, es el Gobierno Central el que pro­por­ciona a día de hoy la fi­nan­cia­ción de la Generalitat.

Moody´s en cambio ade­lanta los ries­gos. Considera que no re­sulta ne­ce­sario es­perar a que se pro­duzca la rup­tura. Los riesgos están ya pre­sentes y se agu­di­zarán si no se re­suelven las ten­siones entre ambos eje­cu­ti­vos.

Para Moody´s la clave en las fu­turas ne­go­cia­ciones es­tará en la de­pen­dencia fi­nan­ciera que man­tiene Cataluña en la ac­tua­lidad con la Hacienda es­pañola de la que ha re­ci­bido 37.500 mi­llones en los úl­timos 4 años para poder hacer frente a sus obli­ga­cio­nes.

Según los ex­pertos de la agencia los efectos tam­bién se­rían ne­ga­tivos para España, pues su­pon­dría perder un 20 por ciento del PIB.

La agencia no se pro­nuncia en cambio de lo que pueda su­ceder en el in­terim desde que se forme el go­bierno de la Generalitat y hasta que se logre un nuevo Gobierno de la na­ción tras las elec­ciones pre­vistas para el mes de di­ciem­bre.

Pero los mer­cados están seña­lando que las con­se­cuen­cias serán ne­ga­ti­vas. Un sector clave, como por ejemplo el fi­nan­ciero, afronta mu­chas in­cer­ti­dum­bres de cara al fu­turo de su cuenta de re­sul­ta­dos.

La en­trada en vigor de las nuevas normas de Basilea y las nuevas exi­gen­cias de ca­pital im­puestas por las ins­ti­tu­ciones co­mu­ni­ta­rias que ini­ciarán a partir del pró­ximo año un nuevo test de re­sis­tencia a los grandes del sec­tor, son los prin­ci­pales ele­mentos que añaden más in­cer­ti­dum­bre. Y sin él no fun­ciona nada en la eco­no­mía.

Por si fuera poco la nueva nor­ma­tiva para im­pedir que los bancos co­bren por dos con­ceptos al re­tirar di­nero de los ca­jeros y la exi­gencia de que pague im­puestos por los avales del Estado, se vienen a sumar a la otras in­cer­ti­dum­bres que van a ten­sionar más su cuenta de re­sul­ta­dos.

A veces pa­rece existir una sa­tis­fac­ción ge­neral por los apre­tones que se viene dando a la cuenta de re­sul­tados de bancos y ca­jas, como si con las pre­siones a las que se les so­mete se re­ba­jara el sa­lario de sus grandes eje­cu­ti­vos. ¡Qué equi­vo­ca­ción!

Quienes más suelen su­frir las con­se­cuen­cias de los re­cortes en los be­ne­fi­cios de estas en­ti­dades co­ti­zadas son los ac­cio­nis­tas. Y hay mi­llones de ellos que de­penden del di­vi­dendo para poder me­jorar algo sus di­fi­ciles con­di­ciones de vida.

(*) Periodista

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