El rival es el PSOE.
¿De qué suena eso? Hace unos días, en la fiesta del PCE, Alberto
Garzón, postulado candidato a la presidencia del gobierno en España por,
en orden creciente, el PCE, IU, Ahora en Común y la posible confluencia con Podemos, decía que el enemigo es la oligarquía que incluye al PP, a la monarquía y al PSOE.
A su lado, Anguita rebosaba satisfacción de que las jóvenes
generaciones hayan recibido íntegro el mensaje revolucionario: primero,
destruir al PSOE, que es el enemigo.
El PSOE es el enemigo del PP y del PCE/IU y (supongo) ahora en común.
No lo dice Palinuro. Lo dicen los interesados. El juicio en la
izquierda no es muy interesante. Salvo información nueva se trata de la
sempiterna consigna comunista, un viejo odio enquistado en unas
relaciones cainitas de casi un siglo. Su resurgimiento aquí y ahora es
premonición de que la izquierda perderá las próximas elecciones,
convocadas ya formalmente para el 20 de diciembre. Parece mentira, con
una derecha prácticamente destrozada en la opinión pública (por eso ha
tenido que sacar a la palestra una especie de marca blanca), la
izquierda es patológicamente incapaz de unirse. El último grito unitario
dado por un puñado de personalidades con un alto grado de narcisismo a
favor de una lista única de la izquierda sin "personalismos", esto es,
sin aquello que ellas rezuman, tiene tanta viabilidad como la ínsula
Barataria. Añádase que el PSOE parece tener el 25% del voto. Que el 25%
del electorado que consideras tuyo vote por tu enemigo debe de ser una
experiencia amarga.
Lo interesante, sin embargo, está en el juicio de la derecha. El rival es el PP.
Las almas simples dicen siempre la verdad. En realidad no la dicen,
sino que la ocultan, pues los simples suelen ser malvados. La ocultan,
pero se les escapa en su simpleza. Rajoy avisa por si nadie lo hubiera
visto de que Ciudadanos no es rival del PP. Y no lo es porque el voto de C's es volátil.
Dicho por quien preside un partido que comenzó su mandato con un 44%
del voto y está ahora en un 24% eso de volátil no significa nada o, si
significa algo, debe concluirse que el PP tampoco es rival de nadie.
De
todos los partidos, Ciudadanos es el más escurridizo. Los catalanes,
que lo han visto actuar durante nueve años, dicen conocerlo y señalan el
hecho de que su acción parlamentaria marca el paso con la del PP, para
estar o para marcharse de las sesiones cuando se abordan temas
escabrosos como el franquismo. Pero eso no es suficiente. Ciudadanos no
tiene un programa claro, ni unos usos internos trasparentes. Su
organización, funcionamiento y financiación, tampoco. Al haber alzado
recientemente una especie de banderín de enganche para constituirse como
partido serio en toda España, suele estar en la prensa con casos
de altas e ingresos de gentes con pasados poco edificantes. El
consabido aluvión en un partido con expectativas razonables de
participar en el poder. Rivera es una construcción mediática mucho más
lograda que la de Iglesias. Las valoraciones populares cantan. De hecho,
Rivera por un lado, con su superioridad icónica y David Fernández por
otro, con su eticidad radical, han triturado la imagen de Iglesias. Pero
el rostro, la imagen de Rivera, tiene un punto oscuro: nadie sabe qué
hay detrás de ella. Es posible que no haya nada, como en la esfinge sin
secreto. Lo que está por ver es si el gobierno de la nada es peor que el
de la incompetencia.
El rival es el PSOE.
En su simpleza, Rajoy señala el camino del voto útil. IU y Podemos,
juntos o por separado, no son rivales. Su negra honrilla no les deja
aceptar esta condición de don nadies. ¿Cómo no es rival de la derecha la
izquierda transformadora ni la de Podemos, que iba a asaltar los
cielos? Al contrario, ellos son los verdaderos rivales de la derecha y,
cuando esta señala al PSOE, en realidad está recurriendo a una
estratagema de señalar un adversario falso para atacar al verdadero.
Quien no se consuela es porque no quiere.
La verdad verdadera de esta segunda restauración, también llamada críticamente régimen del 78 o régimen borbónico
es que, en efecto, el PSOE es el rival del PP porque es quien puede
sustituirlo en el poder. Ya lo ha hecho en otras ocasiones y está en
situación de repetir. También suele considerarse esta situación como bipartidismo.
El bipartidismo es la realidad, la verdad. Como están hoy las cosas,
las elecciones las gana el PSOE solo por cuanto el resto de la izquierda
está literalmente atomizado y, para variar, bastante a la gresca
interna. O bien -parece verosímil- lo hace la derecha bajo alguna forma
de colaboración entre el PP y C's, según hayan sido sus respectivos
resultados electorales.
Y así habrá cuatro años más de luz de la oscuridad.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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