Si el PP no se deshace de los imputados que le van brotando, la
gobernabilidad encallará, pues Ciudadanos, ninguneado en el pacto de
investidura, no colaborará con las iniciativas del Gobierno, y menos en
la antesala de unas elecciones. Esto conducirá inevitablemente, tras el
20D, a un adelanto electoral o a una moción de censura.
Esta última daría lugar a un Gobierno PSOE/Ciudadanos, con el apoyo
condicionado de Podemos en la investidura, si el resultado de las
generales en España ofreciera ese modelo; o bien un Gobierno
PSOE/Podemos, con el apoyo condicionado de Ciudadanos, en caso de que el
PP pueda mantenerse en la Moncloa.
La primera opción, la del adelanto electoral, podría hacer de
contrafuegos a esa doble posibilidad, pero la nueva Ley Electoral no se
la aconseja al PP, pues con ella habría obtenido 19 diputados hace tres
meses en vez de los 22 de que ahora dispone, a lo que habría que añadir
el efecto caída que se prevé para los populares en las generales y la
desarticulación interna del partido en Murcia y Cartagena sobre todo, lo
cual pondría más fácil las alianzas a la actual oposición.
Por tanto, cualquier medida extrema es perjudicial, sobre la mesa,
para los intereses del PP. Éste sólo tiene dos posibilidades. Una,
pactar los Presupuestos con Podemos, aceptando una tabla de medidas que
este partido proponga, es decir, sustituir a Ciudadanos por Podemos como
aliado externo, lo que supondría un cambio sustancial de sus políticas,
y esto en el caso de que Podemos conceda credibilidad a un partido que a
los tres meses ha incumplido su pacto con Ciudadanos.
La otra posibilidad, aparentemente más sencilla, sería que el PP
cumpliera su pacto con Ciudadanos y se deshiciera de los imputados que
le van brotando. La dificultad real para hacerlo consiste en que crearía
precedentes comprometedores para el caso de que el propio presidente
resultara imputado en el ‘caso Auditorio’. Una tercera posibilidad, la
del ‘tamayazo’, de la que se habló, en ausencia de PAS, la misma noche
electoral en un edificio de la avenida Teniente Flomesta, hace tiempo
que quedó descartada a la vista de la inexistencia de frikis en el arco
parlamentario.
El problema es que resulta imperativo que el PP permanezca en el
poder, pues es la única manera de mantener un cierto control sobre lo
que hay debajo de las alfombras: véase el oportuno despeje hacia el
Tribunal de Cuentas de la investigación interna sobre la desaladora de
Escombreras que proponía el informe de los propios Servicios Jurídicos
de la Comunidad. Si los bárbaros entraran a San Esteban se armaría la de
Wikileaks.
PAS parece atado de pies y manos al día de hoy. Pero, dado que es el
político más hábil y valioso con que cuenta el PP, hay que estar atentos
a las pantallas a la espera del efecto Houdini.
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