viernes, 23 de octubre de 2015

Callejón sin salida / Ángel Montiel

Si el PP no se deshace de los imputados que le van brotando, la gobernabilidad encallará, pues Ciudadanos, ninguneado en el pacto de investidura, no colaborará con las iniciativas del Gobierno, y menos en la antesala de unas elecciones. Esto conducirá inevitablemente, tras el 20D, a un adelanto electoral o a una moción de censura.

Esta última daría lugar a un Gobierno PSOE/Ciudadanos, con el apoyo condicionado de Podemos en la investidura, si el resultado de las generales en España ofreciera ese modelo; o bien un Gobierno PSOE/Podemos, con el apoyo condicionado de Ciudadanos, en caso de que el PP pueda mantenerse en la Moncloa.

La primera opción, la del adelanto electoral, podría hacer de contrafuegos a esa doble posibilidad, pero la nueva Ley Electoral no se la aconseja al PP, pues con ella habría obtenido 19 diputados hace tres meses en vez de los 22 de que ahora dispone, a lo que habría que añadir el efecto caída que se prevé para los populares en las generales y la desarticulación interna del partido en Murcia y Cartagena sobre todo, lo cual pondría más fácil las alianzas a la actual oposición.

Por tanto, cualquier medida extrema es perjudicial, sobre la mesa, para los intereses del PP. Éste sólo tiene dos posibilidades. Una, pactar los Presupuestos con Podemos, aceptando una tabla de medidas que este partido proponga, es decir, sustituir a Ciudadanos por Podemos como aliado externo, lo que supondría un cambio sustancial de sus políticas, y esto en el caso de que Podemos conceda credibilidad a un partido que a los tres meses ha incumplido su pacto con Ciudadanos.

La otra posibilidad, aparentemente más sencilla, sería que el PP cumpliera su pacto con Ciudadanos y se deshiciera de los imputados que le van brotando. La dificultad real para hacerlo consiste en que crearía precedentes comprometedores para el caso de que el propio presidente resultara imputado en el ‘caso Auditorio’. Una tercera posibilidad, la del ‘tamayazo’, de la que se habló, en ausencia de PAS, la misma noche electoral en un edificio de la avenida Teniente Flomesta, hace tiempo que quedó descartada a la vista de la inexistencia de frikis en el arco parlamentario.

El problema es que resulta imperativo que el PP permanezca en el poder, pues es la única manera de mantener un cierto control sobre lo que hay debajo de las alfombras: véase el oportuno despeje hacia el Tribunal de Cuentas de la investigación interna sobre la desaladora de Escombreras que proponía el informe de los propios Servicios Jurídicos de la Comunidad. Si los bárbaros entraran a San Esteban se armaría la de Wikileaks.

PAS parece atado de pies y manos al día de hoy. Pero, dado que es el político más hábil y valioso con que cuenta el PP, hay que estar atentos a las pantallas a la espera del efecto Houdini.

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