jueves, 15 de octubre de 2015

La prueba de la regeneración / Ángel Montiel

Ahora es el momento en que Pedro Antonio Sánchez debe imitar a Alberto Garre y pedir ‘generosidad’ a los imputados.

La imputación de la alcaldesa de Torre Pacheco es la prueba de fuego para responder a una sencilla cuestión que todavía nos inquieta: la separación de los imputados de la vida política ¿constituye una convicción para el PP o lo ha hecho hasta ahora forzado por las exigencias de Ciudadanos? La ‘política de regeneración’ precisaba de una oportunidad que permitiera pasar el paño para comprobar su autenticidad. Y esa oportunidad ya ha llegado.

Si Sánchez no pide ‘generosidad’ a Fina Marín ¿qué van a pensar Cámara, Bascuñana (¡cuádrense!) o María Antonia Conesa? ¿Por qué ellos no pueden seguir y Marín sí? Pero, sobre todo, los ciudadanos entenderíamos que, si no hubiera estado en juego la investidura de Sánchez, Cámara y Bascuñana seguirían hoy en sus cargos con todo lo que esto significaría incluso para el propio PP.

Ya el caso de Mazarrón es bien expresivo. Los populares se ponen muy dignos para asegurar que en esa localidad no cuentan con imputados y que se limitan a gobernar con el apoyo de los de otras candidaturas, aunque no subrayan que los imputados tienen competencias de gobierno. Uno de ellos, Francisco García, ha sido expulsado de dos partidos: del PSOE por estar imputado, y de Alternativa Socialista, con el que accedió a la concejalía, por investir al PP.

Otro de los concejales independientes, en su caso no imputado, que firmó el pacto para la gobernación de Mazarrón es Domingo Valera, quien dispone de una retribución de más de mil euros por una encomienda y que es un voto fijo a favor de las iniciativas de la alcaldesa popular. Valera es el autor de las siguientes declaraciones: “Cuando me di de baja en el PP cerraron la sede del partido. Quise explicar a todo el mundo que el dinero que faltaba se lo llevó Valcárcel en una bolsa. Y éste se la dio a Aznar cuando vino a dar un mitin a Murcia. Era el cumpleaños del presidente del Gobierno. Sopló las velas y se marchó para Madrid con la bolsa llena de dinero para el partido” (diario La Verdad, 24 de noviembre de 2014). Ni Valcárcel ni Aznar se han querellado, que se sepa, contra Valera. Por el contrario, el PP lo ha incluido en el acuerdo de gobierno de Mazarrón, aunque su voto era prescindible, y le ha puesto un sueldo.

Respecto a Torre Pacheco, se dirá que la imputación de la alcaldesa por contratar a dedo a la interventora municipal sin atender al procedimiento administrativo no es estrictamente corrupción. Pero como sabe muy bien el interventor saliente, condenado por prevaricación junto al anterior alcalde, los políticos pueden ser inhabilitados por hacer contratos a dedo; y digo que lo sabe muy bien porque ese fue su caso cuando era alcalde de Fuente Álamo. Por lo demás, los contratos a dedo de los interventores, secretarios y otros técnicos de alto nivel municipal son el principio de la corrupción, pues supone poner la máquina administrativa al capricho político del alcalde. Fina Marín debería leer, si lee, Todo lo que era sólido, de Muñoz Molina: ahí se explica con claridad y detalle cómo empezó lo que nos ha llevado a esto.

Contemos las horas hasta que Sánchez pida ‘generosidad’. O que lo haga Garre, que tiene experiencia y, además, Torre Pacheco es su pueblo.


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