Ahora es el momento en que Pedro Antonio Sánchez debe imitar a Alberto Garre y pedir ‘generosidad’ a los imputados.
La imputación de la alcaldesa de Torre Pacheco es la prueba de fuego
para responder a una sencilla cuestión que todavía nos inquieta: la
separación de los imputados de la vida política ¿constituye una
convicción para el PP o lo ha hecho hasta ahora forzado por las
exigencias de Ciudadanos? La ‘política de regeneración’ precisaba de una
oportunidad que permitiera pasar el paño para comprobar su
autenticidad. Y esa oportunidad ya ha llegado.
Si Sánchez no pide ‘generosidad’ a Fina Marín ¿qué van a pensar
Cámara, Bascuñana (¡cuádrense!) o María Antonia Conesa? ¿Por qué ellos
no pueden seguir y Marín sí? Pero, sobre todo, los ciudadanos
entenderíamos que, si no hubiera estado en juego la investidura de
Sánchez, Cámara y Bascuñana seguirían hoy en sus cargos con todo lo que
esto significaría incluso para el propio PP.
Ya el caso de Mazarrón es bien expresivo. Los populares se ponen muy
dignos para asegurar que en esa localidad no cuentan con imputados y que
se limitan a gobernar con el apoyo de los de otras candidaturas, aunque
no subrayan que los imputados tienen competencias de gobierno. Uno de
ellos, Francisco García, ha sido expulsado de dos partidos: del PSOE por
estar imputado, y de Alternativa Socialista, con el que accedió a la
concejalía, por investir al PP.
Otro de los concejales independientes, en su caso no imputado, que
firmó el pacto para la gobernación de Mazarrón es Domingo Valera, quien
dispone de una retribución de más de mil euros por una encomienda y que
es un voto fijo a favor de las iniciativas de la alcaldesa popular.
Valera es el autor de las siguientes declaraciones: “Cuando me di de
baja en el PP cerraron la sede del partido. Quise explicar a todo el
mundo que el dinero que faltaba se lo llevó Valcárcel en una bolsa. Y
éste se la dio a Aznar cuando vino a dar un mitin a Murcia. Era el
cumpleaños del presidente del Gobierno. Sopló las velas y se marchó para
Madrid con la bolsa llena de dinero para el partido” (diario La Verdad,
24 de noviembre de 2014). Ni Valcárcel ni Aznar se han querellado, que
se sepa, contra Valera. Por el contrario, el PP lo ha incluido en el
acuerdo de gobierno de Mazarrón, aunque su voto era prescindible, y le
ha puesto un sueldo.
Respecto a Torre Pacheco, se dirá que la imputación de la alcaldesa
por contratar a dedo a la interventora municipal sin atender al
procedimiento administrativo no es estrictamente corrupción. Pero como
sabe muy bien el interventor saliente, condenado por prevaricación junto
al anterior alcalde, los políticos pueden ser inhabilitados por hacer
contratos a dedo; y digo que lo sabe muy bien porque ese fue su caso
cuando era alcalde de Fuente Álamo. Por lo demás, los contratos a dedo
de los interventores, secretarios y otros técnicos de alto nivel
municipal son el principio de la corrupción, pues supone poner la
máquina administrativa al capricho político del alcalde. Fina Marín
debería leer, si lee, Todo lo que era sólido, de Muñoz Molina: ahí se explica con claridad y detalle cómo empezó lo que nos ha llevado a esto.
Contemos las horas hasta que Sánchez pida ‘generosidad’. O que lo
haga Garre, que tiene experiencia y, además, Torre Pacheco es su pueblo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario