Muchos de los
diputados y senadores de la X legislatura han empezado a entonar esta
semana el estribillo de la canción de Fórmula V, ‘Es éste el final de
una ilusión; hoy he de marchar a un mundo mejor’. Los estadísticos dan
por hecho que cerca del 40 % de los diputados de la próxima legislatura,
la XI, pertenecerán a partidos que nunca han
tenido representación en el Congreso de los Diputados.
De poco sirve
lamentarse y tratar de cambiar los errores cometidos en la legislatura
actual en la que el PP ha actuado con la arrogancia que conlleva ganar
por mayoría absoluta.
No sólo no han sabido o no han querido
dialogar con la oposición para tratar de consensuar las medidas
más drásticas aplicadas nunca en política monetaria en España para
tratar de salir de la mayor crisis económica que ha afrontado el
mundo occidental. Es que no han dialogado ni entre ellos. Las
declaraciones de Cristóbal Montoro al diario ‘El Mundo’ y la réplica
de José Manuel García Margallo a travésde ‘El Español’, confirman lo
que era un secreto a voces. Muchos no solo no se hablan, se
desprecian.
Claro, si no lo han hecho entre ellos como iban a
buscar el espíritu
de consenso de la transición para afrontar el mayor problema que se
ha planteado a la democracia española desde la restauración de la
democracia, como es el reto secesionista liderado por el
presidente en funciones de la Generalitat, Artur Mas.
En cuanto
a las disensiones internas en el Partido Popular, pese a que
algunos las han calificado sencillamente de pájara, ahora
sabemos que muchas de las medidas más importantes no las han
discutido ni en el ámbito del Consejo de Ministros. Las aprobaba el
Consejo una vez obtenía el visto bueno del presidente, porque nadie
se atrevía a llevarle la contraria. Muy parecido a lo que no ha
contado el ex vicepresidente para Asuntos Económicos, Pedro Solbes,
que sucedía en la época del Gobierno de Rodríguez Zapatero.
Qué
decir de las diferencias que les han enfrentado en cuanto a muchos
de los nombramientos de algunos de los más inoperantes de los
presidentes de empresas y altos cargos del Estado. Se hicieron en
muchos casos con el único aval de devolverles el favor a algunos
amigos de los ministros que se habían visto apoyados cuando habían
sufrido menosprecio o rechazo en el ámbito académico en el que se
desenvolvían. Los ‘méritos’ de otros presidentes más bien resultan
vergonzantes para quienes conocen los detalles de sus ‘méritos’ del
pasado.
Tendremos que esperar a conocer más detalles cuando Margallo, Montoro,
Cañete o De Guindos, entre otros, nos cuenten en sus memorias los
detalles relevantes todavía desconocidos de lo sucedido en una época
compleja que muy previsiblemente va a suponer el fín de una forma de
hacer política y se abra la sociedad a la regeneración que conlleva
las manos limpias de muchos de los jóvenes que se incorporarán a las
nuevas Cortes salidas de las elecciones del 20D.
Antes de que el presidente proponga la fecha del 20D para celebrar las
elecciones y de por concluida la actual legislatura, esta semana se
aprobarán los Presupuestos Generales del Estado y conoceremos los
datos de la Encuesta de Población Activa del tercer trimestre. Los
resultados serán muy relevantes, pues el Gobierno cimenta toda su
precampaña electoral en la recuperación económica y en los datos de
creación de empleo.
(*) Periodista
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