El proyecto de declaración de independencia ha caído como una bomba en
la villa y corte. Bandadas enteras de antiguos y nuevos combatientes
piden encarcelar sin más a los separatistas. El PP, el PSOE y C's han
iniciado una unión sagrada en defensa, dicen, de la Constitución y la
democracia. El PP añade un truquillo de filibusterismo y torpedea la
tramitación del grito independentista al no haber constituido aún su
grupo parlamentario. Esto de paralizar lo que no quiere que funcione se
le da de cine. Lo hizo durante meses o años con el Tribunal
Constitucional.
En el bloque constitucionalista, el PSOE pierde el escaso tinte que le quedaba de oposición y se perfila como sidecar
de la derecha en su visión de España. Aun así tampoco se libra de toda
sospecha unionista desde el momento en que el PSC se niega a unirse a la
santa alianza en Cataluña.
Podemos
ha reaparecido con fuerza y, habiendo digerido el fracaso catalán,
proponen un referéndum de autodeterminación vinculante en Cataluña
porque están seguros de ganarlo con el "no" a la independencia. Solo
esta razonable propuesta es suficiente para que el bloque españolista
les niegue el saludo por considerarlos "ambiguos" con respecto a la
unidad de España. No dan ni una. "Ambiguos" eran antes, en la campaña
del 27 de septiembre con unas propuestas inverosímiles. Ahora son
claros, nítidos: deciden los catalanes en referéndum vinculante. Ya era
hora. Eso inclina de nuevo el voto de Palinuro en su dirección porque el
PSOE carece de discurso catalán propio distinto del nacionalcatólico
del PP que es, justo, el que nos ha traído aquí. Y sobre todo porque eso
es lo que él lleva proponiendo hace años.
Es
bueno clarificar una propuesta que antes estaba oscura. Pero esa
claridad puede suscitar otra oscuridad. La nueva propuesta, ¿cuándo se
materializará? Realmente, no se puede pedir a los independentistas que
aplacen una vez mas sus propósitos, se esté o no de acuerdo con ellos,
porque no queda margen de maniobra. La "desconexión" significa que ya no
esperan acuerdo pactado alguno con España. Ese proceso seguirá adelante
porque es el programa con el que JxS y la CUP se presentaron a las
elecciones y es lo que verdaderamente está cambiando España.
Dice Iglesias que en España ha cambiado la política y toca ahora cambio de gobierno
y se adjudica el mérito de ese cambio. Algo de cierto hay, desde luego,
pero es obvio que lo que verdaderamente ha cambiado la política en
España y hasta España entera es el independentismo catalán. Aquí es
donde está la ruptura y la revolución. Donde está el verdadero
conflicto. Lo curioso es que Iglesias vende la ventaja de su audaz propuesta en que es la mejor garantía para mantener la unidad de España.
Un tipo de razonamiento que los demás unionistas no aceptarán jamás y
que puede levantar suspicacias, quizá más que suspicacias, en el campo
independentista.
Aunque
la idea del referéndum vinculante es grata a los ojos de Palinuro, que
la ha defendido largos años, también comprenderá si le dicen que sí, que
es muy grata, pero ya anacrónica porque ahora la independencia es un
hecho in itinere y se va a la constitución de la República catalana. Eso, la verdad, sí que parece claro.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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