jueves, 15 de octubre de 2015

Artur Mas y Mariano Rajoy, dos políticos amortizados / Ramón Vilaró *

Los nervios están a flor de piel entre los partidos y movimientos pro independentistas en Catalunya. La cita ante el TSJC del president de la Generalitat, Artur Mas, se considera como “una provocación” del gobierno del presidente Mariano Rajoy, en vías a que la Justicia inicie el camino hacia una eventual inhabilitación del presidente Mas.

Todo apunta que Artur Mas no res­pon­derá a las pre­guntas del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya. Seguirá la misma es­tra­tegia que la ex vi­ce­pre­si­denta de la Generalitat, Joana Ortega, y la consellera de Educación, Irene Rigau que ya fueron con­vo­cadas por el TSJC, por desobe­diencia al con­vocar la con­sulta del 9-N.

Todo ello casi un año des­pués de ha­berse ce­le­brado la con­sulta, poco des­pués de las pa­sadas elec­ciones au­to­nó­micas el 27 de sep­tiembre y, sobre todo, casi en vís­peras de las pró­ximas elec­ciones ge­ne­rales del 20 de di­ciem­bre.

Tanto en Barcelona como en otras ciu­dades ca­ta­lanas se han pro­du­cidos ma­ni­fes­ta­ciones de apoyo a los po­lí­ticos in­ves­ti­ga­dos, or­ga­ni­zadas por la ANC (Associó Catalana per l´In­de­pen­den­cia), Òmnium Cultural y los par­tidos po­lí­ticos pro in­de­pen­den­tis­tas. Consideran un “escándalo” y una reac­ción “antidemocrática” el uso del sis­tema ju­di­cial por haber con­sul­tado la opi­nión de los ciu­da­da­nos.

La in­ves­ti­ga­ción, y even­tual acu­sa­ción del TSJC, se centra en el uso in­de­bido, por ejem­plo, de or­de­na­do­res, per­sonal e ins­ta­la­ciones pú­blicas – casi todos los cen­tros de voto fueron en co­le­gios – con in­terés par­ti­dista y a cargo del erario pú­blico.

A la es­pera de una sen­tencia que, pro­ba­ble­mente, tar­dará en lle­gar, el epi­centro del asunto está en neu­tra­lizar la fi­gura po­lí­tica de Artur Mas. Pensar que eli­mi­nando, po­lí­ti­ca­mente ha­blando, el li­de­razgo de Artur Mas se apa­ci­guará el am­biente pro in­de­pen­den­tista es, pro­ba­ble­mente, un craso error.

Aunque a Artur Mas no le faltan pro­blemas – como las dudas que pla­nean sobre su nom­bra­miento en el nuevo Parlament de Catalunya, como pre­si­dent de la Generalitat – su pre­sencia ante el TSJC está re­for­zando su imagen entre los pro in­de­pen­dis­tas, el 47,8 % de los vo­tantes en el pa­sado 27-S.

Incluso aunque sea re­ele­gido pre­si­dent, Artur Mas, tendrá una po­si­ción po­lí­tica dé­bil. De ahí que en los foros de CDC, donde no todos tienen el mismo en­tu­siasmo pro in­de­pen­den­tis­ta, se hable ya casi abier­ta­mente de quien de­berá ser su sus­ti­tuto. Recuerdan que en marzo de 2016 hay pre­visto un con­greso del par­tido y será allí donde se per­file el su­ce­sor.

En cual­quier caso es­tamos en un tenso pa­rén­tesis po­lí­tico. Todos es­peran y hacen sus qui­nielas sobre cuál será la de­ci­sión de los vo­tantes el pró­ximo 20 de sep­tiem­bre. Es ahí de donde de­berá salir el po­sible nuevo en­caje para una Cataluña, donde el Partido Popular ya no tendrá la ma­yo­ría. O, in­cluso, con mu­chas dudas si Mariano Rajoy será re­ele­gido, en fun­ción de los even­tuales pactos o de li­de­raz­gos.

Por todo ello, en reali­dad, tanto el pre­si­dent Artur Mas, como el pre­si­dente Mariano Rajoy, pueden con­si­de­rarse como dos lí­deres po­lí­ticos que ya están amor­ti­za­dos.

(*) Periodista

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