viernes, 25 de septiembre de 2015

El corralito en Cataluña, una amenaza “casi imposible” de cumplir / José Hervás *

Luis María Linde quiere recuperar la neutralidad perdida que se le exige en el mundo occidental a los máximos responsables de la política monetaria del país. Ha aprovechado su comparecencia en el Senado para matizar las declaraciones que había hecho dos días antes cuando alertó de las gravísimas consecuencias económicas que tendría para Cataluña aprobar una secesión.

El go­ber­nador del Banco de España ha hecho muy bien en pre­cisar sus de­cla­ra­ciones ma­ti­zando ahora que ve "altamente im­pro­ba­ble" y "casi im­po­si­ble" un co­rra­lito en Cataluña.

Sus pa­la­bras ha­bían pro­vo­cado nu­me­rosas crí­ticas entre ex­pertos y al­gunos me­dios de co­mu­ni­ca­ción. Consideran que las pa­la­bras de Linde ha­bían en­trado di­rec­ta­mente en la ba­talla po­lí­tica de Cataluña al aban­donar la neu­tra­lidad po­lí­tica que se es­pera del má­ximo res­pon­sable del Banco de España con unas de­cla­ra­ciones que po­dían in­ter­pre­tarse como un in­tento de ame­dren­ta­miento de los elec­tores ca­ta­la­nes.

Otra cosa será lo que de­cidan los lí­deres po­lí­ticos ca­ta­lanes que se pre­sentan a sí mismos como los con­duc­tores de la ciu­da­danía que van a llevar a su pueblo a la in­de­pen­dencia pro­me­tida. Ni la Constitución ni el Estatuto de Autonomía se lo per­mite, pero dicho esto, el go­ber­nador del Banco de España hace bien en pre­ci­sar. Ya pe­rió­dicos como The Wall Street Journal o La Tribune le ha­bían re­cor­dado a Linde que estos in­tentos de pre­sionar a la opi­nión pú­blica a través de las ame­nazas de ex­pul­sión de la zona euro no tienen mucho sen­tido dado que los tra­tados no tienen pre­vista la sa­lida de un país.

Contempla el ar­tículo 143 del Tratado de Lisboa las con­di­ciones que debe re­unir un país para per­mi­tirle la en­trada en la zona euro. Otro ar­tículo, el 50 del mismo Tratado es­pe­ci­fica las con­di­ciones para que un país so­li­cite su aban­dono, pero no está con­tem­plada la ex­pul­sión, por lo que debe de­du­cirse que quien es miembro no desea aban­donar la Unión Europea.

Más com­pren­sible son las ex­pli­ca­ciones del go­ber­nador cuando dice que lo que hizo fue res­ponder a una pre­gunta ase­gu­rando que "en si­tua­ciones de mucha ten­sión y de in­cer­ti­dumbre es un riesgo que no puede ex­cluirse, ahí está el caso de al­gunos países la­ti­noa­me­ri­canos y el caso de Grecia”.

Y añadió ayer en el Senado en res­puesta al se­nador que le in­ter­pe­laba, “si me pre­gunta si existe al­guna po­si­bi­lidad o riegos de co­rra­lito, debo decir que sí, pero es un fu­tu­rible al­ta­mente im­pro­ba­ble".

Es un rasgo de agra­decer la sin­ce­ridad de Linde cuando ad­mite que antes de con­testar a la cues­tión plan­te­ada, tuvo "unos se­gundos de duda" para añadir que "respondí lo que hon­ra­da­mente me pa­recía que tenía que res­ponder como go­ber­nador del Banco de España y como algo ex­perto en la ma­te­ria".

En el resto de la in­ter­ven­ción no se le puede poner ningún pero. Hace lo que debe cuando trans­mite lo que real­mente su­cede en la Unión. Como él mismo ha re­cor­dado, los res­pon­sa­bles po­lí­ticos de la Unión Europea señalan que si "un pe­dazo de te­rri­to­rio" se se­para de la UE deja de ser miembro de la Unión Monetaria. Quien más ex­plí­ci­ta­mente lo ha di­cho, casi con estos mismos tér­mi­nos, ha sido Angela Merkel. Pero no ha sido la única.

Como tam­bién es elo­giable la ac­titud de Linde re­cor­dando que las ins­ti­tu­ciones ban­ca­rias per­te­ne­cientes al te­rri­torio que se es­cinde no son de la Unión Monetaria y por lo tanto no tienen ac­ceso a las fa­ci­li­dades de cré­dito del BCE de acuerdo con las ac­tuales re­glas en vi­gor.

Pero para que no haya equí­vocos sería deseable que Draghi se ma­ni­fes­tara cla­ra­mente res­pecto de lo que su­ce­dería con Cataluña en caso de que sus lí­deres de­cla­raran la in­de­pen­den­cia. No es un ejer­cicio de in­ter­fe­rencia po­lí­tica en este caso, sino que obe­de­cería a la ne­ce­saria in­for­ma­ción que deben tener los ciu­da­danos antes de ir a vo­tar.


(*) Periodista

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