domingo, 13 de septiembre de 2015

Las identidades adscritas / Ángel Montiel

Pues parece que de la tensa y extensa reunión del Consejo Interuniversitario se ha deducido que el Consejo Interuniversitario sirve para nada y que lo mejor es clausurarlo. Han llegado a esa conclusión a la vista de que cada uno de sus componentes trae ya el voto puesto de casa y de nada sirve el debate, las argumentaciones y los informes. Pero por esa regla de tres deberían disolverse la Ásamblea Regional, la Liga de Fútbol Profesional o mi comunidad de vecinos.

Creo que se infravaloran. El Consejo Interuniversitario es muy útil. Sirve para que se puedan constatar las representatividades suplantadas o las delegaciones condicionadas, especialmente en esta fase de dispersión de la hegemonía política. Vemos así que la reducción de miembros nominales del PP obliga a quienes disponen de plaza en el Consejo a través de otras instancias a pronunciarse a favor de la opción de ese partido para compensar su pérdida de posición. 

Por ejemplo, el presidente del Consejo Social de la Universidad de Murcia, Javier Ruano, votó en contra de los intereses de esa institución enarbolados por el rector, José Orihuela. ¿Pero que podía votar Ruano, que ha sido nombrado por el PP? ¿A quién representa Ruano sino al partido del Gobierno y al Gobierno mismo bajo la noble definición de su cargo?

Visto, pues, que las identidades aparecen camufladas, además del Consejo Interuniversitario deberíamos cerrar también el Consejo Social de la UMU. Y de ahí en adelante.


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