martes, 29 de septiembre de 2015

Aznar reaparece sin anestesia y apunta a Rajoy / Melchor Miralles *

Tras las lecciones autonómicas Cataluña es difícilmente gobernable. Mas perdió el plebiscito y aunque debiera irse pelea a fondo para tratar de auparse de nuevo a la presidencia de la Generalitat, o sea, que sigue a lomo del caballo desbocado al que lleva aupado muchos meses. Veremos si finalmente le descabalga la CUP, que no está claro, o si al final, en la segunda vuelta, saca algunos votos inesperados en la propia CUP o en los chicos de Podemos y su filial, que ahora tratan de armar un proyecto con fecha para fijar un referéndum.

ERC se mantiene en la sombra pero sigue manejando hilos y ya veremos si continúa manteniendo a Mas como mascarón de proa escondido en el cuarto puesto de la lista o le deja caer para tratar de hacerse con la presidencia, operación que algunos se están maliciando por ahora sin éxito.

La CUP se relame porque pese a haber subido en votos y escaños, juega un papel superior al que le correspondería. Mi amigo Baños, colega del Gabinete de Julia Otero en Onda Cero, insiste en que no apoyarán a Mas, pero Antonio quizá no tenga suficiente mando en esa plaza y al final quede regular, pese a su coherencia y su talento, porque en política y negociaciones postelectorales le falta experiencia. Y les llueven las ofertas para comprarles el apoyo a Mas.

Durán no ha conseguido sitio y se encamina a la retirada después de años de pisar moqueta y Palace, pero no sufran, que no va a pasar hambre Josep Antoni.

Los ganadores de estas elecciones han sido, se mire por donde se mire, los Ciudadanos de Inés Arrimadas y Albert Rivera, que le come la tostada día a día al PP, donde tiemblan pensando en las generales.

El PSOE dicen que ha salvado los muebles, pero se ha dado otro topetazo de primera, aunque tratan de vendernos un éxito que no es real, como tantos en todas las convocatorias electorales.

Podemos, que había absorbido a ICV en compañía de otros se ha atizado un batacazo de primera, ahora intenta perpetrar un acuerdo con la CUP para salvar la cara, pero Pablo Iglesias acredita que cuando la coleta del vecino veas cortar debes poner la tuya a remojar. Haría bien Alberto Garzón en repensarse su decisión de dejarse absorber para las Generales, no vaya a ser que haga un pan con unas tortas.

Y el PP, ¡ay, el PP de Rajoy! Algunos le echan la culpa por lo bajini a Xavier García Albiol, pero la hostia, vaya hostia que diría Rita, se la han pegado Rajoy y Moragas, cerebros de una campaña disparatada que ha culminado en el desastre. Van de derrota en derrota hasta la derrota final. Tras las andaluzas de 2012, las Europeas de 2014, las Andaluzas de 2014 y las Autonómicas y Municipales de 2015 han sido estas Catalanas las urnas que han cavado la fosa de Rajoy.

No hay huevos aún en el PP entre quienes ‘off the record’ dicen que con Mariano no ganan las generales ni a tiros para plantear abiertamente la necesidad de los populares de cambiar de cabeza de cartel. Rajoy, que tras la Diada de 2012 dijo aquello del souflé que se desinfla y la algarabía (toma desinfle y toma algarabía), está llevando a su partido a la tumba y no hay quien le pare. Su tenacidad es diga de mejor causa.

Y el que faltaba, Aznar, hizo acto de presencia, reapareció sin anestesia para culpar a Rajoy de la derrota y, entre líneas, nunca de cara, exigir su retirada. Le tiene ya en el punto de mira desde hace tiempo. Tiene bemoles que este hombre que hablaba catalán en la intimidad tenga la cara tan dura. Él, que junto a Felipe González son los iniciales y grandes artífices del desastre y fue aliado de los Pujol y compañía, eficazmente auxiliados después por Zapatero y Rajoy, venga a decirle ahora a Mariano que todas las batallas que no se dan se pierden.

El mismo Aznar que miró para otro lado ante la conocida mangancia de Pujol y cia., que pactó y cedió ante CiU a cambio de un puñado de votos, que regaló dinero de todos para contentar a las fieras, que se pulió a Vidal Quadras y los suyos por no contemporizar y ser excesivamente duros con el nacionalismo, que perfeccionó hasta límites insospechados la inacción del estado español ante el ya incipiente desafío independentista, venga ahora a darnos lecciones y a leernos el manual de la salvación de España desde su Faes subvencionada a precio de oro.

El bombazo que le lanzó ayer a Rajoy le desacredita. Hay quien dice que en el fondo de está postulando para suceder a aquel a quien él mismo designó sucesor a dedo. Primero nos lo enchufa por la jeró y ahora trata de liquidarle desde su bien pagada atalaya.

En el PP están que no les llega la camisa al cuello, ha reaparecido una nerviosa María Dolores de Cospedal anta la prensa en Génova, andan todos desconcertados y vuelan cuchillos por debajo de la mesa. Rajoy aguanta. Es su código. Todo parece que no hay tiempo para relevarle, pero nadie confía de verdad en el y la algarabía catalana va a pillarle al estado español con las Cortes disueltas antes de las Generales de diciembre, donde puede pasar de todo.

(*) Periodista


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