sábado, 19 de septiembre de 2015

La banca también avisa a Artur Mas / Pablo Sebastián *

Los dirigentes nacionalistas que apoyan la independencia de Cataluña dirán que todo esto que se está diciendo de Europa, las empresas y los bancos forma parte de la campaña del miedo que España está lanzando contra el electorado catalán. Y que todos esos problemas de los que se hablan tienen muy fácil solución y en nada afectarán a los catalanes si consiguen independizarse de España.

Pero lamentablemente para ellos, y esperamos que así lo entienda la ciudadanía catalana, los riesgos de los que se habla para Cataluña en caso de secesión son reales y serían imparables si se llega a semejante situación.

Lo único que debería dar miedo al pueblo catalán es un gobierno de Mas en compañía de ERC y CUP camino de la independencia. Todo lo demás son hechos claros, Tratados que existen y cuentas verdaderas que por fin responden al mentiroso cuento de la lechera de Mas que, cada día que pasa, se ve contestado por la cruda y dura realidad frente a una propuesta inviable que llevaría a Cataluña y a los catalanes a un tiempo de ruina, aislamiento y desolación.

En los pasados días fueron los líderes europeos, la Comisión de la UE y el presidente Obama quienes hablaron con claridad. Después han sido los empresarios de Cataluña y España los que han lanzado todas sus advertencias y avisado del oscuro panorama económico, comercial y laboral que espera a una Cataluña independizada. Y ayer fue el turno de la Banca, a través de sus principales asociaciones AEB y CECA que advierten a los ciudadanos catalanes que su bancos se verán obligados a abandonar el territorio catalán en caso de independencia, dejando en la peor incertidumbre los ahorros y el crédito catalán, y todo ello sin la protección del BCE y del Banco de España.

Y todavía falta por pronunciarse al respecto el sector inmobiliario, una vez que la independencia provocará una caída en picado del valor de las viviendas, oficinas y terrenos en Cataluña, lo que sin duda afectará al patrimonio de familias y empresas por la devaluación de sus activos.

Lo que está pasando ahora en Cataluña es muy sencillo: hemos pasado del monólogo de Artur Mas sobre las bondades de la independencia bajo el control absoluto de los medios de comunicación públicos y una parte de los privados; y ahora ocurre que, en la campaña electoral, por fin aparece otra versión distinta, realista y documentada. Y presentada por los auténticos protagonistas de la política europea y americana, y los máximos representantes de las empresas, el comercio y la banca de toda España. Y frente a ese muro de realidades Mas y Junqueras ya no saben qué decir y balbucean excusas que carecen de credibilidad.

La conclusión es bien sencilla: Mas y Junqueras han mentido a todos los catalanes y escondido sus falsedades en un bonito envoltorio de sentimientos nacionales que, de triunfar, acabarían en un gigantesca frustración. Y si Mas y Junqueras no ofrecen garantías de estabilidad, de ubicación internacional y prosperidad, entonces ¿qué ofrecen?

Lo más grave de esta situación -que también dañará a España- es que los efectos negativos económicos y sociales de semejante disparate se comenzarán a sentir en Cataluña inmediatamente después del 27-S si Mas consigue la mayoría absoluta de escaños para gobernar, e incluso antes de que se avance hacia la independencia. Y entonces algunos van a comprobar quién decía la verdad. Y entonces sí que llegará el turno de la cruda realidad y entonces tarde y mal los que ahora se declaran entusiastas secesionistas tendrán que empezar a rectificar y explicar a los ciudadanos catalanes lo que entonces empezará a demostrar quien decía la verdad.

(* Periodista

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