domingo, 2 de agosto de 2015

La tormenta de granizo arrasó 2.000 hectáreas de vid y olivo en el Altiplano

YECLA.- El gran tamaño de la piedra que cayó el pasado viernes no se olvidará en muchos años. Fue algo similar a la que se registró en la pedanía yeclana de Raspay en octubre de 2013, que dejó pérdidas importantes en viviendas y en la agricultura de la zona. La brutal tormenta de pedrisco se llevó por delante más de 2.000 hectáreas de cultivos, además de los daños en infraestructuras y en casas de campo, se revela hoy en 'La Verdad'.

La superficie de viñedos machacados por el pedrisco alcanzaría las 1.500 hectáreas, de las que unas 700 corresponderían al término yeclano y las 800 restantes a Jumilla, lo que se traduciría en más de dos millones de kilos de uva perdidos. En olivos son 350 hectáreas afectadas y en almendros otras 300, en ambos términos. También hay unas 60 hectáreas arrasadas de melones por el pedrisco y algunas parcelas de frutales, aunque son las menos. Este es el triste balance que ofrece el responsable de Coag-IR en el Altiplano, Pedro García, que vuelve a lamentar «estas inclemencias meteorológicas que tanto dañan a la agricultura y la pena de ver que todavía hay muchos agricultores que no tienen aseguradas sus cosechas, por lo que lo han perdido todo en un instante».
Se trata de una primera estimación de los daños, que aún se pueden ver incrementados en los próximos días. Una valoración realizada por los técnicos del sindicato agrario Coag, tras visitar una gran extensión de los parajes afectados en los términos municipales de Yecla y Jumilla y sobre la información que les llega de los agricultores perjudicados.
En viñedos hay zonas tan dañadas que ya no se tiene que pensar en la próxima vendimia, porque hay fincas totalmente arrasadas. De igual manera, algunos agricultores descartan recolectar aceitunas o almendras, porque sus cosechas se encuentran en el suelo.
Las piedra caídas eran similares a pelotas de golf, incluso del tamaño de mandarinas, por lo que el impacto con todo lo que se estrellaban fue tan brutal que rompieron techumbres de casas de campo y los cristales de numerosos vehículos. De nuevo, los caminos rurales se vieron también afectados por el arrastre de la gran cantidad de agua que descargó la tormenta y que aún se agravó mucho más por la nueva tromba de agua que se registró, poco después de las diez de la noche del pasado viernes. Entre las dos tormentas se llegaron a recoger 50 litros por metro cuadrado. El único beneficio importante será la recarga de los acuíferos.

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