La cesión del estadio municipal La
Condomina en beneficio de una empresa privada para su uso y explotación
encierra una decisión política llena de significado. Quizá por eso se
gestiona este asunto en agosto. Fue el Partido Popular quien anunció
como promesa electoral y propaganda de gobierno la reconversión del
estadio de fútbol en centro deportivo y de ocio, destinado a satisfacer
la demanda de 70.000 vecinos de los distritos Este y Centro Este, según
datos de la propaganda oficial. El proyecto aportaba a la zona el centro
deportivo de referencia del que hasta hoy carece, afectando muy
positivamente a barrios como Vistabella, La Paz, La Fama, San Juan,
Santa Eulalia o San Lorenzo-Universidad.
En 2010 la crisis
económico-financiera ya esquilmaba nuestro municipio, por lo que aludir a
ella como causa de paralización de este proyecto suena raro. Más bien,
parece que lo que se interpuso entre la promesa electoral del PP y el
apoyo ciudadano recibido fue el negocio deportivo de la Fundación San
Antonio, una empresa familiar acostumbrada a disfrutar de bienes
públicos para su provecho particular. El Convenio marco 2013-2019 para
uso de instalaciones deportivas municipales por la UCAM es buena prueba
de ello, teniendo en cuenta que se trata de un acuerdo sin concurso
público; es decir, sin igualdad de oportunidades para otras
instituciones que también promocionan el deporte.
Este asunto, en
el que el fútbol sigue sustituyendo al circo romano, delata dos
evidencias políticas muy claras en la gestión del equipo de gobierno
municipal sobre La Condomina. Por un lado, el desprecio al disfrute de
recursos deportivos y de ocio por parte de los 70.000 potenciales
beneficiarios, de pronto olvidados por el Ayuntamiento. No es casualidad
que se trate de familias de condición humilde en buena medida, familias
trabajadoras, sin recursos particulares para recurrir a centros
deportivos privados. Parece que este derecho no pesa mucho a la hora de
poner los bienes públicos a su servicio. Hay que servir antes al
señorito que al trabajador, porque el señorito nos da de comer, aunque
esté demostrado que sucede al revés.
La segunda evidencia es la
falta de modelo de ciudad del PP en la Glorieta. Una actuación en La
Condomina es una oportunidad magnífica para abrir los barrios
colindantes al resto de la ciudad, fundamentalmente La Paz y La Fama,
para hacer atractivas zonas necesitadas de impulso como Santa Eulalia y
San Juan. No se trata solo de construir un pabellón sino de una
actuación urbanística plural al servicio de los vecinos de toda la
ciudad. Si el alcalde de Murcia repasa el proyecto de Javier Peña,
ganador del Concurso internacional de ideas promovido por el COAMU para
la rehabilitación de La Paz, encontrará algunas pinceladas interesantes.
No en vano, como consejero de Obras Públicas le concedió un accésit en
los Premios de Arquitectura y Urbanismo de la Región de Murcia.
En
conclusión, es necesario intervenir sobre una instalación y un espacio
urbano municipal en aras de mejorar su estado y ponerlo al servicio de
los vecinos, de la ciudad. Hay mimbres para diseñar un plan de actuación
factible, si existiera voluntad política, no solo promesas.
(*) Concejal de Cambiemos Murcia
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