Miquel Iceta, primer secretario del partido socialista de Cataluña
(PSC), está en muy buena posición para frustrar cualquier esperanza de
que la coalición independentista ‘Junts pel Sí’ forme el próximo
gobierno de la Generalidad, si aquella resultase la candidatura
mayoritaria pero sin obtener la mayoría absoluta. El partido Ciudadanos
se insinúa como fuerza dispuesta a un entendimiento postelectoral con el
PSC, e Iceta no parece hacerle ascos a la idea. Pero sólo esas dos
fuerzas políticas no parecen suficientes para oponerse con éxito a un
probable candidato independentista.
Iceta
valora en mucho el papel que el PSC juega en la estrategia
electoral del PSOE de cara a las elecciones generales, y confía en
que yendo en el sentido de la corriente federalista de Pedro
Sánchez, el papel de su partido en la política española crecerá
sustancialmente, con una proyección positiva sobre las
relaciones de Cataluña con el resto de España. A finales de junio
Iceta declaró que llevaba mucho tiempo preparándose para “este
momento” (las elecciones a la Generalidad).
Por el contrario,
si la coalición independentista lograse formar gobierno después
de las elecciones del 27 de septiembre, los nuevos gobernantes
tratarían de marginar por todos los medios al PSC como
interlocutor de la oposición, atribuyendo toda la centralidad y
el protagonismo de las políticas socializantes a Esquerra
Republicana y subsidiariamente a las radicales y nacionalistas
CUPs. La Generalidad ha podido en los últimos años apuntarse el tanto
de cooptar a las fuerzas sociales (UGT, CCOO, pequeñas patronales,
etc.), como prueba el apoyo social que éstas han prestado al llamado
‘derecho a decidir’ y a la autodeterminación.
El estilo
de oposición de Iceta a los independentistas se mueve entre el
sarcasmo y el escepticismo. A primeros de julio descalificaba
el planteamiento independentista del ‘procés’ encabezado por
Artur Mas y el líder de Esquerra, Oriol Junqueras, al decir que “hay que
hablar muy claro a los ciudadanos, en un momento en que la
política catalana tiene aires de vodevil y de comedia”. Existe
una mayoría de catalanes, dijo en otra ocasión, “que no quieren
seguir otros cuatro años de líos”. Este domingo recomendó a Mas que
en la próxima Diada marchase en la cuarta fila, en la misma posición
que ha asumido en la lista electoral del Junts pel sí.
Las
otras fuerzas no independentistas adoptan un tono más combativo y
más confrontacionista, con lo que enardecen el fervor de los
independentistas y estimulan su celo y agresividad verbal. Los
estilos diferentes, sin embargo, no cierran el paso a que el PSC
esté valorando ya entrar en coaliciones de gobierno con las otras
fuerzas no independentistas, si la aritmética postelectoral lo
aconseja y permite. Para ello necesita un buen resultado
electoral, como el que su partido obtuvo en las últimas
municipales, cuando recibió el segundo mayor número de votos.
Iceta rechaza el carácter ‘plebiscitario’ de las elecciones con que
quieren envolverlas los independentistas, y asegura que después
de ellas el PSC trabajará “por una mayoría de izquierdas con
voluntad de gobierno”.
Las
expectativas de Iceta están puestas en que los independentistas
no logren la mayoría absoluta el 27-S. Es lo que espera, según
declaró el domingo 2 de agosto a Europa Press: “Si esta lista de CDC,
ERC e independientes no obtiene el mismo resultado, como mínimo,
que la suma de CiU y ERC en 2012 (nota: 71 escaños), es evidente que
estamos ante un fracaso político”. En aquel año, CDC acudió a las
elecciones dentro de la federación Convergencia i Uniò, de la que
formaban parte también los democristianos de Unión Democrática de
Cataluña (UDC). En aquellas elecciones, CiU obtuvo 50 escaños y
Esquerra Republicana 21.
El pasado julio UDC rompió su
federación con CDC, por negarse la mayoría de sus afiliados a
seguir la vía independentista adoptada por Mas. Una parte de UDC,
sin embargo, se unió a éstos últimos. En las elecciones de 2012,
dieciséis de los escaños de CiU se atribuían al voto de UDC. Es
posible que parte del electorado tradicional de UDC se pase a Junts
pel Sí, pero no se cree que sea importante, dada la cohesión
ideológica de esta fuerza, en contraste con los violentos vaivenes a
que el liderazgo de Mas ha sometido a CDC desde que adoptó la
agenda independentista, tras el fracaso en su intento de obtener
un concierto económico, al igual que el País Vasco y Navarra.
Se
cree que las expectativas de voto de las fuerzas
independentistas han decrecido a medida que intensificaban su
campaña. Encuestas de primeros de año atribuían a las dos fuerzas
soberanistas principales, CDC y ERC, 67 escaños. La mayoría
parlamentaria se alcanza con 68 diputados. Un sondeo electoral de
NC Report para La Razón, publicado el pasado lunes, daba 56 escaños
a Junts pel Sí. A estos habría que añadir seguramente los que
pudiesen obtener las CUP (3), y posiblemente algunos de los
escaños obtenidos por la coalición Sí se Puede (16), formación en
la que entra Podemos, partido que se ha mostrado equívoco sobre el
derecho a decidir, y aún sobre la autodeterminación, aunque no
ha abrazado la causa independentista.
Las perspectivas
electorales de unos y otros son, pues, muy equívocas, sobre todo
porque frente a las fuerzas independentistas no se ha formado
todavía un bloque de oposición definido. Debe darse por
descontada una coalición que pusiera juntos a PSC y PP. Los
ataques que de todas las fuerzas de izquierdas le llueven a este
partido por haber elegido cabeza de lista a Javier García Albiol - ex
alcalde Badalona a pesar de haber ganado las municipales por
mayoría, aunque insuficiente -, indican que una reconciliación
con la derecha, de cara a formar gobierno parece imposible. En
esa misma línea se sitúa el secretario general del PSOE, Pedro
Sánchez, con respecto al PP nacional: se puede pactar con todos menos
con el PP y Bildu, dijo hace pocas semanas.
Iceta lleva tiempo
acercándose a las otras izquierdas. El 30 de junio declaraba que
“intentaré trabajar por una mayoría de izquierdas con voluntad de
gobierno”, que sea capaz de entenderse con el gobierno.. Ahora
llega la hora de que se acerque al centro. El líder socialista ha
empezado a cortejar a Ciudadanos.
Iceta parte de la base de que “el PSOE ha logrado una centralidad que
le habilita para llegar a acuerdos con otras fuerzas políticas”,
según declaró el pasado sábado. El PSC acaba de pactar con Ciudadanos
la alcaldía de Lérida, recordó el socialista catalán en una
entrevista a Europa Press. Ciudadanos ha hecho lo mismo para permitir
que el PSOE gobierne Andalucía, añadió.
Las antenas de
Ciudadanos en Cataluña desean sintonizar “Radio Iceta”. Inés
Arrimadas, la candidata de Ciutadans a la Generalidad, pidió el
pasado sábado al líder socialista “generosidad” para apoyarle
porque su formación, según espera, será “la primera fuerza no
separatista” después del 27-S.
Queda por ver cuánto tiempo podrá aún Ciudadanos mantener su
declarada posición ‘de centro’.
(*) Periodista
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