jueves, 20 de agosto de 2015

A cinco semanas del 27-S, los frentes electorales siguen abiertos / Antonio Sánchez-Gijón *

El desafío independentista lanzado por Artur Mas, líder de Convergencia, y Oriol Junqueras, líder de Esquerra Republicana, concretado en la plataforma electoral Junts pel Sí, ha puesto a danzar a las otras fuerzas políticas, soberanistas y no soberanistas, al son que ellos querían. El precio a pagar por el elec­to­rado ca­ta­lán, sin em­bargo, es el des­con­cierto y la des­orien­ta­ción, ya que no logra for­marse una idea de qué pro­grama de go­bierno apli­ca­rían los in­de­pen­den­tistas si ga­nasen las elec­ciones al ‘parlament’, una vez hecha la so­lemne y, según di­cen, pa­cí­fica de­cla­ra­ción uni­la­teral de in­de­pen­dencia (DUI) que han pro­me­tido.

La ac­tual es­cena po­lí­tica ca­ta­lana se está ca­rac­te­ri­zando por la tea­tra­lidad de los gestos y dis­cur­sos, como si se tra­tase del en­sayo de una co­media o drama en que los ac­tores aún no se han puesto de acuerdo sobre quiénes serán pro­ta­go­nistas y qué pa­peles de re­parto van a quedar para los otros. Y es que no com­parten un mismo li­breto. De mo­mento, todo pa­rece re­pre­sen­ta­ción, ges­tos, me­lo­drama ges­tual, como un paseo por la pa­sa­rela para pre­sentar mo­delos de in­de­pen­den­cia, o de re­la­ción con el es­tado, o de “encajar en Europa”, y hasta por parte de al­gunos op­ti­mis­tas, el “encaje Cataluña en España”.

El des­con­cierto se pro­paga al mo­mento de pensar qué puede sig­ni­ficar la di­chosa DUI. Hacerla su­pone el re­co­no­ci­miento de que los apa­ratos ad­mi­nis­tra­tivo y eje­cu­tivo de la Generalidad, que ese día se­guiría siendo una ad­mi­nis­tra­ción au­to­nó­mica, de­berán dis­lo­carse res­pecto de los del es­tado, sin que se sepa si éste úl­timo, ha­ciendo como que “aquí no ha pa­sado na­da”, con­sen­tirá que las dos ad­mi­nis­tra­ciones sigan coope­rando en man­tener en fun­cio­na­miento los ser­vi­cios de todo tipo que ges­tionan coope­ra­tiva aunque pro­ble­má­ti­ca­mente: los trenes co­rriendo, las au­to­pistas y ae­ro­puertos abier­tos, los hos­pi­tales ope­rando, la caja de la Generalidad pa­gando las fac­tu­ras, y los bancos dis­pen­sando nu­me­ra­rio, se­guros de que no se verán obli­gados a aplicar mañana por la mañana un co­rra­lito.

Por no ha­blar de que el es­tado, en un ataque de celo res­pecto de sus obli­ga­ciones cons­ti­tu­cio­na­les, quizás ha po­dido para en­tonces ima­ginar el tipo de ac­ción que le co­rres­pon­dería em­pren­der, a la luz del omi­noso pero in­con­creto ar­tículo 155 de la Constitución Española, que le per­mite exigir a la Generalidad “el cum­pli­miento for­zoso de sus obli­ga­cio­nes”.

Como se re­cor­dará, no hace mu­chas se­manas “el pro­cés” era cosa de Convergencia y Unió y ERC. No tardó en ser cosa sólo de Convergencia Democrática y ERC, cuando Unió aban­donó la fe­de­ra­ción que con aquélla man­te­nía. Se tra­taba de un barco sobre cuyo ca­pitán nadie pa­recía dis­puesto a po­nerse de acuerdo, aunque ahí es­taba gorra en mano el ‘president’.

Pero como no es pru­dente echar a na­vegar un barco sin ca­pi­tán, se dio a en­tender que sí, que había uno, cuyo nombre no era pre­ciso men­cionar porque todo el mundo sabía que ocu­paba el cuarto puesto en la can­di­da­tura, es de­cir, un per­so­naje lla­mado Artur Mas. Pero el nú­mero uno de la lista, un tal Raúl Romeva, sabe que en las artes de es­cena “número uno” quiere decir nor­mal­mente “protagonista”, así que con­mo­cionó a los com­pañeros de la fa­rán­dula al decir que no re­co­nocía esa ca­lidad al nom­brado “in pec­to­re”, porque eso no se había acor­dado. Conmoción sí, …, aunque pa­sa­jera. Romeva sí re­co­nocía pocos días des­pués a Mas: sí hubo acuerdo y él es el can­di­dato a la pre­si­dencia de la Generalidad. El barco podía ya em­pezar su sin­gla­dura. A bordo se dis­po­nían a partir CDC, ERC, la Asamblea Nacional Catalana y Omnium Cultural.

Los se­cun­da­rios

 

Otros po­si­bles tri­pu­lantes ha­bían de­cli­nado en un prin­cipio la in­vi­ta­ción a em­bar­car. Ahora que ven al buque presto a zar­par, se lo está pen­sando me­jor. El más re­ciente es la CUP (Candidaturas de Unidad Popular). El ca­beza de lista de esta for­ma­ción, Antonio Baños, acaba de de­clarar (19 de agosto) que “la CUP nunca fa­lla”, y ahí están ellos, “abiertos a la rup­tura con el es­tado es­pañol y la cons­ti­tu­ción de una re­pú­blica ca­ta­la­na”. De en­trada no in­ves­tirán a Mas, pero se sen­tarán a la mesa con él cuando forme go­bierno, para ver “cuáles son sus pro­pues­tas”.

Esto es lo malo del “procés”, que hay que es­perar a que se con­sume la vic­toria del can­di­dato ‘in pec­tore’ para ver en de­talle qué se pro­pone hacer y cómo.

Otro po­sible can­di­dato a em­barcar es Catalunya Sí que Es Pot . CSEP pa­recía pensar al prin­cipio que ésta no era su sin­gla­dura, sino la propia de un cru­cero de aven­turas de la bur­guesía ca­ta­lana. Pero ahora está dis­puesta a acom­pañar con su propia carta de na­ve­ga­ción parte de la sin­gla­dura tra­zada por Mas. Su ma­niobra con­siste en en­cajar en ‘el pro­cés’ el ‘pacto fis­cal’ para Cataluña, tal como pro­pone Podemos; más pre­ci­sa­mente Íñigo Errejón, seña­lado de modo ex­preso por Lluis Rabell, líder de la for­ma­ción ca­ta­lana.

Sobre esto no habrá acuerdo puesto que el pacto fiscal es algo ya re­cha­zado por los del ‘otro bar­co’. Pero CSEP sí apo­yará, dice Rabell, que “en un plazo ra­zo­nable y corto” se ce­lebre la con­sulta sobre la se­pa­ra­ción o no de Cataluña y España, en coin­ci­dencia en esto con los del ‘proces’, que han pro­me­tido re­frendar su se­pa­ra­ción de España una vez hayan desa­rro­llado, como es­pe­ran, las lla­madas ‘estructuras de es­ta­do’. Así que no se debe des­cartar que CSEP haga tras­bordo al trans­atlán­tico se­pa­ra­tista en una es­cala fu­tura.

Pero como suele ocu­rrir con los es­ce­na­rios de tea­tro, tam­bién éste se abre de lado y lado para que en­tren y salgan los per­so­na­jes. Quién sabe, Podemos puede en­trar en es­ce­na,en cual­quier mo­mento. Errejón fue muy ex­plí­cito: “No que­remos que os va­yáis - dijo el pa­sado martes re­fi­rién­dose a los ca­ta­lanes -, pero que­remos que esta de­ci­sión la to­méis vo­so­tros”.

Pero aparte de en­tradas por el foro, en la me­cá­nica po­lí­tica tam­bién hay vasos co­mu­ni­can­tes. A pesar de que Errejón ‘concede’ el de­recho de au­to­de­ter­mi­na­ción a los ca­ta­la­nes, no hay razón para que los que no lo con­ceden se en­faden con él. Es el caso de Miquel Iceta, se­cre­tario ge­neral del PSC, que no hace mu­chos días ab­juró de ese su­puesto de­recho de los ca­ta­la­nes, pero acaba de decir que “me gus­taría estar con Podemos, pero sobre todo con aque­llos par­tidos que aporten so­lu­ciones con­cretas a Cataluña”.

Está a punto de le­van­tarse el telón del 27 de sep­tiem­bre, y aún mu­chos no lo­gran poner punto final al guion.


(*) Periodista


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