martes, 11 de agosto de 2015

El régimen chavista se hunde en una crisis social sin salir de la económica / Antonio Sánchez-Gijón *

Con la aproximación a las elecciones parlamentarias del próximo 6 de diciembre, el gobierno venezolano incrementa los preparativos sociales, judiciales y policiales que considera necesarios para la supervivencia del régimen bolivariano fundado por Hugo Chávez y presidido por su sucesor Nicolás Maduro. El sábado 8 de agosto prestaron juramento los 167 candidatos del llamado Gran Polo Patriótico, la coalición oficialista para renovar la asamblea nacional.

Este Polo se formó por pri­mera vez para las elec­ciones a la asam­blea de 2012, cuando aún vivía Hugo Chávez. Maduro se preció de que “no hay can­di­datos fuera de las lis­tas, (es la) pri­mera vez que vamos a las par­la­men­ta­rias con una sola lista de can­di­da­tos”. El ré­gimen cierra filas ante los desafíos que se le pre­sentan en todos los ór­de­nes: el eco­nó­mico, el po­lí­tico, el so­cial y el in­ter­na­cio­nal.

El pre­si­dente de la asam­blea na­cio­nal, Diosdado Cabello, de­claró ese mismo día que había que pro­fun­dizar las ac­ciones “contra la guerra eco­nó­mica” que según él las fuerzas de la de­recha le están ha­ciendo al pueblo ve­ne­zo­lano. Al margen de esta “guerra”, Venezuela está so­por­tando las con­se­cuen­cias de haber adop­tado como es­tra­tegia de desa­rrollo la de­pen­dencia res­pecto de los in­gresos por la venta de hi­dro­car­bu­ros, que hasta hace menos de un año le per­mi­tían man­tener una eco­nomía y unos gastos so­ciales al­ta­mente sub­ven­cio­na­dos, con un fuerte con­trol po­lí­tico del cambio de la mo­neda.

Venezuela está su­friendo una pro­funda re­ce­sión de­bido al rá­pido des­censo del precio del pe­tró­leo, con efectos graves sobre una eco­nomía y unas es­truc­turas pro­duc­tivas in­fra­de­sa­rro­lla­das. En el plano po­lí­tico, el pro­blema del go­bierno es cómo ir a unas elec­ciones par­la­men­ta­rias con mu­chos de los lí­deres de la opo­si­ción en la cár­cel, y otros im­pe­didos de re­tornar a Venezuela por pro­ce­di­mientos ad­mi­nis­tra­tivos abiertos contra ellos, al haber con­tra­ve­nido dis­po­si­ciones gu­ber­na­tivas no ava­ladas por ga­ran­tías pro­ce­sa­les.

Silencio de los go­biernos la­ti­noa­me­ri­ca­nos

Miguel Henrique Otero, pre­si­dente editor de El Nacional, que se halla en el exi­lio, es­tima que en Venezuela hay se­tenta presos po­lí­ti­cos, entre ellos el al­calde de Caracas Antonio Ledezma “sin que medie ni un papel ni una or­den”, así como uno de los lí­deres de la opo­si­ción, Leopoldo López. Además, 2.000 per­sonas “están en ré­gimen de pre­sen­ta­ción” ante las au­to­ri­da­des. El Nacional mismo es víc­tima de las me­didas del ré­gi­men, que le priva del su­mi­nistro de pa­pel, y éste debe re­ci­birlo “gracias a la in­creíble so­li­da­ridad de pe­rió­dicos la­ti­noa­me­ri­canos que creen en el re­greso de la de­mo­cracia a Venezuela”.

En el plano so­cial, el pro­blema pro­viene del ma­sivo des­abas­te­ci­miento de pro­ductos bá­si­cos, que da lugar a colas in­ter­mi­na­bles ante los co­mer­cios in­ter­ve­ni­dos, con el re­sul­tado de de­sór­denes pú­bli­cos, asalto a vehículos de trans­portes de bienes de con­sumo, y un flo­re­ciente mer­cado negro de las mer­can­cías que desde los abastos ofi­ciales pasan de con­tra­bando a Colombia, para be­ne­ficio de los co­lom­bia­nos, que pagan me­jores pre­cios por unos pro­ductos que ya salen de Venezuela fuer­te­mente sub­ven­cio­nados por el go­bierno, en su afán de man­tener la línea ideo­ló­gica de “todo por el pue­blo”.

El go­bierno afronta el es­tan­ca­miento del mer­cado con “operativos a cielo abier­to”, para llevar a las ca­lles y tiendas “la ca­nasta bá­sica a pre­cios jus­tos”. Desde enero a julio el nú­mero de “operativos” ha sido casi de 29.000. La ins­ti­tu­ción gu­ber­na­mental Misión Alimentación atiende al 65% de la po­bla­ción, unos 19 mi­llones de per­so­nas, a través de más de 22.000 puntos de abas­te­ci­miento ra­cio­nado en todo el país.

En el plano in­ter­na­cio­nal, au­to­ri­dades po­lí­ticas y de se­gu­ridad del ré­gi­men, como el vi­ce­pre­si­dente Cabello, han sido ob­jeto en los úl­timos meses de in­for­ma­ciones que les in­cri­minan de estar li­gadas al trá­fico de nar­có­ti­cos.

Algunos de ellos tienen causas cri­mi­nales abiertas por la Drug Enforcement Administration de los Estados Unidos. Problema de mayor in­quietud para el ré­gimen es el res­ta­ble­ci­miento de re­la­ciones di­plo­má­ticas entre Washington y La Habana, lo que deja a Caracas sin el dis­frute de su po­si­ción pri­vi­le­giada en el eje an­ti­im­pe­ria­lista hasta ahora li­de­rado por los Castro. El go­bierno ha ac­ti­vado en los úl­timos meses la reivin­di­ca­ción his­tó­rica sobre la re­gión de Esequibo (160.000 km2), la parte oc­ci­dental de la República Cooperativa de la Guayana.

El ré­gimen se be­ne­ficia de la falta de vo­luntad de las na­ciones la­ti­noa­me­ri­canas para de­nun­ciar las prác­ticas an­ti­de­mo­crá­ticas y au­to­ri­ta­rias del ré­gi­men, por miedo a la des­es­ta­bi­li­za­ción de un país en rá­pido de­clive so­cial, con lo que las pre­siones de los Estados Unidos sobre Caracas apenas en­cuen­tran eco en el con­ti­nente. De todos mo­dos, Washington no tiene mejor op­ción que dejar que el ré­gimen bo­li­va­riano llegue al ago­ta­miento de sus re­cursos eco­nó­micos y po­lí­ti­cos, y quede su­mido en la inope­ran­cia.

“Plan arra­sa­dor” y de­clive del ré­gi­men

El go­bierno tiene como uno de sus ar­gu­mentos para la pró­xima cam­paña elec­toral “la lucha contra el ba­cha­queo”, esto es, contra el con­tra­bando, al que se señala como el cul­pable del des­abas­te­ci­miento. Se es­tima que entre el 15 y el 20 por ciento de la pro­duc­ción na­cional se desvía a este mer­cado ne­gro, que cuenta con la com­pli­cidad tanto de grupos cri­mi­nales como de per­sonas alle­gadas al ré­gi­men, aparte de cons­ti­tuir una ac­ti­vidad de “empresariado in­for­mal”.

Maduro pro­metió hace unos días lanzar “un plan arra­sa­dor” que “triturará las ma­fias que di­rigen el con­tra­bando que afecta la eco­nomía del pueblo ve­ne­zo­la­no”. Mientras el pre­si­dente seña­laba a “los pe­lu­co­nes” como los res­pon­sa­bles de esa ac­ti­vi­dad, Cabello ase­gu­raba que de­trás del ba­cha­queo “está la fuerza de la bur­gue­sía”.

La me­dida más obvia contra la es­casez y el con­tra­bando, esto es, la li­bertad de co­mer­cio, no se la puede per­mitir el go­bierno de cara a las elec­cio­nes, puesto que ini­cial­mente su­pon­dría la ele­va­ción de los pre­cios, aparte de que los prin­ci­pios de la re­vo­lu­ción so­cia­lista bo­li­va­riana per­de­rían lustre po­pu­lista. Los in­di­ca­dores eco­nó­micos bá­sicos mues­tran la rá­pida re­duc­ción de las op­ciones del ré­gi­men, que le re­ducen a adoptar una es­tricta ac­titud de­fen­siva a la vista del des­con­tento so­cial y el agra­va­miento de las con­di­ciones de vida, que se re­fleja en una in­fla­ción del 62,2% en 2014 y otra es­ti­mada para este año del 51,6%.

La mo­no­de­pen­dencia de Venezuela res­pecto del pe­tróleo está lle­gando al lí­mite de su po­ten­cia­li­dad, de­bido al des­censo de los in­gre­sos, que hoy son al­re­dedor de la mitad que hace un año. El 90% de los in­gresos de Venezuela por su co­mercio ex­te­rior pro­ceden del pe­tró­leo.

En lo que va de año, se es­tima que el PNB de­creció en 1%. El del año pa­sado fue de tres puntos ne­ga­ti­vos. El ar­ti­fi­cioso sis­tema de abas­te­ci­miento y con­trol de pre­cios pro­dujo un dé­ficit fiscal de 14,1% en 2014 y se es­tima que el de este año será del 14,9%. El ré­gimen so­bre­vive eco­nó­mi­ca­mente porque su ba­lanza por cuenta co­rriente re­gistró un su­pe­rávit del 7,5% en 2014, y se es­tima uno de 6,3% para 2015, aunque se ig­nora qué deuda ex­te­rior su­ple­men­taria po­dría atri­buirse a Petróleos de Venezuela.

En con­clu­sión, el agra­va­miento de la eco­nomía de­bi­li­tará el es­tado asis­ten­cial creado por el cha­vismo, lo que ame­naza la paz so­cial. La pér­dida de cre­di­bi­lidad del ré­gimen pone en pe­ligro su fu­turo po­lí­tico. El alto grado de au­to­ri­ta­rismo que le ca­rac­te­riza se in­ten­si­fi­cará, muy pro­ba­ble­mente, en los pró­ximos me­ses. Y como re­flejo au­to­de­fen­sivo de los sec­tores du­ros, no se des­carta la for­ma­ción de una fuerte opo­si­ción a Maduro entre las filas del cha­vismo, por su apa­rente in­ca­pa­cidad de con­trolar el de­clive. (Parte de los datos es­ta­dís­ticos pro­ceden de Coface for Safer Trade).

(*) Periodista

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