Se queja el portavoz de Ciudadanos, Miguel Sánchez,
del maltrato del Gobierno central a la Comunidad en el proyecto de
Presupuestos Generales del Estado, y exige al presidente del Gobierno
regional, Pedro Antonio Sánchez, que se haga menos fotos con ministros y logre más resultados concretos para la Región.
El dirigente de C's es nuevo en la alta política regional, lo que le permite aportar cierta dosis de espontaneidad y aires frescos, a la vez de una alta carga de ingenuidad. Murcia es una pequeña comunidad uniprovincial con escaso peso en Madrid y los dirigentes regionales se arrugan al pasar Hellín cuando los líderes nacionales son del mismo color.
Ciudadanos, con su pacto con los populares, facilitó la presidencia a Pedro Antonio Sánchez, tras la dimisión de los cargos imputados y la firma de un documento conjunto de 43 puntos. De vez en cuando entre ellos se van pisando la manguera, como en el caso de las prácticas de los futuros estudiantes de Medicina en los hospitales públicos, porque las Generales están a la vuelta de la esquina y ambos compiten por el mismo segmento electoral. Del pacto no se ha creado o desarrollado una comisión de seguimiento, que abarcaría exclusivamente el cumplimiento de los 43 puntos, con balance de cuentas periódicas por ambas partes. Es para lo único que sirve el documento, y todo lo demás, como dicen en Canarias, es «leche manchanga».
El ciudadano Miguel, en el Debate de Investidura, afirmó que su partido tenía vocación de oposición y que el documento no era un cheque en blanco. Quizás aún no ha rumiado bien su justo protagonismo en el proceso de constitución de la Asamblea y en la regeneración democrática obligada de los populares murcianos, porque en alguna medida se cree un poder fáctico en la sombra con la llave para poder quitar el presidente con la amenaza de una posible moción de censura. Y un presidente no puede, o no debe estar, secuestrado políticamente por un grupo de cuatro diputados.
El dirigente de C's es nuevo en la alta política regional, lo que le permite aportar cierta dosis de espontaneidad y aires frescos, a la vez de una alta carga de ingenuidad. Murcia es una pequeña comunidad uniprovincial con escaso peso en Madrid y los dirigentes regionales se arrugan al pasar Hellín cuando los líderes nacionales son del mismo color.
Ciudadanos, con su pacto con los populares, facilitó la presidencia a Pedro Antonio Sánchez, tras la dimisión de los cargos imputados y la firma de un documento conjunto de 43 puntos. De vez en cuando entre ellos se van pisando la manguera, como en el caso de las prácticas de los futuros estudiantes de Medicina en los hospitales públicos, porque las Generales están a la vuelta de la esquina y ambos compiten por el mismo segmento electoral. Del pacto no se ha creado o desarrollado una comisión de seguimiento, que abarcaría exclusivamente el cumplimiento de los 43 puntos, con balance de cuentas periódicas por ambas partes. Es para lo único que sirve el documento, y todo lo demás, como dicen en Canarias, es «leche manchanga».
El ciudadano Miguel, en el Debate de Investidura, afirmó que su partido tenía vocación de oposición y que el documento no era un cheque en blanco. Quizás aún no ha rumiado bien su justo protagonismo en el proceso de constitución de la Asamblea y en la regeneración democrática obligada de los populares murcianos, porque en alguna medida se cree un poder fáctico en la sombra con la llave para poder quitar el presidente con la amenaza de una posible moción de censura. Y un presidente no puede, o no debe estar, secuestrado políticamente por un grupo de cuatro diputados.
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