lunes, 17 de agosto de 2015

Grecia y Cuba / Pablo Sebastián *

No ha estado fina, sino todo lo contrario, la diplomacia española con respecto a las relaciones de España con Grecia y Cuba en los últimos meses. Con Grecia porque el Gobierno de Rajoy se entrometió en el referéndum griego jugando a perdedor, y después de haber dicho en mas de una ocasión que si Grecia no aceptaba todas las condiciones de la UE -y sobre todo las de Alemania- debería abandonar le euro. La bronca actitud de Madrid con Atenas le costó después la perdida de la presidencia del Eurogrupo a la que aspiraba el ministro De Guindos y que volvió a conseguir el ministro de finanzas holandés.

Ahora, esta misma semana, será el Congreso de los Diputados español el que ratifique el apoyo de España al tercer rescate de Grecia que nos va a costar a los españoles un buen dineral y que Rajoy ofrecerá a regañadientes porque, aun haciendo concesiones, todo apunta a que Tsipras conseguirá los 86.000 millones de euros del tercer rescate, lo que le garantiza al gobierno de Atenas y los griegos una amplia zona de estabilidad. Y también al euro en estos tiempos de permanente oscilación en el campo monetario como lo hemos visto recientemente con el Yuan chino.

En el caso griego España se puso a las órdenes de Merkel -creyendo que así se garantizaba la presidencia del Eurogrupo- y se equivocó visto lo ocurrido con De Guindos. Además de haber corrido un alto riesgo porque si los griegos hubieran sido expulsados del euro las consecuencias para España y países como Portugal, Irlanda e Italia hubieran sido desastrosas. Sobre todo si en España se confirma la inestabilidad política que se anuncia tras el presente curso electoral en ciernes.

El segundo gran error de la política exterior española de los últimos meses ha sido el proceso de normalización diplomática entre los Estados Unidos y Cuba, en el que España debió haber participado en su gestación junto a las embajadas de Canadá y el Vaticano. Pero no solo no fue así sino que, previamente, existió en enfriamiento de las relaciones de Madrid y La Habana que acabaron con el boicot de Cuba a la Cumbre Iberoamericana de Veracruz, y esta ausencia provocó otras en cadena de Brasil, Argentina y Venezuela, entre otros países.

Pero incluso después de la reapertura del diálogo entre Barack Obama y Raúl Castro en la Cumbre de las Américas de Panamá, el gobierno de Rajoy aún no ha reaccionado con Cuba mientras el debate avanza en los EEUU y anuncia que poco a poco se abrirán las fronteras y empezará a decaer el embargo que se mantiene sobre la isla. Asunto que ya preocupa y mucho a los empresarios españoles con presencia en Cuba y que debe preocupar al propio Gobierno de España, que ya ha perdido por dos veces el vuelo de Madrid a La Habana.

Un asunto difícil en tiempos electorales españoles que ha permitido que tanto la UE como Francia se adelanten a España con importantes visitas a la isla de Cuba, la que nunca ha visitado oficialmente un Rey de España. Lo que pueda que ocurra una vez que el Rey Felipe VI concluya su visita, en septiembre, a los EEUU donde se va a entrevistar con el presidente Obama y donde Cuba, sin duda, saldrá durante la conversación entre ambos mandatarios.

Pero lamentablemente todo anuncia a que el relanzamiento de la relación de España con Cuba no llegará de la mano de este Gobierno sino del nuevo que salga de las elecciones generales y ya a partir de los primeros meses de 2016. Quizás demasiado tarde, aunque estamos convencidos de que la normalización de esas relaciones se llevará a cabo al inicio de la próxima legislatura aunque ya se verá con qué Gobierno que en todo caso no será de exclusiva mayoría del PP.

(*) Periodista 


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