El desafío secesionista catalán les está marcando la agenda política a
los primeros dirigentes del PP y del PSOE que saben lo mucho que se
juegan en las elecciones plebiscitarias del 27-S en Cataluña. Las que se
han convertido en el preámbulo de los comicios generales del otoño y en
palanca de reformas como las relativas al capitulo territorial de la
Constitución Española.
Tarde llega Rajoy al debate imparable de la reforma de la
Constitución, pero finalmente se acerca a esa lógica cita política que
va a marcar la próxima legislatura 2016-2020, con reformas inevitables
que van del ámbito territorial, al derecho de la mujer a la sucesión del
trono y otras de suma importancia como las que deberían garantizar la
separación de los poderes del Estado –quizás con el modelo de una
Monarquía de corte presidencialista- y por supuesto la reforma de la ley
electoral.
Rajoy se declara abierto a negociar la reforma de la Carta Magna
entre otras cosas porque sabe que no alcanzará la mayoría absoluta y que
el PP deberá pactar con Ciudadanos o con el PSOE, o con los dos si de
lo que se trata es de escenificar un periodo constituyente. Y ya sabe
que tanto Albert Rivera como Pedro Sánchez están a favor de esa reforma
constitucional y podrían acordar una coalición entre ambos si el PP
insiste en que todo se quede como está en el ámbito constitucional.
El presidente pues rectifica, mientras su primer adversario y líder
de los socialistas, Pedro Sánchez, se acaba de llevar otro sofocón a
causa de las últimas declaraciones de su compañero catalán y dirigente
del PSC Miquel Iceta. El que anunció el apoyo de los concejales del PSC a
Ada Colau en el ayuntamiento de Barcelona, e hizo una oferta de pactos a
ERC de cara a formar un gobierno progresista en Cataluña después de las
elecciones autonómicas del 27-S.
Dos movimientos del PSC hacia la izquierda de Podemos y de ERC en
Cataluña que han desconcertado a la máxima dirección del PSOE en un
tiempo en el que Pedro Sánchez se había envuelto en la bandera de España
y parecía tranquilo una vez que el PSC había renunciado al ‘derecho de
autodeterminación’ para competir con Ciudadanos y Unió por el centro de
la política. Pero ahora resulta que Iceta ha querido también hacer otro
gesto en la izquierda y finalmente ha provocado la mayor confusión en la
alta dirección del PSOE.
Mientras el PSOE no presente sus propias siglas en Cataluña el
partido que ahora lidera Pedro Sánchez no saldrá del cúmulo de problemas
y de contradicciones que les ha acarreado el PSC. Primero con Pascual
Maragall y José Montilla y después con el inefable José Luis Rodríguez
Zapatero con el Estatuto catalán que pactó con Mas en menoscabo de la
nación española de la que Zapatero dijo que era ‘discutida y
discutible’.
Lamentablemente esa desafortunada frase de ZP es la que se va a poner
en entredicho en la cita catalana del 27-S. Donde, dicho sea de paso,
mas de uno se va a llevar una sonada sorpresa y puede que aquí incluidos
los mas notorios sectores nacionalistas de la burguesía y el
empresariado de Cataluña que ya han roto CiU apoyando la locura
independentista de Artur Mas y que acabarán por colocar a ERC al frente
de la Generalitat, en una coalición con Podemos, CUP y PSC.
Los comicios catalanes de septiembre se han convertido en una ruleta
rusa para todos los que compiten en ellos, y para algunos –como los de
Podemos y Ciudadanos- en un trampolín para saltar hacia la batalla de
las elecciones generales y recuperar distancias con el bipartidismo del
PSOE y del PP. Los que andan desconcertados ante la cita electoral del
27 de septiembre que está al llegar.
(*) Periodista
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