martes, 18 de agosto de 2015

El “ladrillo” mejora pero sin burbuja / Primo González *

Los indicadores inmobiliarios siguen dando cifras al alza, la actividad está en trance de recuperación tras siete años de decadencia y ajuste. El dinero está llegando de forma incluso masiva al sector, aunque se podría decir que una parte de las primeras avalanchas es dinero altamente especulativo, que se puede ir casi con la misma velocidad con la que ha llegado. Pero la clientela final, la de los particulares que compran viviendas y la de las empresas que adquieren espacios para desarrollar su actividad están dotando al sector de un dinamismo creciente. También está en alza la inversión en terrenos y en actividades de promoción.

Es básico para la economía en general que el sector inmobiliario recupere el pulso, aunque enseguida hay que decir que nadie desea un regreso a las locuras de hace siete años, cuando las inversiones alcanzaron cifras insólitas y el grado de especulación se situó muy por encima de lora razonable. Aquellos desafueros los hemos estado purgando durante siete años. La caída drástica de la actividad constructora arrastró a amplios sectores de la industria española, ya que la construcción es una actividad de síntesis, que tira de la demanda de otras muchas actividades, desde la fabricante de materiales de construcción hasta la de electrodomésticos pasando por la industria del aluminio y la de la madera, por citar apenas dos de las más representativas. Muchas industrias han quebrado en estos sectores durante los últimos años, algunas de ellas situadas en localidades pequeñas de la periferia de las grandes ciudades, como consecuencia de ese desfallecimiento drástico de la actividad constructora. Algunas empresas industriales han logrado sobrevivir gracias a su capacidad exportadora, pero otras muchas se han quedado en el camino.

Ahora, la situación se está volviendo mejor, parece dotada de mayor credibilidad, los precios de los inmuebles han caído de forma conveniente para acercar sus niveles a los de la demanda, que está resurgiendo con cierta intensidad. Este año se estima que el número de viviendas cuya construcción se va a iniciar será de 45.000. Los visados para construcción de nuevas viviendas aumentaron el año pasado, aunque fuera modestamente, pero lo hicieron tras siete años de descensos continuados. Hay que recordar que en el año 2006 se contabilizaron unos 910.000 visados de construcción, cifra completamente disparatada, muy alejada de las posibilidades reales y de las necesidades normales del mercado español. Aquello fue el delirio que dio paso a una crisis drástica, la caída casi al abismo, de la que el sector ha tardado unos años en recuperarse. En el año 2007 se terminaron unas 640.000 viviendas. El pasado año unas 47.000. La distancia es abismal, pero la de este último año muestra ya una cierta recuperación sobre el ejercicio inmediatamente anterior.

Lo que está sucediendo en el año 2015 parece orientarse hacia derroteros más aceptables. El número de hipotecas aumentó en junio pasado un 19% sobre el mismo mes del pasado año y la cuantía media de las hipotecas ha sido un 7,5% superior a la de junio del pasado año. Las ventas de pisos aumentaron en junio un 19% sobre el mismo mes del año 2014. Todavía estamos un poco alejados de las cifras que podrían calificarse de normales, y desde luego muy lejos de las correspondientes a la etapa álgida de la burbuja, que difícilmente volverán, pero el sector mejora y lo hará más sólidamente en la medida en que mejore el empleo y se incremente el número de nuevas unidades familiares.


(*) Periodista y economista


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