sábado, 8 de agosto de 2015

Carta abierta / Joaquín Sánchez *

A raíz de lo ocurrido en la ocupación por parte de algunos miembros de la PAH en el BBVA de El Palmar hay gente que me pregunta ¿qué vais a hacer? Mi respuesta es seguir luchando con la gente y por la dignidad humana. Seguidamente suelen preguntar si no tenemos miedo y mi respuesta es que sí y que estoy preocupado y lleno de incertidumbre y que a veces me cuesta dormir y mi carácter se ha entristecido con el paso del tiempo, aunque mantenemos la esperanza y la alegría. 

Tengo miedo ¡cómo no lo voy a tener! Pero ese miedo no impide que sigamos luchando por nuestro país, con la gente de nuestros pueblos, buena gente, luchadora, trabajadora, que no han vivido por encima de sus posibilidades, sino que nos han engañado y estafado por encima de nuestras posibilidades y en cambio, somos solidarios por encima de nuestras posibilidades. En nuestro país hay mucha gente honrada, honesta y buena. Y, a esta gente se le arrebata el trabajo, la tierra, el techo, la dignidad y un medio ambiente adecuado.

Otra pregunta que me hacen es ¿por qué sigues luchando? ¿No estás cansado y agotado? Personalmente, por mi fe en el Dios de Jesús, por esa lucha compartida con gente de otras creencias e ideologías que nos queremos y nos apoyamos y queremos frenar que Europa se convierta en un mero supermercado y no es ningún desvarío, nos quieren convertir en mercancía desechable, no somos ciudadanos con obligaciones y derechos, sino clientes. Sigo luchando porque estoy cansado de escuchar llantos, de ver lágrimas que brotan a madres que te dicen que no puedan dar pecho a sus hijos porque están desnutridas y no pueden comprar leche de farmacia y compran leche normal que hacen que esas criaturas se pongan malas y si no preguntar a los pediatras. 

Estoy cansado de ver a trabajadores con hernias de disco que no piden la baja porque saben que van a ser despedidos o mujeres que cuando se quedan embarazadas no se les renueva el contrato o son despedidas por cualquier excusa y con la reforma laboral sale muy barato destruir vidas y eso lo hacen muchos empresarios que se declaran católicos y sus amigos de los obispos diciendo que hay que tener unos cuantos niños. Estoy cansado de ver a jóvenes que les han arrebatado el futuro y toda esperanza y que su único refugio es el alcohol, y el sexo por el sexo, estoy cansado de oír a gente decir que no le importa la vida, mientras oigo de fondo el telediario donde los políticos cómplices se regodean de esa gran mentira que es la recuperación, que no es otra cosa que los grandes capitalistas sigan aumentando sus cuentas de resultados, a base de bajar salarios y crear condiciones laborales inhumanas. Estoy cansado de ver a niños que su infancia se ha convertido en una etapa de dolor y de ver mayores sin una vejez de calidad, que les permita morir en paz.

Sabemos y somos conscientes de que ha cambiado el Código Penal y se ha aplicado la Ley mordaza desde el 1 de julio, pero tenemos un gran compromiso moral y ético con los derechos, no nos vamos a dejar pisotear nuestros derechos y libertades, porque está en juego una vida con vida o una vida sin vida, que sólo nos quede la supervivencia. La ONU ha instado al Gobierno español a retirar estas leyes por atentar contra los Derechos Humanos. Vamos a respetar a las fuerzas de orden público y a los jueces y fiscales, lo digo de todo corazón, no tengo nada contra ellos, sólo respeto, pero a la misma vez tengo que decir que vamos a desobedecer desde la no violencia porque no quiero vivir sin libertad, sin justicia y sin fraternidad. 

Los políticos quieren que los problemas se conviertan en problemas de orden público, que haya enfrentamientos y violencia, mientras ellos están en sus despachos confortables y protegidos. Por eso, pido a las fuerzas de Orden Público que no caigan en la tentación de 'dar goma' y a los que protestamos que no caigamos en la tentación de arrojar objetos y pronunciar insultos o frases hirientes por muy ingeniosas que sean. El Estado está utilizando la razón de la fuerza y de lo legal, nosotros estamos utilizando la fuerza de la razón y de la moral. Pido a los jueces y fiscales que nos entiendan, la gente que ocupa bancos son gente buena, solidaria, que quieren que las familias vuelvan a recuperar sus vidas y poder dar un futuro en condiciones a sus hijos. Estamos muy cansados de la avaricia, de la codicia, de la arrogancia, la prepotencia de los banqueros, esos que dictan las leyes y la firma el gobierno.

Quiero un mundo donde la gente tenga lo mínimo para que cada día le sonría. Vamos a seguir ocupando bancos, edificios públicos y vamos a poner pegatinas, no como un acto de provocación, sino como expresión de compromiso con la gente de Murcia, España, de Europa y de los demás continentes, porque me considero ciudadano del mundo y me gustaría que la gente de España, esa buena gente que hay por tantos rincones de nuestro país, pueda ver el futuro con ilusión y un mínimo de certidumbre y pueda morir sabiendo que sus hijos y sus nietos van a tener una vida decente. Nuestro país está conquistado por Alemania, como toda Europa, sí, por Alemania, ese país que perdió dos guerras mundiales, no tengo nada contra los alemanes, pero no soy un alemanizado como son nuestros banqueros y políticos cómplices siempre a la sombra del poder. Ahora se conquista países a través de la economía. Quiero un país libre, en paz, en justicia, que sabe dialogar y sabe perdonarse.

Me gustaría que nuestros obispos alzaran su voz en contra de las causas del sufrimiento de su gente, porque las personas necesitan su voz y creo que todavía no lo han descubierto ¿tan ciego estáis? Si vais a actos oficiales ¿por qué no vais a parar algún desahucio o participar en alguna manifestación por la justicia o en elaborar documentos de apoyo a los empobrecidos? Les insisto, la gente les necesita a su lado, no tarden mucho, porque nuestras iglesias se van a quedar vacías, aunque tengamos dinero en los bancos.

Quiero ser feliz, disfrutar de la vida, saborear los momentos buenos y aceptar los momentos malos. Antes había amigos que me invitaban a sus casas, ahora hay menos porque su economía no se lo permite y sufren por ello. La felicidad es un derecho, al igual que la dignidad, por eso, pido a la gente que no les dé vergüenza su situación, sino que luche y se organice, que a la gente que ya está luchando no le amedrente los cambios legales, que los sindicatos recuperen su autoestima sindical y su compromiso con los trabajadores y que se levanten con orgullo y no sigan arrodillados a los dictados de los gobiernos de turno y de los grandes empresarios. Necesitamos a los sindicatos, a todos los sindicatos. Que los partidos políticos estén al servicio del bien común, v que protejan y defiendan a sus ciudadanos.

No sé cuál será el futuro que nos depara, pero tengo claro que en ese futuro tenemos que caber todos, sin excepción.

(*) Sacerdote  y miembro de la PAH

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